Capítulo 16: Por favor.

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"Claro, me da miedo el olvido en la Tierra. Mira, no quiero que suene como mis padres, pero creo que las personas tenemos alma, y creo que las almas no se pierden. El miedo al olvido es otra cosa. Es el miedo a no poder dar nada a cambio de mi vida. Si no vives tu vida al servicio de un bien superior, al menos muere al servicio de un buen superior, ¿Sabes? Y temo que ni mi vida, ni muerte tenga sentido".- Bajo la misma estrella

-Sí, nosotros fuimos los causantes de borrar las memorias de todo el mundo que supiera de la existencia de Azthart. Gabriel y yo inclusive re escribimos la historia.- Afirmó Miguel

- ¡Malditos Homofóbicos!- Gritó Hugo entrando en desesperación o en un posible pánico. Después de todo se había quedado en completo silencio desde la presencia del arcángel enfrente de nosotros.

- Estas equivocado, Hugo Valentines.- Estaba vez fue Gabriel que contestó con toda la calma del mundo.- Todo ángel, arcángel, Serafín, Querubín, demonio, ser de bajo mundo astral, elemental o cualquier otro ser viviente o no viviente, puede enamorarse del sexo que se le plazca.

- ¿Entonces por qué?....- Esta vez fui yo quien pregunté, estaba cansado, estaba adolorido además que el hecho de ya no recibir pastillas me causaba una sensación abrumadora del mundo. Solo quería irme en paz con Albert.

- Más que nada esto se hace por seguridad, es sumamente peligroso que un demonio y un ángel tengan algún tipo de relación sentimental, igual que un demonio con un humano.

- ¡Es lo más estúpido que he escuchado!- Albert no aguantó las explicaciones que Gabriel nos estaba dando, gritándoselo literalmente a un par de milímetros de su cara.

-Azthart, por favor apártate de mi hermano.- Miguel habló fuerte. Albert no lo escuchó.

-¡Es estúpido!-Albert parecía fuera de sí, tratando de intimidar por medio de gritos a Gabriel.

-Estás haciendo enojar a Miguel, Azthart.- Advirtió ahora el segundo arcángel.

-¡Yo exijo una jodida oportunidad!- Gritó y luego el sonido de un golpe en secó se escuchó. Albert había salido disparado al menos de un kilómetro de distancia lejos de él. La verdad es que el mero hecho me hizo brincar del susto.

-Ay, estos demonios que no escuchan.-Suspiró.

-¡Él tiene toda la puta razón!- Esta vez fue Ellise quien gritaba de manera desesperada. Su mano estaba sujeta fuertemente a la de Alicia quien lloraba de manera desconsolada.- ¡Esto no es justo!

-¿Ah no?- Miguel está vez fue quien respondió acercándose a pasos lentos a ambas chicas. Hugo se interpuso delante de él queriendo ayudarlas.

-¡Hugo!- Grité espantado de verlo parado enfrente de aquél ser tan divino y aterrador. Si un demonio no podía contra él, menos un humano

Hugo no se movió, Miguel por su parte con toda la amabilidad y gentileza que pudo haber sido posible simplemente aparto a Hugo del camino siguiendo su trayectoria hasta llegar a Alicia y Ellise. El demonio sacaba a cada exhalación vapor de la ira que contenía.

-Claro que es justo.- Miguel re afirmo frente a ella. El inminente tamaño del arcángel hacía parecer a Ellise un pequeño ratoncito enfrente de un león.

-No...-Jadeó Ellise sintiéndose intimidada.

-Pobre chica, ¿qué sufrimientos tuviste allá abajo para que regresaras a la tierra con tanto rencor?-Gabriel fue esta vez quien habló tocando la mejilla de Ellise, que pronto comenzaba a parecer totalmente fuera de sí; como si aquellos recuerdos comenzaran a comérsela viva.- ¿Cuántas veces te violaron...? Tus cuernos parecen heridos, ¿cuántas veces los arrancaron de tu cráneo?

-Gabriel.- Alicia advirtió mirándolo severa.

