Capítulo 9: Curiosidad (Parte 3)

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Despertó, sintiéndose cansado y adolorido. Recordaba haber estado con sus amigos en aquella dimensión donde los tres se habían casado y más cosas extrañas, y luego, todo parecía borroso. Trató de moverse, sintiéndose apresado.

El horror abordó sus facciones. Siguió intentando moverse, y maldecía el hecho de que en donde estaba, estuviera a oscuras.

Para su suerte, o tal vez no, las luces se encendieron, cegándolo momentáneamente. Fue ahí donde rápidamente notó donde se encontraba.

Estaba en una camilla, atado por cinturones de sujeción, los cuales le impedían mover su cuerpo a excepción de su cuello y cabeza. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Dónde estaban Emma y Norman?

El sonido de unos pasos lo alertaron. Grande fue su sorpresa al ver de quién se trataba.

- ¿Norman?

Él le sonrió.

- Veo que despertaste. – dijo, comenzando a acercarse a una de las mesas donde yacían los instrumentos de operaciones. A Ray aquello no le dio buen presagio.

- ¿Dónde están mis amigos?

- ¿Tus amigos? ¿Te refieres a tu Emma y Norman? – Ray lo miró, furibundo. Causándole gracia al albino. – Vamos, no me mires así, me hieres.

- ¿Dónde están? ¿Qué les hiciste?

- Yo, nada... Aunque, supongo que estarán divirtiéndose con mis compañeros... Lo cual, es peligroso. – mencionó, limpiando uno de los tantos instrumentos quirúrgicos, sonriente. Ray lo miró serio.

- ¿Dónde estamos?

- En el hospital psiquiátrico de Grace Field... O debería decir, manicomio. – rió, mirándolo. – Y yo que tú, me preocuparía más por mí en estos momentos.

- ¿Qué?

Norman suspiró, dejando lo que estaba limpiando con anterioridad. Se acercó a donde estaba Ray, mirándolo con una sonrisa, cínica.

- Deberías saber, que soy alguien muy curioso. Que, para entender y saber ciertas cosas, necesito explorarlas por dentro.

Aquello le trajo recuerdos de cuando él y Norman, desarmaron el reloj de Grace Field. Un escalofrío lo recorrió, ya veía para donde iba la cosa.

- ¿Y qué es lo que quieres de mí?

- Quiero saber el porqué de tus sentimientos hacia Emma. Y no me vayas a decir que no sabes de que hablo, porque los tienes, Ray... Puede que los sepas y los reprimas o puede que no lo sepas, pero inconscientemente lo haces.

Ray se había sonrojado ante aquella insinuación, y no había encontrada algo para contradecirlo. Después de todo, Norman lo conocía mejor que nadie. Inclusive, más que Emma.

- Verás, el Ray de esta dimensión posee fuertes sentimientos románticos hacia la Emma de esta dimensión... Y debido a esos sentimientos, causó una serie de asesinatos, todos muriendo de distintas formas y maneras, y es que, Ray era demasiado celoso. Incluso intentó matarme una vez. – sonrió divertido, mirando al azabache. – Y debido a todo esto, Emma terminó enloqueciendo. ¿Triste, verdad?

¿Él había provocado que Emma enloqueciera? Aquello sólo lo hizo sentir miserable. Él siempre le provocaba problemas a Emma, o eso pareciera.

- Entonces eso significa... ¿Qué tú no la amas?

- No la amo en absoluto... Yo no entiendo los sentimientos, Ray. Incluso he tratado de averiguarlos con los demás pacientes que había aquí, aunque como sabrás, ha sido todo infructuoso.

- ¿Y cómo crees entonces que esta vez, lograrás comprenderlo?

Norman sonrió, tétrico.

- Porque tú eres Ray, y eres el original. De ti, salieron los diversos Rays de las diversas dimensiones.

Ray rió, divertido, desconcertando a Norman. En sus ojos, se miraba la burla.

