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Ocho meses después.

—Oye, Chan, debes calmarte. ¡Abrirás un agujero en el suelo! —exclamó JongDae con exageración y MinSeok le dio un codazo en el brazo, frunció el ceño y negó con la cabeza para ordenarle mudamente que se callara—

—Déjalo en paz, Dae. Está nervioso, ¿cómo puedes pedirle que se calme? Además, tú eres peor —se quejó el mayor y JongDae bajó la mirada a su vientre abultado, sonrió grande y se inclinó para estar arrodillado, de manera que ahora su rostro estaba frente a su panza. Lo tomó de las hinchadas caderas y se hizo hacia adelante para dejar muchos besos sobre su vientre seismesino—.

—No soy paranoico, sólo cuidadoso, ¡¿y cómo no serlo?! Si mi omega es tan lindo embarazado y está llevando a mis cachorros en su interior.

MinSeok se sonrojó y le dio un golpe indoloro en el hombro.

—Yah, me estás avergonzando.

ChanYeol los miró por un par de segundos, el corazón latiendo con prisas en su pecho y su lobo mirando con ansiedad a la puerta por la que había desaparecido BaekHyun hace casi una hora, y se mordió el labio inferior, negó y siguió caminando por el largo pasillo de espera.

Ya habían pasado ocho meses desde que se había unido con BaekHyun, su pareja destinada y el amor de su vida, el hombre más importante en su existencia, y desde entonces las cosas han ido maravillosamente entre ellos. Descubrieron lo agradable que podía llegar a ser la vida en pareja, lo saludable que era la compañía del otro en un sentido más íntimo y profundo, lo bien que puede llegar a sentirse un beso en los labios o un abrazo bajo las sábanas y lo liberador y avasallante que es la intimidad entre verdaderos compañeros.

En esos ocho meses pudo verse una increíble mejoría en la salud de BaekHyun, quien ahora parecía ser un hombre enérgico y saludable de veinte años humanos, y eso lo llenaba de dicha y alivio, porque sabía que él hacía ya mucho que se había alejado del peligro, de la muerte, y que ahora estaría una larga temporada a su lado, amándolo, acompañándolo y protegiéndolo tanto como él lo haría. Después de tanto dolor, agonía, confusiones y sufrimiento, BaekHyun era feliz, y eso estaba muy bien merecido.

Ahora ChanYeol había dejado de lado la inmadurez infantil de su especie y se había convertido en todo un hombre, un alfa responsable, atento y feroz cuando se trataba de su omega; tanto había aprendido y cambiado para mejor que el mismísimo SeHun le brindó halagos y aplausos, sabiendo que su antiguo amante estaría muy bien cuidado y protegido en las manos de ese alfa joven y fuerte, sin embargo, esta actitud pareció multiplicarse unas semanas después de su emparejamiento con el platinado, porque, por muy sorprendente que pareciera, su unión había traído consigo un regalo que les cambió por completo la vida a ambos.

Sí, BaekHyun había quedado embarazado en ese primer acto sexual, lo que los llevaba justo a ese momento.

KyungSoo frenó su caminata tomándolo de la muñeca y ChanYeol agachó la mirada para observar al pequeño y lindo omega que tanto quería a BaekHyun y que, además, también estaba incursionando en el mundo de la paternidad. Su barriguita de tres meses de embarazo apenas se notaba bajo aquella sudadera perteneciente a JongIn, pero le hacía verse indudablemente adorable.

—Yeollie, relájate un poco. Mi hermano mayor estará bien, él es muy fuerte, así que no te preocupes. Todo saldrá de maravilla, ya lo verás —aseguró con un agradable tono pausado y suave que lo hizo entrar en calma ligeramente y ChanYeol suspiró e hizo una mueca—.

—Sé que BaekHyun es fuerte, maldición, claro que lo sé, pero calmarme parece ser una tarea increíblemente difícil en este preciso momento. ¡Voy a ser papá, por amor a Dios!

En el momento indicadoWhere stories live. Discover now