Matrimonio Forzado

17

— Que haces ¡alejarte! — se acerco y se tiro encima de mi.

— ¿Por que no puedo parar esto? — lo mire confundido. — intento alejarme pero no puedo —

Lo mire y él me beso la frente.

Se acostó encima de mi y me besa el cuello, una parte quería que pasara pero por otra no, es que, tengo miedo.

— No Jungkook yo no te amo suelta me por favor — lo separo y me siento.

— Pero yo si — se acerca pero lo alejo rápidamente.

— Parece que solo quieres sexo y ya — lo mire con enojo. — ¡yo no soy un juguete Jungkook! —

Me levante y mire por la ventana, yo..yo no se que siento por él no lo se, lo único que se es que cuando estoy cerca de él me siento completo, no se que me pasa me estoy volviendo loco pero mas loco me volví al ver a yeontan afuera de la casa.

— ¡Yeontan! — Con el corazón bombeando a mil salí corriendo de la habitación.

— Taehyung ¿que sucede? — grito Jungkook corriendo detrás de mi preocupado.

— ¡Quien dejo la puerta abierta! — salí corriendo de la casa y busque a yeontan por todos lados pero no lo encontraba.

Un horrible escalofrío corrió por mi columna vertebral y un fuerte viento helado golpeo mi rostro, estaba haciendo un horrible frío pero no quería entrar a la casa sin yeontan en mis brazos, mis ojos picaron al ver que no estaba por ningún lado, hasta que escuche unos ladridos muy conocidos, corrí a esa dirección y ahí estaba cerca la laguna.

— ¡No yeontan! — Corrí al verlo acercarse más y más a la orilla, algo había llamado su atención por lo que corrí más rápido.

Te dió un pequeño ladrido cuando resbaló de la roca cayendo al agua, mis ojos se abrieron con miedo y corrí muerto del pánico.

— ¡Taehyung! — Jungkook venia un poco atrás de mi con un enorme abrigo.

No me importó si tenia mi celular o dinero me quite la chaqueta y me lance a la laguna y busque a yeontan que no asomaba su cabeza por ningún momento, la desesperación de no verlo encima del agua me carcomía el alma, me  sumergí y lo encuentro un poco lejos de mi,  lo agarro y lo impulso hacia arriba saliendo de la superficie.

— ¡Yeontan! — lo mire y este no abría sus ojitos. — ¡yeontan! — me acerque a la orilla y lo muevo desesperado. — ¡yeontan! — mis ojos picaron y lo abracé con fuerza, no mi yeontan no podía estar muerto no. — yeontan — mis sollozos crecieron.

— Taehyung dámelo — Jungkook me lo quito de los brazos, no quería.

— Hay que reanimarlo — limpie mis ojos y tire un sollozo, lo vi frotar le el estomago y en unos segundos se escuchó un quejido — ¡yeontan! —

Yeontan se sacudió y yo pude respirar bien mi hijo estaba bien miro a Jungkook y él me mira.

— Gracias — agarre a yeontan y lo abracé aún con lágrimas en mis ojos.

— Sal de ahí te enfermeras — me agarro de la mano y me ayudo salir de la laguna. —volvamos a casa —

Cuando llegamos corrí a mi habitación y le di una bañada de agua caliente para los dos yeontan y yo, salimos y lo arrope con muchas mantas calientitas y yo agarre mi pijama pero me sentía un poco caliente, agh.

Baje a la cocina en busca de una pastilla pero no había hasta que Jungkook entra.

— ¿Que buscas? — me di media vuelta y lo mire.

— Ah...bueno yo solo..vine por una cosa — lo vi dudar y hablo.

— ¿Estas bien? — puso su mano en mi frente y se sorprendió. — estas que arde —

— ¿Ah? — lo mire con seriedad cruzando mis brazos.

— La calentura niño mal pensado — me agarra de la mano y me aparta - te haré una sopa y tu espérame en tu habitación ok —

— Esta bien — fui a mi cuarto y me acosté en mi cama.

15 minutos después la puerta fue abierta y Jungkook entro con una charola, se acerco a la mesa y lo dejo ahí.

— Listo ahora siéntate — me senté y mire el plato él lo agarro sentándose en la cama y acerco la cuchara a mi boca.

— puedo hacerlo yo solo lo sabias — suspiré.

— No, yo te daré ahora habré la boca - la abrí y así fue como Jungkook me dió de comer y me acosté, él se levantó fue a la cocina y después volvió y apago la luz.

En eso me abrazo voltee a ver y estaba acostado a mi lado mientras me abrazaba.

— ¿Que haces? — voltee a ver otro lado un poco tranquilo.

— Solo duerme — no seguí y cerré mis ojos. — mañana pos ponemos el revolcón —

— Eres un idiota — gruño.