Capítulo 19

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Los pasos se ollen cada vez más cerca, al igual que el foco de luz. Con todas las esperanzas de salir de este sitio perdidas, me rodeo las rodillas con los brazos y me acurruco al lado de la fría pared. Ya no hay nada que hacer, intento regular mi respiración y evitar el grito que ahoga en mi garganta.

Entonces un estruendo que suena no muy lejos distrae al guardia, la linterna se dirige a mi izquierda y se aleja. Mis ojos se han acostumbrado a la luz y puedo ver como Gordon ha saltado de una mesa rompiendo un jarrón de flores.

El hombre coje a mi gato en brazos y se lo lleva.

-Estúpido animal... -Gruñe mientras se da media vuelta y desaparece en la oscuridad. Un suspiro de alivio sale por mi boca, se ha ido, estoy a salvo.

Me duele, pero no puedo volver a por Gordon, sería una misión suicida.

Cuando me recupero del susto me levanto y voy palpando la pared de mármol hasta llegar a un pasillo. Según Jared, la puerta trasera ha de estar aquí.

Recorro el perímetro hasta que mis manos palpan algo diferente. Aquí no hay ventanas, asi que no puedo ver nada. Paso la mano por la puerta hasta que encuentro el pomo.

Respiro hondo antes de girarlo, y, al hacerlo, los engranajes de la puerta hacen un sonido muy característico y se abre. Noto un frío viento por todo el cuerpo, y entonces me doy cuenta de que estoy sudando. Inspiro la brisa de la noche, y salgo de el edificio cerrando la puerta con cautela.

Estoy temblando, por el frío y por el miedo. Estoy fuera, podría echar a correr y largarme de aquí, y no volver, me iría muy lejos y no me encontrarían, estoy un paso más cerca de encontrar a Jared. Pero, ¿y si en realidad me han oido? A lo mejor se acaban de dar cuenta de que falto y están buscándome.

Me doy media vuelta y observo la puerta, esperando a que se abra y salga White, o Adam, o Gretta, y me digan que tengo que volver dentro. Pero nada ocurre.

Me acerco y pego el oído. ¿Nadie va a impedirme salir de aquí? Sin ni siquiera darme cuenta las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos. Ni me acuerdo del tiempo que llevo aquí dentro, sin salir, y mucho menos sola. ¿De verdad estoy dispuesta a largarme? ¿De verdad me lo van a poner tan fácil?

Veamos, la única persona que me ha dado esperanzas en esta vida está a unos 30 kilómetros de aquí aproximadamente, probablemente nunca despierte, pero, no tengo nada que perder.

Me seco las lágrimas y me dirijo al portón que lleva inscrito "Redford" en lo alto de la verja. Echo un último vistazo al psiquiátrico, rememorando los buenos momentos con Gretta, incluso con Adam, con Annie, Emily....y, Jared. Me seco las lágrimas y alzo los brazos para saltarme la valla, una tarea que no me resulta muy difícil.

Una vez fuera, la luz de la luna ilumina un largo sendero rodeado de árboles  que se pierde a lo lejos, y echo a correr.

Hacía mucho tiempo que no corría, y qué no me sentía tan viva. El viento me descoloca el cabello y me levanta el vuelo del vestido, siento las piedras del camino bajo las zapatillas, y noto las leves gotas de lluvia que están comenzando a caer.

Corro sin parar durante un buen rato, hasta que la lluvia se hace más densa y me cala entera.

Estoy en mitad del sendero, totalmente mojada, y sin refugio, ponerse bajo un árbol sería una mala idea, asi que no puedo hacer nada más que seguir andando. Me coloco la rebeca de manera que me cubre la cabeza, lo cual sirve de poco...

Una media hora más tarde, encuentro a un lado del camino una especie de parada de autobús, aunque dudo que por aquí pasen autobuses. Me meto bajo el pequeño techo y me tumbo en los asientos, tratando de encontrar una postura cómoda para descansar. Estoy muerta, no se cuánto habré corrido pero apenas me quedan fuerzas. El sol ya está asomando, espero que no haya nadie que pase por aquí y me reconozca. Sin apenas esfuerzo, me quedo dormida.

