O3

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Volvió a ver a SeHun diez años después, cuando ya se había cumplido un siglo desde que había encontrado a su pareja destinada.

Ese día había estado jugando con ChanYeol en sus formas de lobo cuando de repente captó una presencia y un aroma especiado que él bien conocía, y no pudo evitar detenerse de golpe y mirar en dirección a los bosques, de donde llegaba y se intensificaba el efluvio con cada segundo que pasaba. ChanYeol gruñó, sus sentidos mucho más desarrollados de cuando era un niño, diez años atrás, y no dudó en colocarse a su lado, su lobo más crecido mostrándose imponente y protector junto al suyo, ligeramente más grande y delgado.

Bastaron unos minutos para que apareciera un hombre delgado y muy atractivo entre el intenso follaje verde y el corazón de BaekHyun saltó de alegría al ver a su viejo amigo y amante de nuevo, tan guapo y saludable como la última vez que lo vio. SeHun se quedó ahí de pie, mirándolo, repasándolo con sus ojos siempre cálidos para él, y BaekHyun se habría acercado si ChanYeol no le hubiera cortado el paso para gruñirle al otro alfa.

No niega que se sintió levemente complacido y feliz al ver a ChanYeol empecinado en cuidarlo y protegerlo, pero no quería que se enfrascara en una pelea con SeHun, que estaba muy dispuesto a luchar con él si le saltaba encima, así que trotó hasta el menor y acarició su hocico y rostro con la nariz, dejando un par de lengüetazos inocentes en sus mejillas peludas, y eso fue suficiente para relajarlo visiblemente. Mordió entonces una de sus orejas como compensación por su buen comportamiento y un segundo después trotó hacia SeHun, que no tardó en arrodillarse y sonreírle antes de abrazarlo con fuerza, aunque asegurándose de ser muy cuidadoso para no lastimarlo, siendo consciente de su delicada salud.

Acarició su lomo con manos gentiles y cálidas y BaekHyun no dudó en lamer sus mejillas amorosamente y olfatear su cuello en una costumbre que sería muy difícil de olvidar. Aspiró un aroma dulce, como a flores, combinado con su esencia natural, y supo que se trataba del olor de su omega. Lo miró entonces con complacencia y alegría verdadera pero SeHun desvió la mirada y suspiró con fuerza.

—¿Puedes cambiar, BaekHyun? Quisiera hablar contigo —pidió amablemente y BaekHyun asintió, lamió sus manos una última vez, y sintiendo una caricia en su oreja, corrió hacia los árboles para mutar y vestirse—.

El proceso no le llevó demasiado tiempo y cuando volvió a reunirse con SeHun no dudó en colgarse en su cuello y abrazarlo fuertemente. Una de las manos del mayor de los alfas se puso en su cintura y la otra en su cabello, y sonrió cuando él los meció suavemente de un lado a otro, justo como lo hacía hace cien años. El momento no duró demasiado, sin embargo, ya que ChanYeol no tardó en gruñir, mostrando su disconformidad al ser ignorado, y BaekHyun se alejó del hombre emparejado y le dio una sonrisa al menor de los tres.

—Lo siento, Chan. Este es SeHun, un buen amigo mío; Hunnie, él el ChanYeol, es mi...

—Sobrino —dijo ChanYeol luego de transformarse y erguirse en su joven y orgullosa desnudez, enfrentando cara a cara a SeHun y respondiendo con su voz grave en pleno proceso de cambio—.

BaekHyun sonrió y asintió, siendo muy cuidadoso para no mirar nada inadecuado en el cuerpo del menor.

—Así es, es mi sobrino.

—No sabía que tenías un sobrino tan joven. ¿BaekBeom tuvo otra camada de cachorros? —preguntó un confundido SeHun mientras ChanYeol se iba hacia el bosque y se vestía y BaekHyun negó—

—No, mi hermano mayor no ha tenido más hijos. A ChanYeol lo encontré hace diez años y lo traje conmigo para cuidarlo. Él no lo sabe aún, pero es mi pareja destinada —susurró esto último cautelosamente y los ojos del alfa se abrieron con sorpresa—.

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