La Laguna de Bölvadur Gull

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Grisleo era un pequeño pueblo costero ubicado al norte del bosque Soñoliento, en aquel lugar existía un gran comercio entre la isla Gaikaray y el mismo Grisleo, donde las personas compraban y vendían todo tipo de peces, especias, pieles y entre mu...

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Grisleo era un pequeño pueblo costero ubicado al norte del bosque Soñoliento, en aquel lugar existía un gran comercio entre la isla Gaikaray y el mismo Grisleo, donde las personas compraban y vendían todo tipo de peces, especias, pieles y entre muchas otras cosas. En el pequeño pueblo vivían dos pequeños hermanos mellizos llamados Klaus y Anastasia Aurum. Estos niños de 11 años, siendo Klaus el mayor por 3 minutos aproximadamente, pertenecían a la familia más adinerada de la zona. Su padre Peter Aurum poseía una vasta flotilla de barcos pesqueros que poseían la mayor cantidad de zonas pesqueras de la región. La familia Aurum vivía en una gran casa sobre una colina a las afueras del pueblo. Desde muy pequeños Klaus y Anastasia mostraron una gran energía y siempre era común observarlos correr y jugar por doquier, su lugar favorito era el bosque que se encontraba en la parte trasera de su hogar. Sus padres le tenían permitido adentrarse hasta el gran cedro y no más allá, debido a que el bosque se tornaba mucho más espeso y siempre se escuchaba a los sirvientes hablar sobre una laguna maldita en el centro del bosque. Por muchos años a los mellizos no les importó tener que llegar hasta el gran cedro, eran felices con los límites impuestos por sus padres, pero conforme crecían su curiosidad aumentaba siendo esta mucho más fuerte en la pequeña Anastasia. Un día cuando sus padres salieron al pueblo y estos quedaron al cuidado de los sirvientes, Anastasia convenció a Klaus de ir al gran cedro para dar un pequeño paseo por el bosque.

—Oye Klaus ¿No te gustaría ir a conocer la laguna maldita? —lanzó Anastasia la pregunta con gran emoción.

—¿La laguna maldita? —dijo Klaus dubitativo.

—Si, ya estamos bastante crecidos para poder ir.

—Si... ¿por qué no?

Con todo el entusiasmo que un par de niños puedan tener se lanzaron a la aventura. Ninguno de los dos tenía claro cuanto caminar o que dirección tomar exactamente, simplemente siguieron recto desde el gran cedro. El bosque estaba lleno de arboles con cortezas robustas que daban a entender la avanzada edad de aquel bosque. Conforme avanzaban los mellizos pudieron divisar cosas grandiosas como cervatillos, ardillas, conejos e incluso un zorro, pasaron varios riachuelos de los cuales bebieron agua fresca y dulce al paladar. Pronto se encontraron frente a unos grandes arbustos y decidieron atravesarlos en lugar de rodearlos, para su sorpresa tras estos grandes arbustos se encontraba la laguna maldita, ambos quedaron maravillados por el descubrimiento.

—La encontramos Ana—dijo Klaus lleno de emoción.

—Si Klaus—su hermana no podía ocultar su emoción.

Era una hermosa vista, la laguna no era más grande que el tamaño del hogar de los Aurum y estaba bastante bien escondida debido a las decenas de grandes arbustos y árboles alrededor de su perímetro. Al otro lado de donde estaban posicionados los mellizos se encontraba una gran formación rocosa donde salía agua con la cual la laguna era alimentada constantemente. El color del agua era de un tono verde que anunciaba la gran profundidad que esta podría tener, pero no era impedimento alguno para los hermanos Aurum quienes nadaban a la perfección y no desaprovecharon la ocasión para despojarse de sus ropas y tomar un frío baño. Pudieron transcurrir unas dos horas desde que habían llegado, el tiempo había volado y era momento de regresar, se secaron a como pudieron y se vistieron y regresaron directo a su casa, el camino de regreso les pareció increíblemente corto en comparación cuando apenas andaban en busca de la famosa laguna maldita, ambos llegaron a la conclusión que ese nombre había sido inventado por sus padres y sirvientes para asustarlos. Luego de un largo día de diversión y travesuras, se fueron a dormir sin contar ni una sola palabra a sus padres sobre su visita a la laguna.

Crónicas de VernamWhere stories live. Discover now