Sushi

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Inés subió a la habitación, dejó la maleta y volvió a bajar a buscar a Irene. Dejaron el coche en el parking del hotel y fueron andando hasta Gran Vía. Eran cerca de las seis de la tarde, así que dieron un paseo por el centro antes de ir a tomar algo. Tuvieron suerte y solo 3 personas las pararon para pedirle fotos y preguntarles que hacían juntas, siendo tan distintas. Ellas nunca sabían que contestar a esta pregunta, porque realmente no son tan distintas, tienen más cosas en común de lo que la gente pensaba. Incluso más de lo que ellas mismas pensaban. Cerca de las diez encontraron un restaurante japonés en el barrio de Chueca y decidieron parar a tomar algo.
-Ire, esto está muy lleno, nos jugamos mucho...- dijo Inés.
-Tienes razón...¿lo pido para llevar y vamos a otro lado?-sugirió Montero.
-¿Y a dónde vamos? Porque ver a dos políticas cenando sushi en medio de la calle a lo mejor le choca un poco a la gente- respondió Arrimadas- ¿y si vamos a mi hotel? Porque supongo que a Pablo no le gustaría verme por tu casa.
-Por mi sí, ¿pero como debo tomarme que me estés invitando a subir a tu habitación?- bromeó Irene.
-Interprétalo como quieras- dijo Inés riéndose.

Después de las bromas, que a lo mejor no lo eran tanto, cogieron algo para llevar y subieron a la habitación de Inés.

-Bueno, quien me iba a decir a mi que iba a tener a Irene Montero en mi habitación- dijo Inés.
-Ese placer sólo lo tienen dos personas, y una eres tú, aprovéchalo- contestó la podemita- bueno, ¿comemos?
-Si, vamos- respondió Arrimadas.

Cenaron tranquilamente mientras hablaban de todo. Sin darse cuenta ya era la una de la madrugada e Irene seguía en su habitación. Poco a poco, el sueño se fue apoderando de ellas, y al final les pudo. A la mañana siguiente, se despertaron por el sonido del movil de Inés.

-¿Si? ¿Quien es?- dijo Inés medio dormida.
-Inés, soy Xavi. ¿Se puede saber donde estás y por qué no me contestas a las llamadas?-contestó su marido enfadado.
-Ah si, hola... estoy en Madrid, perdona, no te avisé- se excusó Arrimadas.
-¿Pero como no me avisas? Joder Inés, ¡que soy tu marido! No me dijiste nada de ningún mitin ni nada- respondió Xavi más enfadado todavía.
-No he venido a un mitin, y te agradecería que no me hablases así- contestó la de Ciudadanos bastante nerviosa- hablaremos cuando vuelva, adiós Xavi.
-¿Pero cuando vuelv...?- dejó a Xavi con la palabra en la boca.

Se giró a mirar a Irene. Seguía dormida encima de la cama, con la ropa del día anterior puesta. La dejó dormir tranquila mientras ella respondía correos y hacía gestiones del partido. Tenía a Xavi enfadado en Barcelona y a Irene dormida en su cama.

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