Viaje de Sanación

Capitulo 11

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Y llegó el día Jueves y tenemos un nuevo capitulo de Viaje de Sanación

Aww, solo quedan cuatro capitulos ;o;

¡Sin más, a leer!

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Palabras: 3764

Beteado: princessqueen

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Viaje de Sanación

XI

"En busca de la Sanación."

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Lijiang, provincia de Yunnan, China.

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Marinette observaba como Adrien conversaba con el chofer que los recogió en el aeropuerto, en un chino tan fluido que apenas lograba entender. ¿Le dijo "gracias", de casualidad? ¡Qué fastidio! Tranquilamente podría estar insultándola en chino y ella no lo iba a saber.

Se cruzó de brazo, apoyándose contra el asiento, siendo notada por el rubio que la miró con una sonrisa.

—El chofer preguntaba si éramos pareja —le susurró, haciendo que la chica se sonrojara, nerviosa— porque lucíamos bien juntos —completó—, así que le agradecí. Espero que no te enojes porque no lo desmentí.

Marinette se sobresaltó cuando el chico tomó su mano para darle un beso, así como Chat Noir solía hacer con Ladybug. Los nervios la recorrieron completamente, quitando la mano ante la sonrisa ladeada del de ojos verdes.

Cuando finalmente llegaron a destino, Adrien canceló el importe y salió del auto, ofreciéndole la mano a Marinette. Ésta cuando vio las estrellas de aquel hotel, quiso retroceder, pero la mano de Adrien se lo prohibió, apretándosela levemente.

—¿Qué?

—No puedo quedarme en un hotel tan caro —protestó, cuando el botones llegó por sus bolsos.

—No te estoy pidiendo que me pagues —le dijo, al mismo tiempo que le hacía gestos al botones de que no traían equipaje.

—No quiero nada de tu padre —respondió, esperando que, al decir eso, la dejara ir y poder buscar algo más barato, aunque sea con un simple futon en el suelo; pero consiguió todo lo contrario porque Adrien tiró de su mano, haciendo que se acercara mucho a él, para apoyar la mano en su espalda y evitar que huyera.

—Te informo que parte de la fortuna de mi padre es mía y no solo por ser su hijo. Sabes muy bien que he trabajado para él por muchos años y sin descanso, así que no estás usando nada de mi padre; en todo caso, estarás viviendo a mis expensas durante estos días —acercó su rostro al de la chica, que frunció el ceño, impresionada por el comportamiento de Adrien, como si viera una nueva cara de él—. Así que, mejor comportémonos como una dulce pareja —la soltó para volver a tomar su mano—, al menos hasta que estemos dentro de la suite.

Marinette afirmó y se dejó guiar. Se sentía pasada a llevar y molesta, pero él tenía razón. La gente no tenía por qué ver su discusión.

Adrien no le daba la cara, pero estaba odiándose por dentro por actuar de aquella forma tan vil... ¿por qué no podía controlarse? ¡Marinette lo superaba fácilmente!