♬ Capítulo Siete ♬

434 52 20
                                    

N/A: Les dejé, otra vez, una melodía de piano para que la escuchen. Deberían ponerla cuando Mika empieza a tocar en el piano. (Hacia el final del capítulo.)

♪♪♪

—¡Anda Yuu!— Exclamó la de cabello morado.

—Seguramente aquel rubio teñido no vaya a la fiesta.— Mencionó la de ojos amatista.

—¡Y habrá mucha comida! ¿Recuerdas el delicioso banquete de la vez pasada? ¡Ésta vez será mil veces mejor!— Gritó el más alto.

—¡Sí, vamos Yuu!— Animó el de ojos oliva.

El azabache rodó los ojos, cansado. Nuevamente sus amigos fueron para invitarlo a la fiesta de los Tepes. La vez pasada se dejó llevar y fue a la fiesta; pero ésta vez era diferente. Mika posiblemente esté allí y no tenía muchas ganas de verlo por el momento.

—Ya se los dije, no iré.— Indagó el de ojos esmeralda.

Sus amigos quedaron en silencio por unos minutos y se miraron cómplices, como si se estuvieran leyendo las mentes. El más alto aclaró su garganta, tratando de llamar la atención del azabache, quien estaba bastante confundido ante su comportamiento.

—Lástima. Íbamos a hacer un plan para que te reconcilies con el rubio, pero veo que no quieres.— Mencionó el de cabello rosado, a lo que Yuu sólo ladeó la cabeza confundido.

—Sí, una pena. Posiblemente el teñido vaya a verte, pero no estarás ahí, así que...— Agregó la rubia.

El de hebras oscuras rodó nuevamente los ojos, tratando de ignorar lo que mencionaban sus amigos. Sabía que podía caer fácilmente si se dejaba llevar por sus palabras.

No los escuches, no lo escuches... Se repetía a sí mismo una y otra vez. Los otros sabían perfectamente que Yuu era fácil de manipular, aunque no era lo mejor del mundo, en este caso les ayudaba bastante.

—Ya te dije, Mika no es teñido.— Estableció el de ojos esmeralda.

—Apuesto a que sí lo es.— Comentó la de coletas, desafiándolo.

—No, no lo es.— Gruñó. Se estaba empezando a impacientar un poco.

—¡Sí lo es!— Exclamó.

—¡No lo es!— Gritó también.

—¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?— Increpó aún más alto.

—¡Porque sé muchas de él! ¡Y lo amo!— Soltó Yuu.

Después de esa extraña “pelea”, un enorme silencio inundó la sala en la que los cinco se encontraban. Se quedaron sumamente sorprendidos por lo que su amigo acababa de decir, pero a las vez algo confundidos.

La de cabello morado también se sorprendió al igual que los otros, pero sólo fue por un corto tiempo, ya que empezó a reírse, llenando ésta vez la habitación de una buena y calmada vibra, y a su vez desasiéndose de aquel incómodo silencio; a lo que los demás sólo la miraron más confundidos de lo que ya estaban.

—No puedes negar que lo amas.— Rió la de ojos color miel.

El aludido ladeó la cabeza confundido, pero un color carmín empezó a apoderarse de su rostro en el momento en el que se dió cuenta.

No podía negar que amaba al rubio. Aunque no pasaron mucho tiempo juntos y hubo algunos momentos tristes, seguía enamorado de él. Porque a pesar de que fueron pequeños momentos, fueron realmente únicos para él y los conservaría con aprecio en su corazón.

El Pianista | Mikayuu Where stories live. Discover now