Killer Queen

33

Después de haber estado con alguien que lo había tratado como si fuera la cosa más frágil del mundo, ahora era mucho peor hacer su trabajo, donde ni siquiera lo trataban como una persona, sino como un objeto de placer sexual, donde ni siquiera intentaban hacerle disfrutar ni un poco.

Sentía en su cuerpo unas enormes manos jugar con el, estirarlo y marcarlo, entrando, saliendo, lejos de provocarle excitacion, le daban unas tremendas náuseas, pero lo peor llegó cuando en su parte baja escurría una tibia esencia blanca y su aliento fue arrebatado por una lengua que absorbía con fervor su cavidad bucal.

Harry, por su parte estaba enloqueciendo, no quería irse del lugar, ahora que se había dado cuenta de la situación que embarcaba a Draco, estaba bastante tenso, porque el lugar era una miseria, y le preocupaba que Malfoy estuviera en medio. Pero a su vez, El Rey lo había conocido por eso, había sido participe del dolor que poseía el rubio.

Se jalo el cabello y luego golpeó la puerta que lo dividía de su amante, asustando al personal, que se encargó de agarrarlo de los brazos, intentando alejarlo de ahí.

Draco había escuchado el golpe y también los gritos que daba Harry, quiso salir de ahí, abrazarlo, sentirlo a él. Pero entonces fue volteado y una vez más, poseído.

—¡Déjenlo! ¡Les pagaré! ¡Por favor!—Imploraba mientras sacudía todo su cuerpo en busca de liberarse para ir con su querido rubio.

Y el chirrido de una puerta siendo abierta dejo impactados a los guardias junto a Harry.

Había salido Malfoy, con el cabello despeinado y temblando, estaba completamente desnudo pero aún así, no pudo verlo a los ojos porque este solo se acercó para susurrarle que se fuera.

—Estaré bien, por favor vete, al cliente no le gusta eso.—Hizo un ademán provocando que los encargados soltaran al pelinegro.

Sin embargo, Harry no se fue, sino que lo abrazó con fuerza, cubriendo casi todo su anatomía con su propio cuerpo, quitándose al instante su saco para ponérselo a Draco.—Te voy a sacar de aquí.

Y por fin se miraron.

Malfoy se dio cuenta de que las orbes ajenas se veían decididas, parecía sacar fuego y que, Harry, estaba llorando.