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Esa última noche, Joshua le pidió que se adueñara de su cuerpo, que lo marcara y dejara adolorido para recordarle en los siguientes días de soledad. Hacer el amor como nunca para compensar el tiempo en que sus cuerpos no podrían tocarse. Jeonghan no pudo negarse, ya que deseaba lo mismo, por lo que a pesar de que llevaba un tiempo sin ser el que penetraba, se esforzó en complacer a su amante con cada uno de sus pedidos, ambos amándose con intensidad para sofocar la tristeza que sentían al solo pensar en lo que sucedería mañana.

Como nunca, el coreano se despertó temprano, quizás al saber que ahora tenía que aprovechar cada minuto junto a Jisoo. Pestañeo con pereza un rato para luego sonreír al encontrarse el rostro calmado y adorable del americano a unos centímetros de la suya. Respiraba de forma calmada, abrazando sin fuerza el cuerpo del mayor.

Jeonghan se alejó un poco para tener mayor visión del cuerpo desnudo del menor. Por su piel de un tono más tostado que el del rubio, había varios chupones, mordidas y hasta arañazos repartidos en un desorden solo posible por la pasión del momento. Delineo con orgullo ciertas marcas en la clavicula de su amante, trayendo así recuerdos de como las provoco.

- ¿Osito? – Centro sus ojos en los adormilados y felinos del pelinegro, que empezó a pestañear con lentitud.

- ¿Por qué me llamas así, bebé? – Le pregunto curioso, distrayéndose en peinarle sus oscuros cabellos. Joshua sonrió ligeramente para luego pegarlo a su cuerpo en un cálido abrazo.

- Porque eres abrazable, como un osito de peluche – Murmuro con ternura, repartiendo besos por la cara del rubio, quien rio de forma adorable.

- Me subirán los niveles de azúcar por lo dulce que eres – Se acurruco en el pecho del americano tras darle un corto beso. Por el momento, se darían mimos hasta que los dejaran salir para desayunar, algo para equilibrar lo agresivos y rudos que fueron en la noche.

Parecía que el tiempo no pasaba cuando estaba perdido en los profundos y cálidos ojos de Joshua, pero su burbuja se rompió por el aviso de los altavoces y el sonido que hacían las puertas al quitarles el seguro.

- Vamos, no puedo acapararte solo para mí cuando todos te vamos a extrañar – Se sonrieron con un toque triste para al fin levantarse.

Tal como habían pensado, el resto de sus amigos se les unieron al poco tiempo de salir de sus celdas, compartiendo y riendo cuanto podían entre las duchas y el desayuno.

Todo bien, hasta que aun con la bandeja de comida y conversando con sus amigos, un guardia se les acerco. Las expresiones de todos se oscurecieron.

- Yoon Jeonghan, acompáñeme – El rubio dudo en pararse, pero Joshua le dio un suave golpe con su rodilla, animándolo a hacerlo – Pero antes, despídase de sus amigos, porque ahora es un hombre libre y se ira de aquí – Explico intentando sonar frió, pero se notaba que tenía algo de empatía por ellos, ya que todos se veían tristes.

Uno a uno, abrazaron al de cabello largo y rubio, deseándole suerte y que no los olvidara, que lo extrañarían y apreciaban.

El último fue Joshua, quien directamente lo tomo por la nuca para darle un dulce y largo beso, en donde inmediatamente empezaron a escucharse chiflidos y aplausos, pero que, al separarse y apoyar sus frentes sobre la otra, todos guardaron silencio con angustia.

- Rezare por ti – Dijo con diversión el americano, sintiéndose satisfecho al ver al mayor sonreír – Sé que te ira bien porque eres inteligente, así que deseare que tengas buena salud – Acaricio con ternura su largo cabello rubio, haciendo suspirar al coreano.

El chico nuevo (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora