Parte 15

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A la orilla del río...

Ambos jóvenes se estaban preparando para llegar a un lugar seguro.

Al ver el vestido rasgado de Sefora, Selcius se quita parte de su armadura y le logra hacer un atuendo para cubrir más su cuerpo.

Desde el bosque...

Los tres hombres vikingos, habían logrado ver desde lo lejos, a los dos jóvenes que estaban saliendo de los límites del río.

Del coraje infinito que tenía, Marfol suelta un profundo grito de guerra y los tres comienzan a cabalgar hacia sus objetivos.

En ese momento que escuchan el grito, Selcius y Sefora, voltean rápidamente a ver hacia la dirección que provenía y es ahí donde ven acercarse a toda velocidad, a los hombres.

Ambos se asustan y al verse sin transporte, comienzan a correr entre los árboles para tratar de escapar.

En ese momento, uno de los vikingos les lanza una flecha pero falla, aunque esto fue tomado como oportunidad ya que el ermitaño toma la flecha, y la regresa hacia sus atacantes, pero éste si logra acertar dándole en la cabeza a uno de los vikingos.

Ahora solo los perseguían dos de ellos, pero aún así seguían siendo una amenaza para ambos jóvenes.

Sin mucha dificultad, los dos vikingos alcanzaron su objetivo y Marfol logra sujetar a Sefora por su largo cabello, esto hace que Selcius se regrese para defenderla pero el otro vikingo se lo impide, atacandolo con una espada.

Así ambos comienzan a batallar, pero Selcius lleva desventaja ya que su oponente está sobre su caballo. En un rápido movimiento, el ermitaño utiliza un árbol para frenar el golpe de la espada de su atacante  y con su espada, le corta una pierna al vikingo.

Al sentir esto, el guerrero comienza a gritar de dolor y rápidamente Selcius corta la montura y hace caer al jinete y ya en el suelo, le da un fuerte golpe en la cabeza con el mango de la espada y le da muerte.

En cuanto termina con su oponente, el joven busca rápidamente con su mirada a la princesa y en cuanto la enfoca, continúa.

Ahora su objetivo era, asesinar a Marfol.

El ex líder de un gran grupo de vandidos, había caído ante la obsesión de poseer a una mujer.

Marfol había logrado subir a Sefora al caballo, pero ella luchaba y pataleaba para defenderse. Esto hace que él se desespere y le de un golpe en la cabeza para noquearla. Después, comienza a alejarse con su botín.

El joven al verlos irse, se regresa rápidamente por el caballo y comienza a seguirlo sin descanso.

Selcius estaba exhausto, tenía sangre pos todos su cuerpo y muchas heridas. Pero aún así, no se rendía y seguía enfocado.

Tras varios minutos de persecución, el joven logra divisar a Marfol y prepara el arco con su flecha, lanza y asierta en el hombro del vikingo. Esto lo hace perder el equilibrio del caballo y ambos se caen, mientras que el corsel se marcha galopando.

En cuanto los alcanza, Selcius se baja del equino y prepara nuevamente el arco para disparar. Pero por la posición en la que cayeron, no estaba seguro de disparar ya que podía darle a Sefora.

En ese instante, Marfol se levanta y con la princesa en brazos, usándola de rehén, camina de espaldas sin soltarla y sin quitarle la mirada a Selcius.

-Ja, ja, ja, ja, ja.... No puedo creer que de verdad seas tu!! - rompe el silencio.

Selcius solo se le quéda viendo sin dejar de apuntar con el arco.

-Que vas hacer!? Matarme!? Porque no dices nada!!! - se fastidia.

En ese momento, Selcius baja el arco y se descubre la garganta, dejando ver su cicatriz. Es ahí donde lo recuerda. El día que Marfol le dio el golpe con la espada, con intenciones de cortarle la cabeza y que cayera al mar, había fallado. Aunque el corte fue profundo, no logró penetrar en ninguna vena o arteria principal y su único efecto negativo fue hacia su voz.

Al ver esto, Marfol se empieza a reír.

-Ahora eres... Mudo!? Ja, ja, ja, ja.... Un infeliz mudo!!!? - se burla. - No te preocupes... Esta vez si te cortarme la cabeza!!- grita.

En ese momento, se lanza corriendo hacia Selcius, sacando su espada y agitandola en contra del joven pero sin soltar a Sefora como escudo humano.

Esto impedían que Selcius se defendiera. En ese momento, comienza a enfadarse de no poder herir a su enemigo, que lanza un golpe de su espada y hiere a Sefora por un costado de su abdomen.

Aunque el golpe no fue profundo, el dolor hace que la joven despierte de su desmayo y grite del dolor. Esto hizo que se distrajera el ermitaño y de igual forma es herido en el hombro con la espada.


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