Cap 12 (¿Amigas?)

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Le mire y no le respondí. El me lo volvió a preguntar y yo ni si quiera le miraba. Así que me tiro de los pelos para que me diera la vuelta, no pude reaccionar me pillo de sorpresa aquello, para cuando me di cuenta de que me estaba tirando de los pelos ya había conseguido darme la vuelta para que le mirara.
Paula se puso de pie y empezó a pegarle al chico con el bolso, el chico que estaba al lado suyo también estaba intentando que me soltara. El conductor paro el bus, salió de la cabina  y se juntó a nosotros para ayudarme con el chico que había perdido los papeles. Cuando conseguimos que me soltara el conductor tuvo que expulsarlo del bus, yo tenía en ese momento un montón de vergüenza, el chico no paraba de gritar:
-¡Lesbiana de mierda!- y muchas otras cosas más.
Entonces cuando ya me di cuenta de lo que había pasado, y que todos lo que iban en el bus, más lo que vinieron a ayudar me estaban mirando con cara de pena, me empezaron a salir las lágrimas de la cara. El bus se puso de nuevo en marcha. El chico que iba al lado de aquel otro que había sido expulsado resulto que no lo conocía de nada.
Llegamos a nuestra parada, yo antes de salir les di las gracias a todos los que me habían ayudado. Nada más salir y poner un pie en la calle, me sentía segura.
-¿Estas bien?- me pregunto Paula mientras me daba un abrazo.
-Si, gracias. Por cierto hazme el favor y que ella no se entere.-le pedí mientras miraba a la terraza de su casa.

No acercamos al timbre del portal y toque. Nos atendió la voz de un hombre.
-¿Quién es?
-Hola soy Laura, ¿Esta Raquel?
-Si claro un momento que te abro.
Nos abrió y fuimos ahora si a la puerta de arriba. Volvimos a tocar y nos abrió el hombre de esta mañana. El que estaba esperando a Raquel junto al coche.
-¿Tú tienes que ser Laura?
-Si soy yo, y usted es...
-En persona no me conoces pero hablamos una vez por teléfono.
-Aa... es el padre de Raquel-ahora todo tenía sentido era su padre.
Ella salió de repente detrás, tenía un albornoz puesto y llevaba el pelo mojado, así que deduje que se había dado una ducha. Estaba muy hermosa, con el cabello mojado. Pero que me estaba pasado no podía seguir pensado así en ella, ya lo habíamos pasado mal ambas, la había cagada yo y eso hizo que ahora estemos como estemos, que estemos incomodas la una con la otra. Aun no nos había visto y pregunto:
-Papa ¿Quién es?-dijo mientras se secaba el pelo.
-Es Laura y una amiga suya...
-Paula- le ayudó mi amiga.

