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De nuevo estaba en ese lugar, con ese despreciable hombre que con una torcida sonrisa trataba de acercarse a él en un inútil intento de no asustarlo, pero como ya sabía lo que iba a pasar, estaba aterrado, sin poder moverse ni hablar.


Era realmente desesperante como se acercaba lentamente, provocándole arcadas y temor, pero de repente tras pestañear y sentir algo cálido en su hombro, desapareció ese hombre. Aliviado se sentó en un sofá, relajado y extrañamente tranquilo al no necesitar defenderse.


Una cálida sensación lo rodeo y sus oídos hormigueaban de forma agradable, pero no entendía la razón de eso. Cerro los ojos e intento acercar aquello que le hacía sentir tan bien, tan cómodo.


- Jeonghan, despierta, bebe dormilón – Un tirón en su mejilla y el haber escuchado esa suave voz demasiado cerca le hizo reaccionar. Abrió los ojos luego de mucho esfuerzo, encontrándose con que, al levantar un poco la mirada, había alguien muy atractivo sonriéndole.


- Oh dios, lo siento, lo siento – De inmediato se sentó, maldiciendo como siempre que despertaba era tan disperso, que le tomo unos segundos recordar que estaba en ¡Una jodida prisión! Y que ese guapo hombre era su compañero de celda. Este se puso de pie, riendo divertido.


- Definitivamente será divertido tenerte de compañero. Somos amigos, así que no te disculpes y levántate rápido, que ya tenemos que ir a comer – Lo vio caminar hacia la puerta ahora abierta. Las celdas eran como habitaciones normales con una puerta de barrotes, la cual permitía a los guardias observar perfectamente lo que sucedía dentro de las celdas, pero entre las celdas no podían interactuar los presos.


Con cierta vergüenza siguió al de pelo negro, quien le guió con calma hacia el comedor, donde de vez en cuando tomaba por el hombro a Jeonghan para acercarlo a su cuerpo. Se sentiría incomodo por eso, si no fuera porque eso servía para que ningún idiota se acercara, hombres con la intención de poner en su lugar al chico nuevo, o de probar la "carne fresca". Definitivamente el ser el loco de las cruces le daba cierta reputación a Joshua.


Llego a salvo, tan solo incomodo por todos esos curiosos ojos que se clavaban en él. Retiraron sus bandejas con comida relativamente decente y fueron a una mesa, en donde ya habían otras personas. Todas estas, turnaron sus miradas entre Jeonghan y Joshua, sorprendidos y curiosos. Tomaron asiento a un lado, en donde su compañero lo obligo a quedar entre él y uno bajito pelirrojo.


- Hey, Josh, ¿Entonces era cierto que te darían un compañero? – Todos en esa mesa lucían jóvenes, como de su edad y de aspecto no muy amenazante, pero por alguna razón nadie miraba a esa mesa, la evitaban. El hombre que hizo esta pregunta, tenía el cabello teñido de gris y largas pestañas en sus ojos.


- Si, pero estoy seguro que no es como los últimos. Preséntate – Susurro lo último al oído del de pelo largo, quien nervioso observo todas las caras de la mesa.


- Un gusto, soy Yoon Jeonghan y espero que nos llevemos bien – Hizo una ligera reverencia, dudoso de si esa era la forma de presentarse a un grupo de criminales.


- Tiene modales, pero no es una rata miedosa, me agrada. Yo soy Lee Jihoon, pero todos me conocen como Woozi – Se presentó con una ligera sonrisa el pelirrojo que estaba a su lado, el cual lucia adorable, pero algo en su interior le decía que eso era lo peor a decir en ese tipo de lugar.

El chico nuevo (JIHAN)Where stories live. Discover now