- ¿Acaso no lo comprendes? Los sentimientos son cosas intangibles... ¿O es que nunca escuchaste sobre la teoría de las ideas de Platón? Donde hay dos mundos, el sensible y el inteligible. – Norman lo miraba, ofuscado. – Todo lo que ves y puedes tocar, es el mundo sensible. Y las cosas como los sentimientos y emociones, es el mundo inteligible... Aun si me abrieses la cabeza, no encontrarías nada para comprender el porqué de mis "sentimientos románticos" hacia Emma; has dejado de ser humano cuando comenzaste a ver todo como un experimento, y cuando rechazaste tus sentimientos y emociones para ser más lógico y razonable.

Norman se quedó en silencio, alejándose de Ray, mirando al suelo. Sin embargo, eso no duró mucho, pues estalló en carcajadas, desconcertándolo.

- Oh, hace mucho no tenía una charla así con alguien. – dijo sonriendo, limpiándose las lágrimas que salieron de su risa. Lo miró. – Puede que tengas razón, ¿Pero también sabes algo? No se pierde nada con intentar. – se acercó a la mesa de los instrumentos, tomando un bisturí. Una sonrisa sádica se formó en sus labios, Ray temió por su vida. – El que no arriesga, no gana, ¿No, Ray?

Se acercó a él, con claras intenciones de asesinarlo para poder proceder con su investigación. Sin embargo, el ruido de cosas cayendo y rompiéndose lo distrajo; chasqueó la lengua, molesto.

- De seguro es Emma. – suspiró, frustrado, masajeándose con su mano libre el puente de la nariz. Ray se sintió algo aliviado al ver como dejaba el bisturí en su lugar, yendo hasta la puerta. Norman lo miró con una leve sonrisa. – No te preocupes, que ya vendré por ti a donde nos quedamos. – salió, cerrando la puerta. Finalmente, Ray suspiró.

Ahora lo difícil iba a ser salir de ahí. No iba a dejar que esa versión trastornada de su amigo lo matara y lo abriese como si fuese un animal.

- Debo de salir de aquí y buscar a Emma y Norman. – primero que nada, necesitaba ese bisturí para cortar los cinturones. Trató de impulsarse con la camilla, siendo una tarea bastante difícil.

Una vez más.

- ¿Necesitas ayuda? – el corazón casi se le sale de la boca al reconocer esa voz. No podía creer lo que veía, era...

- Conny...

La pequeña rubia le sonrió. Apenas tocó lo que lo mantenía preso, haciendo que estas cayesen a los lados, como si hubiesen sido cortadas; Ray se sentó, mirando con sorpresa y dolor a quien tenía enfrente.

- Conny, yo... - ella hizo una seña de que guardase silencio, sonriéndole dulcemente.

- No te preocupes, Ray. No te tengo rencor por lo que hiciste, en verdad. – comenzó a caminar hasta la puerta, seguido de Ray. Abrió ligeramente la puerta, asegurándose de que nadie hubiese en los pasillos. Todo seguro. – Tienes que irte, Norman no tardará en llegar.

- ¡Espera, Conny! Yo en verdad, te pido perdón... - Conny le sonrió, con cierta tristeza.

- Sé que estás arrepentido... Pero todos te perdonamos, te queremos, Ray. – comenzó a desvanecerse, sin dejar de sonreír. – Ve por Emma y Norman antes de que sea tarde.

Y finalmente desapareció, dejándole a Ray con un sabor agridulce. Sonrió, mientras algunas lágrimas salían de sus ojos.

- Gracias, Conny. – y diciendo esto, corrió por los pasillos. Esperaba que Emma y Norman estuviesen bien y que, no fuese demasiado tarde.

-Traumada Taisho

Yo aplicando lo que vi en Filosofía xd gracias maestro que parece prota de Matrix.

¿En verdad creyeron que Norman estaba muerto? Pues muy mal, está vivo y loquito. Próximo capítulo, la conclusión de esta bella dimensión <3

PD: Vivan los traumas, ahq.

Viajando entre dimesiones [REN]Where stories live. Discover now