Ella se giró con un movimiento lento el cual le hizo que su pelo se pareciera al típico anuncio de pelo pantene. Nos miró a ambas, y luego solo  a mí. Tenía una mirada fría que cualquiera de los presentes de aquella sala podía ver que algo nos pasaba. Parece que su padre me leyó la mente y se dio cuenta de aquella mirada que su hija me estaba echando.
-Bueno yo voy a sacar a Odie una rato. Un placer chicas.
Nos despedimos de él las tres y nos quedamos en la sala con un tenso silencio por parte de las tres. Paula entonces rompió el silencio.
-¿El baño?
Yo le iba a responder por que sabía dónde estaba, ya que me había duchado allí y sobre todo porque la última vez que estuve con Raquel había acabado allí llorando.
-Lo tienes detrás de esta puerta, ten cuidado que el suelo está un poco mojado.-le respondió con una sonrisa sincera.
Odiaba que a ella le sonriera de esa manera, me ponía enferma, solo quería que sus sonrisas fuesen para mí, pero la había cagado. Solo le tendría que haber dicho que  no estaba preparado para aquello que ella quería hacer, y fijo que ella lo hubiese entendido. Pero entonces el miedo se apodero de mí, y no fui capaz de hacerlo de otra manera.
Mientras pensaba en aquello vi que ella se había metido en su habitación y que había cerrado la puerta solo dejando una rayita abierta. Decidí acercarme para hablar con ella, pero cuando iba a abrir la puerta la mirada se me fue por el espacio que estaba abierta y la vi cómo se cambiaba. Era tan hermosa y hacia unos movimientos tan dulces cada vez que se vestía, me encantaba. Paula se acercó a mí y me susurro:
-Creo que ahora es el momento de entrar hay y hablar con ella. Yo os dejare intimidad.
Pensé en aquello que me había dicho, y cuando iba a abrir la puerta para disponerme a hablar con ella, la abrió por dentro a la misma vez que yo. Se había puesto su camiseta de Batman con la que dormía, pero esta vez no llevaba solo bragas, llevaba un chándal negro muy cagado. Se me quedo mirando un rato, yo le sostuve la mirada.
Después ella alzo la mirada y miro a Paula. Así que conseguí pronunciar lo que quería decirle.
-¿Podemos hablar un momento? Por favor.
Creo que ella se lo peso un momento porque tardo unos segundos en darme una contestación.
-Sí.
Nos metimos en la habitación, yo cerré la puerta para que fuese más íntimo. Se sentó en la cama y yo no tenía ni idea de qué hacer si sentarme junto a ella o quedarme allí enfrente de pie.
-Puedes sentarte si quieres.-dijo de repente como si me hubiese leído el pensamiento.
Me senté junto a ella y note como me temblaba todo, cundo me llego el olor a vainilla de su colonia. No tengo ni idea de si ella lo noto. Me tranquilice un momento y empece a hablar.
-Lo siento ¿vale? Sé que lo hice mal. Que con que te hubiese dicho que no estaba listo para aquello, lo hubieses entendido y que me darías  tiempo. Pero no pude me entro el miedo, porque no sé qué me pasa pero haces que cuando estoy contigo solo quiera echarme a tus brazos, pero tienes que entenderme aún no se si siento por ti, o solo es necesidad.- no tenía ni idea de cómo le había podido dicho todo lo que le había dicho. Ahora la vergüenza se apoderaba de mí, ella solo me estaba mirando, no decía nada. Pero que iba a decir. La que lo había hecho mal era yo  no ella. Mire mis pantalones roto y me puse a jugar con una hilo que tenía. Ella se acercó a mí un poco más, acerco su mano a mi cara y con una caricia hizo que la mirara.
-Tranquila, lo entiendo yo pase por lo mismo cuando me entere que las mujeres me gustaban.
Me lo había dicho con una voz tan tierna con tanta delicadeza que hizo que ya no tuviera vergüenza, así que yo volví a hacerle otra pregunta.
-¿Cómo antes?-en realidad aquella pregunta no tenía mucho sentido así que antes de que ella me la respondiera le hice otra.-Quiero decir ¿Amigas?
-Si-dijo por fin con una sonrisa, aunque no parecía muy convencida de eso.
Me acorde de lo que había pasado hace nada en el bus, y me entraron unas ganas tremendas de contárselo, pero no me atreví. Ahora que volvíamos a estar bien no quería volver a cagarla. Así que dejando aquel momento tan malo a un lado, le empecé a hablar sobre el trabajo.
-¿El trabajo sigue como cuando yo me fui?
-No, solo nos queda pintarlo lo demás lo he estado haciendo estos días con mi padre.
-Dios te amo, gracias por a ver seguido haciéndolo aunque yo no estuviese .
No sabía si las palabras que había usado eran las apropiadas para agradecerle que hubiera seguido el trabajo cuando yo no estaba, pero en ese momento era lo único que me salió decirle. Ella sonrió y se levantó de la cama, se dirigió a su armario y saco un maqueta perfectamente hecha de la universidad. Le respondí con una gran sonrisa nada más verla. Me levante de la cama y me fui al salón, donde encontré a Paula mirando los discos que Raquel tenia. Me miro para ver mi cara, para ver que tal había ido la conversación. Creo que la respondí solo con la sonrisa que llevaba en la cara por que nada más verme ella también sonrió.
-Raquel me encantan todos los discos que tienes.
Raquel se acercó a Paula, cogió el disco que tenía en su mano y lo puso. Después con la maqueta se acercó a mí y nos pusimos las tres a pintarlo. Paso un rato y volvió su padre de sacar a Odie de paseo, el cual nada más entrar en la casa fue corriendo y con la colita en movimiento a saludarme.
-Hola chicas, os ayudo en algo o no necesitáis de mi servicios.
-No hace falta papa, por cierto chicas este es mi padre, Alfred.
Paula y yo saludamos al señor Alfred, que era más joven de lo que yo me lo imaginaba e iba muy bien vestido. Él nos devolvió el saludo y se fue a la cocina y empezó a cocinar. Raquel parecía estar mejor conmigo y yo ya no me sentí nada incomoda. Paula no paraba de mirarme y de mirarla a ella para ver qué pasaba entre nosotras y si lo habíamos arreglado de verdad.
El señor Alfred nos preguntó si nos íbamos a quedar a comer y Paula antes de responder miro la hora ya que la residencia cerraba.
-¿Eso os vais a quedar a cenar? Mi padre es muy buen cocinero.
-Yo no puedo, tengo planes para esta noche.-dijo de repente Paula. La cual me hecho una mirada para que  aceptara aquella invitación. Tenía claro que mi amiga quería que entre nosotras pasara aquello que a mí me dio tanto miedo.
Al final después de estar un poco pensándolo acepte quedarme a cenar. No podría pasar nada malo, ya lo habíamos hablado, habías quedado en ser amigas, puesto que era lo mejor para ambas. Paula se fue ya de casa y me dejo sola con ellos para cenar. Alfred había hecho pasta a la china como la llamaba él. No paraba de hablar de su prometida que desgraciadamente no podía venir. Pero en un momento de la velada salió el tema de que necesitaba una respuesta a lo de ir a China a vivir. Raquel se quedó callada, a mí con aquella pregunta que le hizo su padre se me cayó el mundo encima. No quería que de su boca saliese un sí, me voy contigo a China.
-Aun no lo sé papa. Tengo dos días más para pensármelo ¿no?
-Si claro pero solo dos días que después vuelvo a China.
Raquel le miro a la cara y le asintió como diciéndole que ya lo sabía. Alfred se levantó de la mesa y se fue a su habitación, que en realidad era la sala de estudio de Raquel pero ahora tenía un colchón  en medio. Nos quedamos las dos solas. Nos quedamos mirándonos fijamente y a mí me salieron unas palabras que rompieron el silencio de sala.
-No quiero que te vayas. De verdad que no quiero que eso pase.
-Laura no sé qué hacer, porque quedarme aquí es estar cerca de ti y tener que ser tu amiga cuando tú y yo sabemos que yo quiero algo más.

