01; Firmes.

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Yo siempre declaro que soy un admirador nato del género femenino, un completo fanático de las doncellas de brillantes dotes, de singularidad presencia e inocente existencia, cada momento que consigo el cuerpo es una nueva aventura, una nueva oportunidad. Freddy es un pobre inútil que no logra entender eso, lo divertido que es este animado juego de azar en donde nunca sabes cómo reaccionan, cada una tiene algo, ese algo que yo hipnotizado siempre intento entender, y la final nunca consigo descifrar más allá del hecho de que amo ese «no sé qué» que ellas poseen.

Tu canto, mi preciosa, fue lo primero que acabó conmigo, necesitaba saber quién era la portadora de tan potente y cautivadora voz, al ser una nueva escuela no tenía idea de donde caminaba, más tu voz era mi guía hasta aquella sala solitaria en donde practicabas sin percatarte de mi presencia.

Algo me lo decía, tu voz era tan sólo el principio, esa figura en aquel piano era agradable de estudiar, un cabello azulado atado con dos coletas, manos firmes sobre las teclas, piel clara, parecías tener rasgos asiáticos, aquello te hacia más peculiar, y por ende, más atrayente ante mí.

No pude contenerme.

—Que linda voz tienes. —Solté, apoyado en la pared de brazos mirándote divertido, porque un sobresalto se apodero de tu cuerpo y volteaste a verme.

Que bellos ojos, brillantes, vivos y exóticos. Hermosa.

— ¿Uh? —Confusa esperabas explicación.

— ¿Vas a participar en el evento de primavera? —Dije después, entre cerrando los ojos sonriendo para ti, mi tono sale grave, aquello ya era algo involuntario de mi parte que suele nacer cuando tal belleza me es puesta a prueba.

En tu rostro noto el desconcierto.

— ¿Y... tú eres? —Me preguntas, joder, que timbre al hablar tan agradable.

—Oh, perdona por ser tan descortés... —Comencé a decir, atreviéndome a acercarme un poco más, hasta apoyar mi mano en la pared que estaba a tu lado— Mi nombre es Fred ¿y tú? Alguien con tan linda voz, seguro tiene un nombre angelical. —Afirmé convencido.

—Llámame... Bombon. —Contestas con cierta cautela, eso no te hace menos interesante, me divierte tu precaución ¿te resultaré intimidante?

—Sin duda hermoso, Bombon. —Alago acercándome mucho más, tu piel clara delata el color rojizo en tus poros al tenerme cerca, que reacción tan interesante.

Sin embargo, tú no opinas lo mimo, me frunces el ceño y te pones de pie.

—Eehh... mira, no quiero ser grosera pero estoy practicando para algo muy importante. —Sin pensártelo me diste la vuelta, empujándome hacia la salida— así que si vuelves en otro momento sería genial. —Declaras, ya dejándome afuera de la sala.

Una chica firme a sus objetivos, agradable, acepto mi posición y procedo a aplicar mi última alternativa.

—Claro linda, nos vemos. —Me despido con un guiño, y nuevamente, ese color en sus mejillas.

Me apartas la mirada con dignidad, con un audible «!Uhp!» de molestia abandonando tu garganta, cerrado la puerta de un golpe en mis narices. Que chica.

Ruda pero hermosa, me gusta.

Aquí es donde todo comienza, pueden ser un reto difícil, y sí, reconozco también que en ocasiones se tornan imposibles, y adoro sentirme retado, que me pongan las cosas con dificultad hace la victoria mucho más deslumbrante, y por consecuencia, más deseable. En pocos términos, ella me ha flechado con esa firmeza de no darme más que sus bellos sonrojos y expresión enojada.

Y eso, sin dudas, ya me parece una buena razón para amarlas.

「Razones para Amarlas」; FHSWhere stories live. Discover now