Como cuando éramos

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El chico conducía, pero los kilómetros no lo alejaban de sus pensamientos. La noche se estaba comiendo la carretera, las luces de su auto le revelaban el próximo tramo del camino, y el desierto le echaba en cara la muerte de su hermano, de su Seungmin.

Si se hubiese acercado a él, si le hubiera dicho que era hermoso, irremplazable, que la opinión de otros cabía en un bote de basura. Si hubiera hecho de lado los tres años de edad que los separaban, si hubiese puesto atención a su falta de apetito, a su constante deseo de dormir, a su mirada ausente.

Si no se hubiese burlado de él cuando le habló de Minho, el chico popular de su colegio, y de las extenuantes y pesadas bromas que le jugaba junto con sus amigos. Si le hubiera entregado una palabra, un abrazo, una chispa de autoestima.

Entonces quizá su hermano habría vivido más allá de los quince años.

Todos esos 'hubiera' se clavaban uno por uno en la piel de Bangchan, la tristeza le besaba la espalda, la carretera no decía nada y el pasado gritaba eufórico.

El auto pasó por una curva y el movimiento lo transportó a la escena que intentaba evadir: la tarde callada cuando sus padres no estaban en casa, los pasos de ascenso por las escaleras, el chirrido de la puerta, el cuerpo de su hermano colgado en su habitación... los alaridos que soltó mientras le acariciaba la cabeza.

«Te he fallado Seungmin, quisiera jugar contigo en el patio como cuando éramos niños, pero ahora tus ojos sólo tienen color en las fotografías»...

Abandonó la carretera y se internó en un segmento apacible del desierto. Soltó las lágrimas que le pesaban y dejó algunas para el regreso. Salió del auto con los puños endureciéndose lentamente.

Abrió la cajuela: ahí seguía Minho, atado y amordazado. La oscuridad le impidió ver sus ojos de súplica, en aquella pose parecía un bello pájaro indefenso.

Lo sostuvo del cabello y lo sacó con brutalidad. Estiró la mano dentro de la cajuela y alcanzó el bate de Béisbol. No había jugado desde que era niño, desde que Seungmin soñaba con ser béisbolista y le pedía practicar con él. Antes de que su hermosa alegría comenzara a apagarse.

Esa noche, Bangchan practicaría un poco...

Me es difícil buscar relatos en los que pueda poner a Seungmin y Jisung por que son unos angelitos hermosos que no puedo ver como los malos de la historia ;n;

Así que perdón si terminan tomando los lugares de las víctimas ;-;

Bais.


CUENTOS PARA MONSTRUOS | 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐘 𝐊𝐈𝐃𝐒Where stories live. Discover now