La Tarta de Santiago

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Tras mucho correr entre los pasillos de la plaza comercial, Bakugo al fin hizo parada en una tienda de ropa, donde la temática roquera destacaba dentro del negocio.

Tomando la mayoría de camisetas de calaveras, y algunos pantalones casuales de diversos colores, el chico se fue hacia el probador. Mientras Uraraka esperaba a que el chico saliera, percibió las miradas de algunas chicas, las cuales susurraban alrededor de ella "Qué envidia ¿Ya viste el novio que tiene?" "No lo sé, pero su rostro me parece familiar ¿Crees que sea famoso?" "Aunque la chica es linda, no creo que sea suficiente para mantener a un chico como él de novio" "¿Crees que tenga moto? Con gusto podría darle una prueba gratis de manejo" conforme más acrecentaba los murmullos, Uraraka intentaba ocultaba su rostro de vergüenza, pensando "diablos ¿En qué me metí? Esto es tan patético, le hubiera dicho a Mina y Kiri que hubieran venido, ahora todas me odian" en medio de las plegarias, su móvil sonó, distrayendo a las chicas de alrededor:

- ¡Mina! Qué bueno que me llamas.
- ¿Qué pasa nena? ¿está todo bien? Si Bakugo te hizo algo juro...
-Tranquila, por ahora no e tenido problemas con él, pero si estuvieras aquí en la tienda de ropa, sabrías porque me siento tan incomoda - avergonzada, comentó la castaña, cubriéndose con la mano su rostro de las chicas que andaban merodeando.
-Bueno nena, no es como que estés paseando con cualquier tipo, mira que, a pesar de su carácter de mierda, el tipo es guapo y para colmo, se ve que está en muy buena forma.
-Ni me lo recuerdes, ayer por la noche tuve un gran problema con eso.
-¿Cómo? ¿De que estas hablando?
-Digamos que Bakugo se quedó sin playeras, y durante toda la cena estuvo con el pecho desnudo...
- ¿En serio hizo eso? dime ¿Te dejo tocarlos? Su abdomen ¿Solo está definido o si está marcado? - muy emocionada, la pelirosa grito en el altavoz, haciendo que Uraraka alejara su teléfono para no aturdir su oído.
- ¿Acaso eso importa? - sonrojada al recordar el escultural cuerpo de Bakugo, en voz baja preguntó a Mina.
- Por supuesto que sí, nena, seria un pecado desaprovechar la vista, es más, te prometo que con esa inspiración tus sesiones de masturbación serán mas placenteras.
-¡Mina! No digas esas cosas, jamás me atrevería a hacer eso, eso seria un acoso.
-No mientras descubras un poco de ti.
-¿Qué estas insinuando?
-Mira, no quiero decir con esto que Bakugo te ame o este tipo de cosas, pero ayer, mientras le ayudabas a atender, lo vi observándote de manera algo lujuriosa.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Si no me crees puedes preguntarle a las chicas, ellas también lo vieron, además, llevas años de no tener sexo con nadie, al menos intenta liberar la tensión con él...
- Mina, aunque aprecio tu preocupación por mi vida sexual, aún pienso que para tener intimidad se necesita de sentimientos.
- Cuando nos volvemos activas, las hormonas se disparan conforme vamos creciendo, aunque amo a mi marido, admito que me volvería loca si no pudiera tener sexo con mi Manzanita, ahora imagínate tú, que llevas cuatro años satisfaciendo tu deseo con masturbación.
- Hasta ahora no he tenido problema con ello, además soy de las que aún cree que para ello debe haber un deseo mutuo, y aunque tú digas que Bakugo me mira, tras el último mal entendido, dudo que eso de que Bakugo me deseé sea cierto - desilusionada, suspiró la castaña.
- En fin, lo que quieras creer, eso depende de tí, además, recuerda que el día de hoy tienes que venir al departamento para la fiesta de bienvenida de Sero y Bakugo.
-¡Mierda! ¿Cómo pude olvidarlo? - frustrada, exclamó Uraraka, golpeándose la frente.
-¿Acaso Bakugo te hizo perder la cabeza?- con voz maliciosa, preguntó Mina.
-No te preocupes, llegare a tiempo para la fiesta, te lo prometo.
-Además te tengo una gran sorpresa, así que procura venir bien vestida ¿De acuerdo?
-Lo intentare.
-Bueno, entonces nos vemos al rato.
-Bye, bye...

Tras colgar el teléfono, Uraraka miro su celular para ver la hora, "02:00 pm" suspiró Uraraka mientras seguía esperando a que Bakugo saliera del vestidor. Comenzando a impacientarse por la tardanza del rubio, Uraraka se acercó a la entrada de los vestidores y con voz calmada, llamó al chico:

Sweet Mochi [Kacchako]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