24

2.4K 303 45
                                    

Draco quería ser feliz, ya lo había admitido.

Pero no sabía cómo.

Miraba el puente y fantaseaba con estar del otro lado, ¿Como es que unos simples pasos podrían cambiarte la vida? ¿Como el hecho de no estar del otro lado te podía deprimir tan fácil?

Estaba volviéndose loco por una propuesta, no, en realidad estaba volviéndose loco por un futuro incierto.

Fue al único bar que conocía cerca del centro del pueblo.

Era tarde y habían millones de luces a su alrededor, gente bailando con sus seres queridos, divirtiéndose, la música retumbaba en sus oídos que solo deseaban escuchar el silencio de una hermosa soledad.

Y ver todo eso, solo lo hacía entristecer más.

No era una opción ir a ese lugar que lo había citado, porque aunque quisiera, no era correcto.

Así que simplemente desquito sus penas como mejor sabía hacer:Bebiendo hasta olvidarse de quien era.

Se halló así mismo recargado en la barra, y mientras tomaba pudo diferenciar el sabor del alcohol con la saliva del pelinegro, esta última sabía a felicidad, no sabía si pensaba eso por estar ebrio o por estar melancólico.

Río un poco en su demencia e imagino las cosas diferentes, se imagino a lado de aquel desconocido con cabellos despeinados y negros, abrazándose, juntándose tanto hasta que su alma llegara a tocarse.

Eso pudo hacerlo derramar lágrimas como nunca antes.

Jamás se había sentido tan prepotente consigo mismo.

Había llorado en frente de las personas como si estuviera solo.

Nadie se le acercó, y el único que lo hizo fue para entregarle más bebidas.

Estaba tan acostumbrado a tomar todo lo que había en el lugar, que había agarrado las copas de vino de Harry como si fueran suyas.

Sintió algo en su hombro, y frunció el ceño molesto, no quería tener interrupciones en su dolor.

—Disculpa...

—¿Y tú qué... quieres?—Sus ojos le picaban y el estar mareado no le ayudaba en nada.

Pero la silueta que tenía en frente le hacía recordar a la sombra que solía aparecer en sus shows.

Harry no sabía cómo actuar, Draco parecía estar inconsciente y apuntó de colapsar, necesitaba llevarlo a un lugar seguro antes de que otro se aprovechara de él.

—Ven, te llevare a casa.

—¡Ni se te ocurra tocarme! ¡Tu! ¡Imbe-hip...—Quizá estaba bastante borracho pero aún tenía un poco de razón.

—Soy el Rey, por favor confía en mi.

—¡Rey al cara...—Pero entonces unos brazos lo envolvieron con tanto cariño que se sintió desfallecer.

—Déjame ayudarte.

Y observó sus ojos al fin, reconociéndolos como los mismos que su profundo amor.

—¿León?

Killer QueenWhere stories live. Discover now