            ************************

-...no pasa nada Jeremy, permanece dentro del coche.

-Pero papá, ¿está muerta? -El eco de la aguda voz de un niño resuena en mi cabeza, ¿es un sueño?

-¡Jeremy he dicho que no salgas del coche!-Ahora la voz es más grave, y parece de reprimenda. De repente siento que alguien me agarra el hombro acariciandomelo y me doy cuenta de que no es un sueño.

Sobresaltada abro los ojos y la claridad del sol me ciega. Me levanto como puedo y me quedo sentada delante de la figura de un hombre que hay delante mía.

-¡Está viva papá!

Cuando voy recuperando la vista, me parece ver a Jared enfrente mía, ¿es él?

-¿Ja, Jared? ¿Eres tú?

-Creo que ha pasado aquí toda la noche, está confusa, no se preocupe.

Le miro incrédula, su voz no es como la de Jared, y claramente él no es Jared. Tiene el pelo más oscuro, y más corto. Sus ojos también son azules, aun así no se parece.

-Supongo que viene de Redford, se habrá perdido. Puedo llevarla de vuelta.

¿QUÉ? ¿DE VUELTA? Este hombre está loco, por qué iba a escaparme para luego volver, claro, habrá pensado que no estoy cuerda.

-No, por favor, no me lleve allí, no puedo volver se lo suplico... No estoy loca, ayúdeme... - Le suplico sollozando. El hombre, que estaba arrodillado enfrente mía, se incorpora y pone los brazos en jarra.

-Entre en el coche, veré que puedo hacer.

Le hago caso y me siento en el asiento del copiloto del Jeep rojo, el niño que está sentado detrás me mira incrédulo. Tiene el pelo rizado y rubio, y los ojos muy verdes, creo que puede tener unos 4 o 5 años.

- ¿A dónde vamos? -Pregunto un poco mareada. La lluvia de ayer no debió sentarme muy bien, me encuentro aturdida.

- A una cafetería no muy lejos de aquí.

-¿Y para qué vamos  a una cafetería?

El conductor me mira de arriba abajo como si no necesitara darme otra respuesta, y prefiero quedarme callada.

-Necesitas desayunar ¿no? -Contesta finalente cuando ve mi cara de ofendida.

Llegamos a una cafetería muy pintoresca rodeada de árboles y nos sentamos en una mesa de madera a tomar el desayuno.

-¿Cómo te llamas y qué hacías en medio de ese camino?

Levanto la vista de mi café y le miro tímidamente.

-Soy Catherine, Catherine Thompson. Y, bueno estaba dando un paseo...

-¿Un paseo? Parecías realmente asustada de ese paseo... Sé que vienes de Redford.

-Por favor, no... -Intento decir llevándome la mano a la frente.

-Tranquila, no voy a llevarte de vuelta, no si no quieres. He oído barbaridades de ese sitio.

Por primera vez en mucho tiempo me siento segura, parece decir la verdad.

-Por cierto, yo soy Ryan Cassidy. Y este es mi hijo Jeremy Cassidy. -Comenta mirando  al niño de ojos  verdes que ha permanecido callado todo este tiempo. Sonrío y le pego un sorbo al café.

-Hacía mucho tiempo que no respiraba el aire libre... -Digo mirando a mi alrededor.

-Este sitio es verdaderamente bonito, pero hay que saber apreciarlo...

-Lo sé.

-Y, ¿puedo saber por qué has salido de allí?

-Pues, por que era un sitio horrible, a nadie le apetece pasar allí el resto de sus días.

Ryan me mira pensativo, parece que me está  leyendo la mente. Sin más remedio le cuento toda la historia del psicólogo que me ayudó tanto y que ahora está en coma en la ciudad de Florida.

-Parece una historia de película. Te ayudaré. -Dice decidido y con una sonrisa de oreja a oreja. -Puedes pasar esta noche en nuestra casa. Vivimos a las afueras de Florida.

-No hace falta que os tomeis tantas molestias. -Digo ruborizandome.

-No es molestia, solo quiero ayudar.

DESAPARECERWhere stories live. Discover now