En el momento indicado

O5

BaekHyun lanzó una mirada hacia la esquina de la calle, justo en la casa vecina, donde había una jovencita cambiaformas lobo que los miraba intensamente, o a ChanYeol, para ser mas precisos. Ella era hermosa, delgada, con su piel blanca y reluciente exudando juventud y perfecta salud y con una cara de bebé sin imperfecciones, vestida con un lindo vestido blanco suelto y sandalias que dejaban ver sus pies bien cuidados y pequeños, y le lanzó una mirada a su acompañante, que insistía en ayudarlo a cargar las bolsas de las compras y tomarlo de la mano al mismo tiempo, algo que era prácticamente imposible por el número de bolsas que quería sostener por sí mismo, y jaló su camisa para llamar su atención.

Menos de un segundo después ya tenía los ojos de ChanYeol sobre él y BaekHyun se sonrojó estúpidamente, pero a pesar de ello le dijo como quien no quiere la cosa mientras apuntaba disimuladamente hacia la chica.

—Mira, creo que le gustas.

—¿Qué?

—A la muchacha... creo que le gustas. No ha dejado de mirarte desde que cruzamos la esquina —le informó y ChanYeol frunció el ceño y miró hacia adelante, sus ojos encontrando a la joven, que rápidamente bajó la mirada con las mejillas sonrojadas adorablemente, y se encogió de hombros—.

—¿Y qué hay con eso? No me importa... ¿o es que te sientes incómodo? —preguntó ahora atento y preocupado y BaekHyun frunció los labios, sus cejas hacia abajo tiernamente y ChanYeol maldijo mentalmente a su adorable personalidad—

—No me siento incómodo —aseguró y los hombros del pelinegro se relajaron visiblemente—. Es sólo que creí que tal vez te gustaría ir allí y saludarla, no sé...

—¿Querías que ligara con ella? —preguntó ahora ruidosa y genuinamente confundido y BaekHyun se mordió el labio inferior mientras desviaba la mirada—

—¿Por qué lo preguntas de esa forma tan exaltada? ¿No es acaso algo normal? Digo, ya estás en edad de salir con chicas y chicos, ir a citas o a fiestas o... hacer otras cosas, no es un pecado capital empujarte para que experimentes, hagas amigos y practiques actividades entretenidas para los muchachos de tu edad. ¿Sabes? Siempre lo he pensado, pero ahora es cuando puedo decírtelo: creo que eres demasiado joven para cargar con la responsabilidad absoluta de cuidarme y estar atento a mí todo el tiempo. ChanYeol, eres joven, estás empezando a vivir y no quiero que estés encadenado a un vejestorio enfermizo como yo porque te sientes en deuda conmigo. Quiero que hagas lo que los jóvenes hacen, quiero que te embriagues y llegues tarde a casa porque estabas divirtiéndote. Es lo que creo justo —dijo con aparente seguridad, ignorando los aullidos y zarpazos disconformes de su lobo porque ambos sabían que lo que en realidad él deseaba era estar siempre con el chico, que nadie lo viera o tocara de forma íntima, que nadie gozara de su cuerpo o de su piel, mucho menos de sus cuidados y su calor agradable, diciéndose que aquello era lo correcto—.

ChanYeol frunció el ceño profundamente al escuchar sus palabras y malabareó con las bolsas de las compras hasta dejarlas todas bien sujetas en su mano derecha y con la izquierda lo sostuvo por su muñeca con cuidado pero siendo firme, y BaekHyun ladeó el rostro, sintiendo una agradable y única corriente eléctrica recorriendo su cuerpo entero por el simple contacto de su palma callosa contra su piel. Sus ojos apuntaron al suelo, justo un poco antes de llegar a los zapatos deportivos de ChanYeol, y el menor apretó un poco más fuerte su agarre, provocando que lo mirara a los ojos, sabiendo que era eso lo que quería, y ChanYeol se mostró firme e irrevocable, aquella imagen de sensualidad masculina y alfa que secretamente causaba revoluciones en su interior.

—BaekHyun —lo llamó con una firmeza erótica impropia de su tono siempre dulce y conciliador para con él, y su lobo jadeó, extasiado ante el cambio—, todo eso que acabas de decir no puede importarme menos. ¿Para qué querría ir a fiestas a beber y volcar mi estómago, qué sentido tiene eso? No le encuentro lógica. Prefiero estar en nuestra cabaña y correr contigo.