#36: Para eso están los amigos

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Maratón 1/?

No sabía si era dolor, decepción o coraje. Desde que NamJoon me había gritado que todo lo que pasamos juntos había sido simplemente una sucia apuesta me sentía fatal. Me daban ganas de golpearlo, llorar, tirarme de un precipicio. Había sido el peor de mi vida, escuchar eso de sus labios provocaba en mí un dolor indescifrable aún después de lo ocurrido.

—Aquí tienes —me dijo la chica que atendía, poniendo un envase de bebida sobre la mesa y haciéndome regresar al mundo real. Le sonreí en agradecimiento y, luego de que se diera media vuelta, continué ahogándome en mis pensamientos.

Las palabras de NamJoon seguían grabadas en mi memoria, y probablemente nunca olvidaría algunas de ellas. «No te quiero, jamás lo haría». «Hasta nunca, nerd». Ese tono frío, burlón, irónico que había usado conmigo me ponía los pelos de punta.

Él había sido tan frío, tan distante... parecía ni siquiera tener sentimientos. Me había dicho todo sin tacto alguno y eso me asustaba, me hacía sentir mal, hacía que me doliera el pecho por aquello.

«¿De verdad te creíste que me había enamorado de ti en una semana?». No, la respuesta era un obvio no. JiMin siempre tuvo la razón, él no me quería, era imposible, al igual como yo no lo quería a él... Pero entonces, ¿por qué me dolía tanto? No tenía sentido.

Suspiré mientras seguía dándole vueltas a mi bebida con la pajilla que había entre mis dedos. Me hallaba en la pizzería de mala calidad donde conocí a TaeHyung por lo que no me atrevía a tomar de mi bebida. Pero tenía sed, de todas formas, y ese era un punto contra mi favor.

Gruñí. Esto apestaba, yo apestaba, mi vida entera apestaba. Todo me salía mal, sólo quería que esta tortura acabara de una vez por todas.

La campanilla de la puerta se escuchó cuando ésta se abrió. Volteé la cabeza y me encontré con el rostro sorprendido de TaeHyung.

—¿Jin? —cuestionó, seguramente no esperando que estuviera ahí y empezando a caminar en mi dirección.

Le sonreí débilmente. Sinceramente no quería tener que hablar con él, menos aquel día que me encontraba en pésimas condiciones, pero él era algo parecido a mi psicólogo personal y probablemente él sería el único en el que podría confiar.

—Hola, TaeHyung —murmuré mientras él se sentaba frente a mí.

—¿Cómo estás? ¿Finalmente que pasó con NamJoon? —preguntó curioso, haciendo que me sintiera mal nuevamente al escuchar ese nombre.

—Él... él dijo que no me quería —susurré, sonriendo para ocultar mi tristeza—. Dijo que todo había sido una simple apuesta —continué, reprimiendo las lágrimas.

—Oh, SeokJinnie, lo lamento tanto —dijo él, corriendo a abrazarme de inmediato.

—Sabía que nunca me quiso... lo sabía, pero insistí en creerle, TaeHyung —me lamenté en sus brazos, rodeando su cuello con los míos.

—Shh... Tranquilo —susurró en mi oído de manera tranquilizante.

Asentí débilmente e hice un gesto para que entendiera que ya se podía separar de mí. Se alejó lentamente y volvió a sentarse en su lugar, mirándome preocupado, seguramente esperando el momento en el que me quebrara.

Pero no, no ocurriría, no podía, no lloraría por un chico, no lo haría como mamá lo hizo por su ex marido, mi padre.

Suspiré, negando con la cabeza para mí mismo. La historia... la maldita historia se estaba repitiendo.

«Sonreír es un escudo». Mi madre me lo había dicho, yo le había creído, pero no, no era un maldito escudo, era una simple máscara que no serviría de nada, la única manera de ocultar las lágrimas era el maquillaje.

viviendo con el nerd (VCEN1) •• nj.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora