Capítulo 74: Paseo

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El sol comenzó a entrar por la ventana, Marinette abrió los ojos lentamente a causa de la luz que había comenzado a colarse por la ventana, se había quedado dormida mientras charlaba con Félix, de hecho ambos estaban fuera de las cobijas por suerte la noche no había sido fría así que seguramente no se resfriarían.

Marinette se sentó en la cama y miro a Félix dormir, era la primera vez que compartían la cama y solo de pensarlo se ruborizo. Félix despertó poco después y se incorporó sobresaltado.

- Me quede dormido, lo lamento.

- No importa – dijo Marinette tímidamente -. Buenos días.

- Buenos días – dijo Félix tras unos segundos de vacilación se acercó para darle un rápido beso en los labios -. Tengo que regresar a mi cuarto, creo que a Cat Noir no le hará mucha gracia que haya pasado la noche aquí.

Marinette asintió y Félix se marchó después de comprobar que no hubiera nadie en el pasillo. Félix entro a su habitación, se lavó la cara y se cambió de ropa, una vez estuvo listo tomo un conjunto de ropa más y salió para llamar a la puerta de Cat Noir.

- Buenos días – saludo Félix cuando el superhéroe le abrió la puerta medio dormido -. He traído algo de ropa... quizá te quede un poco grande pero es mejor que la uses.

- Gracias – dijo Cat bostezando y tomo la ropa.

- Luego de que te vistas baja a desayunar – indico Félix.

Cat Noir asintió antes de cerrar la puerta, después Félix fue a la habitación de su novia y golpeo la puerta, Marinette le abrió a medio vestir, sosteniendo la parte superior del corsé con la mano derecha, aunque ella lleva debajo el traje de Ladybug. Félix aparto la mirada casi como un reflejo inconsciente.

- ¿Cómo se cerraban los corsés en esta época? – pregunto Marinette -. ¿Me puedes ayudar?

Algo avergonzado Félix entro en la habitación y ayudo a Marinette a ajustarse el corsé y atarlo.

- No es muy cómodo, aunque si muy bonito – dijo Marinette mirándose en el pequeño espejo de la habitación.

Félix no contesto, estaba distraído pensando en lo mucho que le gustaría que Marinette usara esos vestidos con más regularidad, le parecía encantadora.

Luego del desayuno salieron a dar un paseo, aunque ya no llamaban tanto la atención, los superhéroes seguían resultado muy llamativos con esos antifaces. El primer día no encontraron nada, más bien pareció una visita turística al pasado, los superhéroes se asercaban a ver un edificio que ya no existía en su tiempo, examinaban a las personas y miraban sorprendidos los carruajes.

- Toda la ciudad es como un museo – comento Cat Noir, Félix no replico, cuando llego al futuro también estuvo mirándolo todo con ojos de asombro.

Por la tarde regresaron al hotel para almorzar y descansar.

- ¿No hay nada más? – pregunto Cat Noir mirando con pocas ganar la comida que le habían servido.

- No – respondió Félix comenzando a comer, nunca había sido muy quisquilloso por la comida, en sus viajes y en especial durante el tiempo que estuvo en la China les bastaba con que hubiera algo de comer, no recordaba mucho de su tiempo en el orfanato pero estaba seguro que allí la comida tampoco era algo que destacar -. Y aunque busques dudo que encuentres un restaurante de comida rápida.

Cat Noir se llevó la cuchara a la boca bajando las orejas resignado, Félix noto que la gente comenzaba a mirarles, el hecho de que Cat Noir pudiera mover sus orejas podría terminar siendo considerado brujería y alarmar a la gente.

Por la tarde Cat Noir se encerró en su habitación, Félix le dio unos libros pero como no era muy aficionado a leer los dejo en sobre la mesa "Un siglo sin videojuegos, ni televisión, ni celulares ¡La gente debe aburrirse muchísimo!" pensó y a falta de una actividad mejor, se durmió.

Félix salió a dar una vuelta y Ladybug al verle alejarse, hecho llave a su cuarto y bajo corriendo las escaleras para darle alcance.

- ¡Félix! – le llamo mientras corría detrás de él, Félix se detuvo y se dio la vuelta.

- ¿Vienes a pasear junto a mí? – pregunto Félix, Ladybug sonrió.

- Sí, quiero que me cuentes como era vivir en este lugar.

Caminaron un largo rato tomados del brazo. El antifaz llamaba mucho la atención así que a la media hora, se escondieron en un callejón y Ladybug deshizo su transformación.

- Sera problemático si Cat Noir te ve así – comento Félix.

- Para eso deberá encontrarnos – dijo Marinette sonriendo, debajo del vestidos llevaba una ropa muy simple que el vestido cubría perfectamente.

Continuaron paseando, llegaron hacia el lugar donde en unos años se construiría la torre Eiffel Marinette saco su celular y le dijo a Félix que le tomara una foto, el chico encendió el celular y se quedó mirándolo intentando encontrar donde se tomaban las fotografías.

- Aquí – señalo Marinette acercándose de nuevo, ahora comprendía porque Félix siempre era tan malo con la tecnología -. ¿Ya se inventaron las cámaras?

- Aun no – dijo Félix tomando la foto.

Siguieron con su recorrido, cuando estaban viendo el rio Sena, Félix comenzó a jugar con el cabello de Marinette y le soltó las coletas.

- Llevar el cabello suelto se te ve muy bien, aún más cuando usas vestido – le susurro y ella se ruborizo.

Un carruaje se detuvo frente a ellos, Félix giro la cabeza para ver de quien se trataba y encontró al conde de Valois bajando de este.

- Buenas tardes joven Agrapart – saludo el conde y Félix aparto sus manos de los cabellos de Marinette.

- Buenas tardes señor conde es un gusto verle – contesto Félix seriamente, el conde examino a la acompañante de Félix ¿Seria ella la mujer con la que se rumoreaba que el joven Agrapart tenía un romance?

- ¿Podría darme el gusto de conocer quién es la hermosa jovencita que le acompaña? – pregunto el conde, Félix asintió.

- Le presento a mademoiselle Dupain – Dijo Félix sin inmutarse demasiado.

- Es un placer conocerle – saludo el conde extendiendo su mano, lo que dejo a Marinette muy sorprendida, Félix tomo su mano y la levanto un poco, la chica termino de subir la mano y el conde se la beso.

- El placer es mío – respondió Marinette sintiéndose extraña.

El duque se despidió alegando que tenía algunos asuntos de los que ocuparse y subió al carruaje sintiéndose más abatido que nunca, ahora su recientemente fallecida esposa le parecía un ángel, todos los recuerdos que tenía de ella le parecieron más tiernos, más puros.

Secretos y omisionesWhere stories live. Discover now