Madrid

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Inés se despertó con una resaca increíble, pero por suerte recordaba todo lo que había pasado la noche anterior. Como para olvidarlo.
Pensó en llamar a Irene para ver que tal el viaje de vuelta, pero quizá no era buena idea. En vez de eso, cogió el móvil y entró en WhatsApp, y vio que tenía un mensaje de Rivera.

"Inés, ¿has visto lo que sale sobre ti en el periódico? Explícamelo cuando puedas"

Inés se quedó con la boca abierta, no entendía de que iba todo esto, pero decidió buscarlo en Internet. Tecleó su nombre en google y apareció un titular del periódico "La Razón".

"Irene Montero e Inés Arrimadas: ¿rumores de pacto?"

Mierda. Las habían fotografiado juntas y borrachas. Ahora entendía la preocupación de Albert, y debía llamarle para aclarar las cosas
Tres tonos después, respondió Rivera.

-Buenas Inés... ¿ya lo has visto?- preguntó Rivera.
-Si, acabo de verlo... Albert, te juro que no tenemos interés en pactar, yo...- contestó Arrimadas.

-No es eso Inés-interrumpió el de Ciudadanos- eso me da igual, pero ahora la gente creerá que sois amigas. O peor, que teneis algun rollete o algo.

-¿Rollete? ¿Con Montero? Por dios Albert...- negó Arrimadas.

Aunque Inés era hetero, es cierto que en la universad se había liado con alguna chica, pero nada serio. Aún así, no se había planteado tener nada con Irene ya que estaba casada, aunque últimamente no lo pareciera. Le costaba creer que hubiese gente que pensara que podía haber algo entre ellas. Por un momento se imaginó como sería una relación entre ellas dos, sin Pablo ni Xavi por el medio. No puedo evitar reírse al pensarlo. Que locura.

-Inés, ¿sigues ahí?- preguntó Rivera.
-Si, perdona, me quedé sin cobertura un momento- mintió Arrimadas.
-Tengo que entrar a una rueda de prensa, luego hablamos. Un abrazo Inés- se despidió Albert.

Inés colgó el teléfono y automáticamente pensó en Irene. Quizás esta sería una buena excusa para llamarla, debería enterarse de esto. Abrió la lista de contactos y encontró el nombre de Irene. Se debatió durante unos segundos si llamar o no, pero al final se decidió. Unos segundos más tarde ya tenía la voz de Irene al otro lado.
-¡Hey! Inés, ¿que tal? Había pensado en llamarte...- dijo tímidamente Montero.
-¡Hola! Sí, yo lo he pensado varias veces también... Bueno, te llamaba para preguntarte si has visto lo que ha salido hoy en periódico...-contestó Inés.
-Claro, imposible no verlo. ¿Que opinas? ¿Pactamos entonces?- respondió Irene entre risas.
-Si eso significa volver a verte, claro que sí- dijo Inés, aunque se arrepintió al minuto.
-Pues puedes venir a verme, en Madrid hay un sitio reservado para ti- contestó Irene con un tono risueño.
-Sí, bueno- improvisó Inés- de eso quería hablarte...resulta que tengo que desplazarme a Madrid unos días por asuntos personales... ¿me hará un hueco en su agenda la ocupadísima Irene Montero?

Irene sonrió, aunque Inés no pudo verlo.

-Supongo que podré...- vaciló Irene- llámame cuando llegues, voy a buscarte a la estación.

Ambas colgaron el teléfono y sonrieron aunque aún no sabían muy bien porqué. A Irene le tocaba prepararse para recibir a su invitada, e Inés necesitaba inventarse una excusa para el viaje que acababa de improvisar. No había ningún motivo para que tuviese que ir Madrid, salvo volver a ver a Irene.

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