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La sangre goteaba de mis manos cómo si fuese agua, estaba tan ida que no sabía en que momento había llegado y me había sentado en el pasto humedo. ¿Cómo era que había terminado así? Estaba bien, y ahora me encontraba tratando de controlar mi respiración antes de sufrir un ataque de pánico. La gotas de lluvia cayeron sobre mi cuerpo empapandolo rápidamente y limpiando de alguna manera la sangre de mi cuerpo.
Apoyé mi cabeza entre mis rodillas y grité, grité con toda la fuerza haciendo que un destello negro salieran de mi cuerpo expandiéndose por todo el campo. Flores crecieron como algunas murieron, había fuego en ciertos lados que se apagó rápidamente. Estaba cansada, mi mente y mi cuerpo lo estaban y no estaba segura si era lo suficientemente fuerte para superar este nuevo obstáculo.
Limpié las lágrimas que habían logrado salir, mis piernas temblaron al levantarme. Estaba segura que si Thor no me hubiera sujetado, habría caído al suelo.
—Brianna... —murmuró con un hilo de voz. Miré sus ojos haciendo que mi corazón doliera más de lo que ya dolía —. Ya no puedo soportarlo más, Bree. No soy lo suficientemente fuerte para esto.
Lo abracé con fuerza y ambos lloramos. Él era el único que comprendía mi dolor y yo el suyo. Thanos había muerto a través de nuestras manos luego de decir que no había posibilidad de volver a los que se habían hecho polvo. Las gemas estaban destruidas y nosotros también.
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Nat me extendió una taza con café, la acepté gustosa antes de sentarme correctamente en la silla. Carol estaba frente a nosotras tratando de idear algún plan para volver a reunir las gemas.
— ¿Que hay de Ada? Puede entrar a otras realidades, podríamos entrar a la de Persephone y traer las gemas de vuelta —sugirió Danvers. Nat asintió de acuerdo. Negué mirando a mis amigas.
—Cada vez que entra en la realidad de Persephone sale demasiado dañada. Cada vez sus recuperaciones son más largas, no podemos arriesgarnos a que le suceda algo.
