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Sus dedos se movieron con agilidad sobre las teclas del piano de cola que habían recién adquirido y que reposaba tranquilamente en la parte trasera de la casa. Sus ojos cerrados no interrumpieron ni entorpecieron los movimientos expertos de sus dígitos y su voz entonaba con melodiosa armonía una canción preciosa y llena de amor.

El viento soplaba con calma y paz y traía con él los aromas incomparables y ricos del bosque, de la naturaleza, las montañas puras y la vida misma. Su cabello se meció con él, hebras brillantes y platinadas viajando y sintiendo la libertad al ser acariciadas con gentileza por las ondas frescas e invisibles. El sonido de las hojas de los árboles y los pinos bailando con el viento acompañó su melodía y le dio un toque mágico y perfecto difícil de encontrar en algún lugar.

Su corazón dio un vuelco al sentir la presencia de ChanYeol en su espalda y sus ojos fijos en él y su lobo meneó la cola con complacencia, sin embargo, BaekHyun no se detuvo en ningún momento, ni siquiera cuando el joven alfa se acercó y pasó a ocupar un lugar junto a él en el banco sin entorpecer su trabajo. Tres minutos después, justo después de acabar, BaekHyun abrió los ojos y giró el cuello para ver al alto joven a su lado. Le sonrió cálidamente y ChanYeol le devolvió el gesto sin desviar su mirada de la suya.

—Deberías enseñarme a tocar, tío, así tú puedes dedicarte a cantar y yo te haré compañía musicalmente —dijo el menor, su voz grave y sin fallos acariciándole los sentidos, agitando su sensible corazón y sacudiendo a su lobo, que dando tumbos aullaba con felicidad—.

BaekHyun rió animadamente y tocó el inicio de otra pieza.

—Tú lo que quieres es aprender para conquistar los corazones jóvenes de las señoritas —aseguró y ChanYeol soltó una breve carcajada—.

—¡Me descubriste! Debes ser un hechicero —lo acusó dulcemente, sus ojos oscuros y grandes fijos en su perfil y BaekHyun comenzó a tararear con una sonrisa en los labios—. ¿Hum? Tío, ¿son ideas mías o tu olor es más... dulce? —preguntó unos momentos más tarde y BaekHyun se detuvo y parpadeó con sorpresa—

—¿Ah?

ChanYeol se removió en su lugar y desvió la vista para dejarla sobre la copa de un pino cercano.

—Es que... siento que tu olor está cambiando, que es más... más...

De repente se puso de pie, con el ceño fruncido y bufó, frustrado, negando con la cabeza y alejándose de ahí, dejando a un pasmado BaekHyun atrás, que con ojos agrandados no dejó de verlo hasta que se adentró a la cabaña. Hizo un repaso mental de su último celo y al aceptar que no había sido hace mucho y que no era posible que estuviera entrando en ciclo otra vez, frunció los labios y sus cejas se fueron hacia abajo. No había nada anormal en su aroma.

Entonces sus ojos se expandieron con sorpresa y su corazón golpeó con fuerza su pecho y soltó un par de parpadeos, renovado con una nueva emoción y esperanza.

—ChanYeol, ¿acaso tú...?

҉҉ ҉҉

BaekHyun tocó la puerta de la habitación de ChanYeol con tres golpes suaves y cuando recibió el permiso esperado abrió y entró. El alfa estaba acostado en su cama con sus manos enlazadas sobre su abdomen y la vista fija en el techo, y BaekHyun miró con deleite lo mucho que había crecido, siendo ahora significativamente más alto que él. Dio un par de pasos dentro de la habitación, aspirando disimuladamente el aroma a madera y canela de ChanYeol, aquél que se había desarrollado hasta el punto de volverse algo parecido a una droga para él, y cerró la puerta nuevamente detrás de él. Se acercó entonces al pelinegro, que lo miraba con atención, y le dio una sonrisa cuando se sentó a su lado en la cama.

En el momento indicadoWhere stories live. Discover now