CAPÍTULO I

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En un mundo plagado de magia y gobernado por la maliciosa oscuridad, muy cerca del reino de Jokervyll el cual era uno de los 5 reinos más importantes vivía un hombre llamado Aron el cual era un tipo plagado de buenos dotes tanto mentales como para luchar debido a tanto entrenamiento viviendo ahí solo entrenaba y comía lo que lograba casar. Era muy solitario debido a que no socializaba mucho ya que el lugar donde vivía estaba en una montaña pero no estaba complemente solo había también una mujer la cual era muy buena con el, esa mujer era celestia una media elfa hija de una bruja que estaba muy cerca de la Pequeña casa de Aron, siempre lo ayudaba en lo que podía y desde luego el no era muy agradecido. Siempre era cruel y duro con todos en especial con Celestia. Esa misma tarde Aron entrenaba con su espada en calma tranquilo y sin esperar lo que pasaría

-Holaaa Aron, te atra.....– él se voltio muy rápido y coloco su espada en el inocente cuello de celestia. Ella estaba asombrada y asustada 

-¿Que haces aquí Celestia? Te dije que no usarás esas pociones de invisibilidad para jugar, casi te mató niña–Muy molesto envaino su espada y la miró fijamente

-Lo..lo siento Aron, solo quería sorprenderte-dijo sintiéndose muy arrepentida.

-Ya olvídalo ¿qué haces aquí?–pregunto el ya más calmado

-Eh si, vine a traerte fruta que mi madre encontró en unos árboles de esta montaña, que es muy raro encontrarlo aquí, cuando vi que la traía me puse muy felíz y bueno había bastante así que te traje algo de ella-dijo ella poniendo las en una pequeña mesa de madera que él tenía.

-Okey, necesitas darme alguna otra cosa o ya puedes irte–serio respondió él fiel a su estilo

-No necesito nada más Aron–contesto ella sonriendo.

-Fantastico, ya puedes retirarte y vuelve cuando seas útil- cruelmente mirándo fijo al rostro de celestia cómo a quien no quieres ver

-Si, ya me retiro Aron pero antes debes darme algo que mí madre te pido–desviando su dulce Mirada de la gélida mirada de Aron.

-Si casi lo olvido–entra a buscar eso en su pequeña casa y celestia trata de acompañarlo–Tu no te muevas te quedas ahí ¿está claro?–pregunto Aron con cara de molesto.

-Si Aron esta claro–sorprendida por la postura de Aron con respecto a algo tan trivial como entra en una casa.

Aron agarró varias pieles y una poción y se dirigió a celestia quién claro estaba afuera.

-Toma esto ya puedes irte

-¿Qué es ésto?-Pregunta inocentemente tan risueña como siempre.

Aron al ver qué su pregunta era bastante torpe, claramente no dejo de ser quien era–Es oro, que no ves lo que es acaso estas ciega, son pieles para que se cubran del frio y una poción para tu madre–El nunca desaprovechada oportunidad de ser así de gélido

-Claro claro, soy medio tonta aveces–Sonriente responde a las duras palabras que escupía Aron de su boca para con ella

-Ya vete te dije

-Si hasta luego Aron–él siempre se mostraba así de maldito pero ella siempre le respondía con una sonrisa, a pesar de todo ella sentía un aprecio por él

A partir de la ya ausencia de celestia, él se sentó y tomo una de las frutas que ella había dejado amablemente para que coma lo cual quería hacer ya que tenía bastante hambre pero antes de morderla tan fiel a su estilo, tomo su cuchillo y la examinó para ver si no desprendía ningún líquido extraño o algo por el estilo. Era un hombre muy desconfiado no dejaba pasar nada siempre muy apegado a su forma y a su ser por esa razón estaba solo de todas formas el lo prefería así. Luego de comer dicha fruta se metió en la casa antes de que se apareciera algún peligroso ser con el que tuviera que lidear y para su desafortuneo se apareció algo mucho peor que cualquier ser.

-¿Quién está ahí? Cualquiera que sea si intenta algo lo rebanare sin dudarlo un segundo–Un ruido puso en alerta cada sentido del joven Aron haciéndolo así desenvainar su espada.

-¿Enserio? crees que con tu pequeña espada, podrás hacerme algo–respondio este ser que parece no preocuparle para nada el echo de que Aron haya echo dicho acto

-Dustazor, ya lo hice antes y podré hacerlo de nuevo si quiero–Muy nervioso se muestra aunque no quiera así demostrarlo.

-Antes, antes, antes vives en el pasado nomas, bueno igual no vine para luchar y romperte uno que otro hueso, eh venido para avisarte algo que tal vez te interese–con una sonrisa pícara se acerca a Aron

-Di lo que tengas que decir y vete.

-Muy bien hombre maloso, el reino de Jokervyll esta organizando el mismo torneo donde participó tu padre si bien te acuerdas–Mirando a Aron detenidamente era un ser muy enredador y mentiroso.

-Vete no me interesa–Aron respondió aunque si le interesaba solo que no quería verlo ni un minuto más.

-Oye me dejas tenerminar.

-Noo!!! Te dije que te largues!!!-le grita Aron muy furioso y molesto del echo de tener que verlo otra vez

-Pero almenos escu....

Aron desenvaino su espada tan rápido que apareció tan de repente y apuntó a la cabeza de Dustazor sin que esté pudiera hacer nada

-Jaja saca eso de mi cabeza, sabes que puedes mutilarme, puedes tratar de cortarme la cabeza, puedes hacerme pedasitos y más pero nunca moriré, soy inmortal-exclamo muy egocéntrico Dustazor mostrándose como quien manda

-No me importa lo que seas, lo que hagas o lo que tengas que decir sobre ese torneo no pienso participar en nada de eso tengo una vida tranquila aquí y así estoy bien–le da la espalda a Dustazor confiado sabiendo que esté no haría nada, él ya lo conocía bien.

-Okey, mejor me voy señor tengo mejores cosas que hacer, nos vemos pronto no te olvides que jamás podrás deshacerte de mi–solto una risa muy irritante antes de su partida

Aron estaba por ingresar nuevamente en su pequeña y oscura casa cuando de repente y para su sorpresa una piedra iluminó el suelo de esa fría y nevada montaña. El avanzó hacía la pequeña pero muy fuerte luz que emergia de esa piedra, por lo general el no hubiera echo nada imprudente pero la agarró con la palma de su mano era como si la luz lo llamara no pude resistirse. Está vez si ya dentro de su casa dejo la piedra en una pequeña repisa pensando que podría valer mucho algo así, aunque el no tuviese ni la más remota idea de lo que se trataba, ese objeto se quedó en la repisa ya sin generar luz aparentemente se había apagado una vez tocó la palma de Aron. Él se recostó a dormir sin siquiera saber que lo que había agarrado era la puerta a una experiencia totalmente distinta a todo que le cambiaría su vida para siempre.

Aron y Las Gemas Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora