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hey

mirad, cancelé las otras historias de forma un poco impulsiva porq no me encontraba muy bien, pero escribir aqui me ha hecho conocer gente increíble y paso de parar

os cuento: esta historia empezó como un fic colaborativo entre el grupo de telepollo (el fic esta publicado y se llama en lo bajo de este bar o algo así) y el primer capítulo lo escribí yo. El fic murió poco después y yo me quedé con las ganas de seguir la historia, así que con el permiso de mis niñas he recuperado mi idea original y voy a tirar con ella

espero que os guste y gracias por aguantarme

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Llevaba esperándolo toda la vida, así que por un par de horas más no pensó que fuera a pasar nada.

Apuró el segundo café de la mañana casi sin saborearlo, quemándose la garganta con el líquido negro e insípido de aquella cafetería descuidada del centro. No era muy fan de la zona ni de la gente en general, pero tampoco estaba ahí por gusto. Suspiró tecleando en su ordenador, limpiando otra tanda de apuntes que ya se sabía de memoria por el simple hecho de hacer algo.

Una camarera pelirroja se acercó y retiró la taza vacía. Se sonrieron con amabilidad. Era guapa, pero Natalia no estaba aquí por ella.

La verdad es que ni siquiera sabía muy bien a quién estaba esperando, pero llevaba ya unas tres horas y empezaba a perder la esperanza. Su hermana Elena había sido clara con el lugar y el día, pero no le había especificado una hora; así que la morena no había tenido más remedio que plantarse allí en la apertura del local y esperar.

Sacó el móvil y actualizó a Elena en la situación. Ésta le dio ánimos. "Llegará antes del mediodía, seguro."

Si no fuera porque su hermana no fallaba nunca, Natalia ya se habría marchado. Se había saltado clase en la universidad en un día importante sólo por esto y empezaba a pensar que no valía la pena. Suspiró frustrada y cerró la pantalla del ordenador. Las pocas ganas que tenía de quedarse allí se estaban esfumando según Madrid se iba iluminando con el sol.

- ¿Es difícil?

Natalia se giró hacia la voz. En la mesa de al lado, una chica pequeña y rubia la observaba con unos ojos grandes y curiosos.

- ¿Perdón?

- Lo que estás haciendo, que si es difícil. - Aclaró señalando su ordenador. - Has suspirado como diez veces en el último minuto.

Natalia río divertida. La chica frente a ella sonrió con una luz especial.

- No es difícil, sólo son apuntes. Es que estoy cansada.

- ¿Llevas aquí mucho rato? - Preguntó la rubia mordiendo una tostada con aguacate.

- Toda la mañana, aunque creo que en seguida me iré. - Echó un vistazo a la puerta de nuevo, algo decepcionada.

- ¿Esperabas a alguien? - Natalia se giró de nuevo hacia la rubia, alzando una ceja. - ¿Pregunto mucho? Es que a veces me dicen que pregunto mucho y llego a ser impertinente.

- No te preocupes. - Le sonrió Natalia, más relajada. - Estaba esperando a mi alma gemela, si quieres saberlo, pero no parece que se vaya a presentar.

- ¿A tu alma gemela?

- Mi hermana pequeña es vidente, nos vio en un sueño. - Explicó, encogiéndose de hombros y guardando el portátil en su mochila.

- ¿Vienes de una familia con poderes?

Natalia asintió, rascándose la nuca nerviosa. Las familias con poderes no abundaban en España.

; las vidas efímerasWhere stories live. Discover now