-¿Cuántas veces te despellejaron viva?- Ellise parecía totalmente enterrada en sus recuerdos, totalmente aterrada.- ¿Cuántas veces enterraron cosas en ti?

-¡Ya basta!- Alicia salió empujándolo para atrás.-¡Déjala en paz!

Albert volvió a aparecer, a punto de quitar a Gabriel de encima de un golpe en la cara; Miguel se movió tan rápido que tomó el puño de Albert en su mano rompiendo la barrera del sonido; de inmediato sentí miedo cuando vi la cara de horror de Albert.

-¡Yo pensaba que ustedes eran buenos!-Grité al aire, tan fuerte que la garganta me comenzó a doler, todos parados su gritoneó y el ambiente de tensión solo para verme.-Yo cada noche que tenía miedo rezaba, rezaba porque creía en ustedes, porque yo pensé que ustedes eran buenos.

-¿Esteban?- Me llamó Albert totalmente confundido de mi actitud, solamente quería que nadie saliera herido. Quería que todo acabara bien.

-Pensé que ustedes me amarían en vez de hacerme daño, arcángel Miguel.- Me tapé el rostro con pena, con pena de confesar que de pequeño tenía una buena expectativa de los ángeles y arcángeles.

Miguel me miró compasivo, soltando la mano de Albert y caminando a mi dirección.

-No somos malos Esteban, pero creo que no nos hemos explicado bien.- Tocó mi cabeza con lentitud peinando mi cabello hacía atrás.- A tu chico, Azthart se le dieron dos oportunidades y en una de ellas se vio claramente que era un completo peligro para ti; claro que tu no lo recuerdas porque fue en tu anterior vida.

-¡Que cursilerías!- Annie gritó, y me sorprendí a mí mismo de haber olvidado totalmente su presencia. Al parecer se había ido para traer una manta confiada que los arcángeles iban a poner todo en su lugar

-Que señorita más molesta.- Exclamó Gabriel.

- ¡Se supone que todo debería haber quedado solucionado, Esteban debería ser mío. Que pésimos son! – Annie siguió gritando con el doble de mantas por el frio.

-Sh...- Miguel ordenó y Annie ante ese sonido pareció resbalarse sobre la nieve.- Además una de las principales causas fue ella; expuso totalmente el reino espiritual.

Annie pareció quedarse totalmente muda.

-¡No me quieran echar la culpa de esto!- Annie chilló, todos la veíamos como si fuera una verdadera loca; todo su cuerpo temblaba.- ¡Yo estaba revelando al demonio!

-Estabas haciendo una idiotez, Annie.- Afirmó Miguel acercándose a ella. Annie tembló ante su sola mirada, no pudo ante magnifico ser y cayó de nalgas contra la nieve sin poder apartar la vista de Miguel.- Gabriel, vámonos.

-¿Ah?- Preguntó confuso acercándose rápidamente a Miguel, Ellise abrazó de inmediato a Alicia sujetándola con fuerza.- ¿Hermano Miguel?

-Alicia, no te atrevas a volver a poner un pie en el cielo, eres un caído a partir de ahora.- Dijo Miguel mirando el cielo mientras sus alas se comenzaban a arrastrar sobre la nieve. Alicia soltó un lamento entre una mezcla de felicidad y agonía; supongo que estaba contenta que simplemente la dejaran aquí pero el dolor de ser expulsada debió ser igual.

-¿Qué hay con el humano? – Gabriel lo imitó abriendo sus inmensas alas.

-¿No crees que tomamos medidas muy drásticas? Creo que lo mínimo que le debemos es una segunda oportunidad con su demonio.- Gabriel lo miró comprensible.- No hay que volver a hacer una tormenta en un vaso de agua.

-¿¡Se van a ir así sin más?!- Chilló Annie retomando fuerzas.

-Sh...- Gabriel fue quien la calló esta vez poniendo su dedo índice en sus labios.- Creo que alguien va ir directo al infierno.

Miguel volteó a mirarme pacíficamente, parecía tan apacible aun cundo su mente parecía todo un mar de confusión.

-Aquí no hay ningún pecado concebido. 

Fin. 

Sin pecado concebido (Yaoi)Where stories live. Discover now