¡Oh! dulce venganza

Capitulo 12

ɴᴏ ᴛᴏᴅᴀs ʟᴀs ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴛᴇʀᴍɪɴᴀɴ ᴇɴ "ᴠɪᴠɪᴇʀᴏɴ ғᴇʟɪᴄᴇs ᴘᴏʀ sɪᴇᴍᴘʀᴇ"

Al terminar de contar eso, el anterior héroe del olimpo miró a Nico Di'Angelo con la frialdad que había aprendido en los últimos nueve meses.

— Después de eso, ¿Qué paso? — pregunto el hijo de Hades y Percy rio con sorna.

La pregunta más estúpida considerando como estaba ahora.

— Bueno, en un principio vague mucho, demasiado diría yo, pero, después encontré a ciertas personas que quisieron matarme ante el primer movimiento que hice...— la chica a su lado rio con diversión, como si acabara de vivir ese momento.

— Si, el vago un tiempo, pero, ¡Hey! Lo aceptamos, le dimos amor a nuestra manera y lo educamos bien — dijo como si se tratase de un perro. Nico rio ante esa comparación, porque el notaba que para la señorita vestidos y listones que manchare de sangre de mis enemigos Percy era un buen amigo, por el cual se sacrificaría.

— Imagino que fue difícil...

— Como no tienes una idea, pero, sirvió para saber, que para los dioses sigo siendo lo mismo que otros héroes del pasado, un peón en su juego.

— Ahora lo sabes Nico, no todas las historias terminan en un "Y vivieron felices por siempre" porque no, este es el mundo real, jodidamente real. Y sería demasiado fantástico que todos termináramos siempre felices y nos quisiéramos sería demasiado perfecto — sentencio la chica con algo de cansancio en la voz, como si la sola idea de querer a alguien por obligación le repudiaba.

— Y, uh, ¿Por qué lo dices con ese tono tan, de odio?

— Que te importa, sombritas — dijo ella con seriedad y se dio media vuelta alejándose.

— No vuelvas a tocar ese tema frente a ella Di Angelo, ella es muy sentimental respecto a eso, o al menos en este momento si, así que, deja el THDA y cierra el pico — dijo Percy mientras lo miraba con una frialdad muy visible. Afectado porque ella estuviera tan mal.

Nico miro como a lo lejos Percy se acercaba a ella y acariciaba su mejilla lentamente mientras le decía algo seguramente para calmarla.

Por su parte, Raymond Reddington, miro por última vez a su hija, Elizabeth King; ella parloteaba algo para completar el plan de encerrar al más buscado de la lista negra a su compañero de equipo. Suspiro mirando a Dembe.

— Ella te va a odiar Red...— dijo Dembe mirándolo por el retrovisor, el hombre mayor suspiró, sabía que eso era verdad, pero, no podía retractarse ahora cuando había creado todo.

Cuando tenía un plan que seguir para acercarse a la agente del FBI. 

— Lo sé, Dembe, pero todo tiene un por qué...— intento convencerse a sí mismo, pero sabía que no podría hacerlo. Recordó la mirada que su hija le había dado hace un tiempo. Esa decepción, esa amargura y para arruinar sus sentimientos; la tristeza. Esa donde le decía que se sentía mal porque él quisiera ir detrás de Elizabeth King.

Recordó el mensaje que la chica le había enviado: Papá, tengo varias dudas respecto a esta alocada misión tuya, ¿Qué ganas? Joder, no parece que ganaremos nada más que estar en boca de muchas personas. Y no quiero eso, y otra duda que tengo es... ¿Por qué parece que vas con Elizabeth como si buscaras arreglar algo que alguien no hizo...? Me siento como si me estuvieras dando una indirecta, en la que me dijeras que no cumplí tus expectativas...y si no las cumplí, debo aprender a hacer que me importe una mierda. Porque parece que a ti te importo una mierda.

— Si el porqué es hacer sentir mal a Little Red déjame decirte que este no es un porqué...— dijo el hombre y Raymond acomodo su sombrero y suspiro. Él no estaba buscando dar una indirecta a su hija...pero, quería acercarse a Elizabeth.

Y al parecer debía pagar un precio alto.

Pero, ¿Valía la pena...?

Salió del auto y miro a la chica a lo lejos.

Ya no había vuelta a atrás... ¿Cierto?

1 semana después.

Una semana de no haber visto a su padre, de que Dembe solo dijera un, Sabrás algo pronto, pero, ¿Cuándo era pronto? Ya había pasado una semana, una jodida semana. Refunfuño y maldijo en voz baja. Percy estaba con Nico; ambos habían ido por comida, hoy debían salir a su misión, su padre estaba desaparecido.

Sí, parecía un buen día para perder la cordura.

— Llegamos — dijo Percy en su oído y ella sonrió levemente mientras se giraba para mirarlo y escanearlo con la mirada — Estoy vivo descuida...— susurro mientras ella lo miraba.

— Lo noto, Jackson...

— ¿He dicho lo jodidamente sexy que suena mi apellido en tus labios? — dijo con una sonrisita malévola y mordió su labio inferior lentamente, logrando que la chica jadeara, y como siempre, Nico los miró rodando los ojos

— Ya, follen, o dejen esa tensión sexual, porque si debo recordarles, hoy tenemos una misión y es importante. — dijo riendo levemente.

Ambos se miraron y sonrieron, Little Red al igual que con Percy en un principio había odiado al hijo de Hades, pero, después de haber convivido con él un tiempo; además de haber tenido el visto bueno de Percy; se habían vuelto tres buenos amigos. Exceptuando que Percy y Little Red tenían la tensión sexual a mil y a su alrededor.

— Si, bueno, creó que será mejor que esa tensión sexual se espere a después de la misión o podría afectar. — Dijo Percy para la tristeza de la chica, por un momento esperaba que Percy le besara, pero claro, el señorito azul y sarcasmo era algo lento para eso.

— Bien, entonces hay que comer por favor — dijo la chica para evitar que cualquier cosa; un comentario sobre la cobardía de Percy por no dar el siguiente paso; saliera de su boca demasiado venenosa.

La comida fue entre risas, y anécdotas de los últimos días sonriendo levemente mientras a cada nueva anécdota otra ronda de risas se alzaba mientras intentaban no atragantarse con la comida.

Cuando terminaron, Nico se disculpó mientras se excusaba con que debía hablar con su hermana para avisarle que no estaría estos tres días en el campamento, pero que tal vez se pasaría por ahí.

Percy sabía que había metido la pata, había visto la mirada que había puesto cuando él dijo que sería mejor dejarlo para otro día, y debía hacerlo

¿No es así? No. No lo soportaría...

— Little Red... — la llamo y ella giro mirándolo, con desdén.

— ¿Qué?

La tomo de la cadera y la besó de forma lenta.

Y esta vez ambos estaban sobrios.