DECISIONES

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—¡Te amo tanto Ginny Weasley! —Rio el gran Lucius Malfoy mientras cargaba a su prometida para darle vueltas como a una pequeña en la cocina del departamento—. ¡Nunca escaparás de mí!

—¡No me dejes escapar! —Gritó divertida entre sus brazos, Amaba que jugara con ella de esa forma, que le brindase no solo caricias apasionadas sino también cariñosas y amorosas. Desde hacía ya tiempo que no compartían solo el lecho, también compartían pensamientos, gustos y muchos << te amo >> que no paraban de escucharse como lluvia.

Con mucho cuidado colocó a su princesa sobre la barra de la cocina, a modo de que sus piernas cayeran a cada lado de su cintura y la besó con ternura mientras ella enredaba los dedos en su rubia melena. Le encantaba que la besara en la forma que solo él sabía hacer, era su maestro que le había enseñado el arte del amor, cada beso, caricia y suspiro salido de la joven era gracias a él, experto en esos temas, que había tomado su mano invitándola a descubrir paraísos que creyó inexistentes, lugares fantásticos que jamás habría descubierto junto a otro amante.

No recordaba el tiempo que llevaba esa historia de amor, los problemas pasados o los que estaban por venir, Ginny había elegido encerrarse en una burbuja de perfección donde solo se hallase ella con su señor amante, en una burbuja de irrealidad donde noche a noche después de haberse entregado por completo a ese hombre, soñaba en una pelirroja vestida de blanco que daba el sí acepto ante amigos y familiares.

Mas no pasaba de ser un sueño esa boda tan anhelada, ni su padre, madre ni hermanos asistirían, no consentirían que aquel enlace se llevase a cabo y ella no estaba segura de ser tan fuerte para soportarlo. Pero qué importaba todo eso en el preciso instante en que sus finos labios eran devorados por los de su amante, qué importancia tenía el mundo si para ser feliz le bastaba un roce de Lucius, una caricia y un simple te amo para volar hasta las nubes sin necesidad de escoba.


—Te amo —repitió Lucius como tantas veces a su oído mientras mordía levemente el lóbulo de su oreja—. Te amo, pequeña.


Ginny sonrió con los ojos cerrados, aspirando el aroma que la volvía loca, esa fragancia elegante, guardando cada una de las caricias en su joven piel que solo le pertenecía a él.


—Te amo más, amor —susurró buscando su boca para que la volviera a besar y ni tardo ni perezoso el rubio lo hizo, besó y mordió levemente la boca amada sacando unos cuantos suspiros.

—Yo te amo más —replicó el poderoso Malfoy sin dejar de besarla.

—No es verdad —murmuró la pelirroja bajo sus labios—.

—No seas terca, mi vida —rió un poco el hombre acariciando su cintura—. Soy Lucius Malfoy y he dicho que te amo más —se separó unos cuantos centímetros y acarició su mejilla sonriente—. No tienes la mínima idea de cuánto te amo... por primera vez sé lo que es el amor, por primera vez... te amo Ginevra... y no quiero perderte.

—No me perderás nunca, amor —sonrió—. Nunca.

—¿Lo prometes? —preguntó como niño pequeño.

—Lo prometo —besó tiernamente su nariz. Ginny aun llevaba la pijama puesta, era un pequeño short azul con una blusa blanca y su acostumbrado pelo suelto iba recogido en dos pequeñas trenzas que caían a cada lado de su cuello dándole un aspecto muy infantil.

—Eres condenadamente tierna —bromeó el mago volviendo a besarla—. Creo que fue ese rostro de pequeña el que me enamoró.

—¿Ajá? —preguntó dejándose besar.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora