Capítulo 23

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Estaba recostada en el sillón frente a la hoguera cuando Ryan llegó.

El sonido de la cerradura me sobresalta y rápidamente me inclino para ver el origen de aquel ruido.

-Catherine, he llegado. ¿Estás bien?

-Sí, estoy aquí.

Ryan viene hacia el salón y se sitúa en frente de mí.

-¿Todo bien?

Asiento mordiéndome el labio. Él me mira sin estar convencido. Abre la boca para decir algo, pero vuelve a cerrarla sin decir una palabra. Coge el mando del televisor y lo enciende.

-Tienes que ver una cosa.

Le miro extrañada, y mi corazón da un vuelco. ¿Jared ha despertado? ¿No despertará jamás? ¿La doctora Bruja sabe mi paradero?

-Ha salido esta mañana en el mismo canal cuando pasaba por un bar.

El chico sube el volumen y los dos prestamos máxima atención a la reportera.

-...ha escapado del centro psiquiátrico de Florida, Redford. Lo hizo el pasado Sábado, parece que por la noche se las arregló para buscar burlar a los guardias.

La directora del centro, Grace White asegura que tiene tendencias suicidas  y qué es peligrosa, podría causar algún daño si continúa sin supervisión. - A la vez que hablaba, en la pantalla iban apareciendo imágenes del centro, de White, y sobretodo mías. Salía la que me habían hecho nada más llegar al centro, estaba muy delgada, con unas ojeras enormes y los ojos completamente rojos.

Cuando terminan de hablar de ese tema, Ryan silencia la televisión y me mira con expresión reprochadora. Yo tengo la vista perdida en el suelo, esperando que él diga algo.

-Si quieres que me vaya, me iré.

Toma un largo y profundo suspiro y la tensión parece dismunuir en el ambiente.

-Yo no he dicho eso.

Le miro sorprendida.

-No, no lo entiendo. ¿Por qué haces esto? ¿No has oído? Soy... peligrosa.

-Catherine, desde que te encontré, lo último que me has parecido ha sido peligrosa. Asustada, sí, pero no peligrosa.

Me quedo callada unos minutos antes de responderle. El me observa fijamente, por primera vez puedo ver más allá de esos ojos azules y, percibo dolor, tristeza, soledad, y cariño. Una sensación confortable recorre todo mi cuerpo y me pone los pelos de punta.

-Nunca le caí bien a la Doctora White...

Ryan aprieta los labios y asiente, como si supiera que me he decidido a contarle mi historia.

-Si quieres podemos salir fuera mientras me lo cuentas, estar al aire libre nunca viene mal.

Yo le asiento sonriedo, siempre estoy dispuesta a salir fuera, solo que no me atrevo a hacerlo si no me lo dicen.

Ryan se levanta y va hacia el perchero de la entrada. Allí coge un abrigo verde caza y me lo ofrece.

-Hace un poco de frío fuera.

Yo lo acepto y salimos al porche de la casa.

Damos unos pasos y, al bajar los escalones, mis zapatillas se hunden en las hojas caídas de los árboles. Continuamos andando y las hojas crujen a nuestros pasos. Cierro los ojos y aspiro esa brisa tan agradable, tan natural... Ryan me mira y sonrie, y yo hago lo mismo.

Retomamos nuestro paseo entre los árboles y volvemos a hablar del tema que dejamos en la casa.

-Entonces no le caías bien a esa tal doctora...

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