Madre mía ahora sí que no sabía que decir, se me había declarado en un momento. No quería ver la cara de idiota que tendría que tener ahora. Lo peor de todo es que yo también quería decirle que quería algo más pero el miedo se apoderaba de mí. Se levantó y empezó a limpiar los paltos. Le ayude. Si querer le salpique con el agua y ella creía que lo había hecho apropósito así que nos empezamos a salpicar mutuamente. Me lo pase muy bien, pero había llegado la hora de irme a la residencia o si no me la encontraría cerrada.
-Me tengo que ir, gracias por todo.
-Espera ¿Quieres que te lleve yo?
Buff... no sabía que responder pero la hora que era si iba en bus con todas las veces que paraba y sobre todo por el mal recuerdo que me traía accedí a que me llevara. Cuando llegamos a la residencia me acompaño hasta la puerta.
-Buenas noches Laura.
No sé qué me paso en ese momento que aquellas palabras hicieron que me lanzara a su boca. Creo que fue las copas de vino que había tomado a lo largo de la tarde que me habían subido a la cabeza e hicieron que aquello sucediera. O simplemente que lo deseaba. Pero fuera como fuese la bese. Y el beso empezó a profundizarse por parte de las dos. La cogí de la mano y la dirigí a mi habitación.

ELLAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant