04; Inteligentes.

934 107 25
                                    

No sé cómo lo logran, pero cada vez que pienso que ya conocía todas sus cualidades, siempre conseguían cerrarme la boca y sacar algo nuevo para adorarlas, era un tipo de belleza que nunca había notado hasta que en una de mis aventuras con el cuerpo terminé llegando a la biblioteca del colegio.

No me resultaba el lugar más interesante, todo me gritaba aburrimiento y estudio, dos cosas que repelo mucho de mí, por lo que no estaba siendo uno de mis sitios de preferencia como lo eran las salas de música, tan animadas y caóticas para formar un verdadero revuelo de emociones y atención en mí. La biblioteca no puede llegarle a los talones a todo eso.

Sin embargo...

— ¡Ah! —El gritico de alguien me hace girar la vista, una pila de libros se desparrama en el suelo, junto con los lentes de marco morado de una joven que estaba de rodillas.

¿Qué clase de caballero sería sí la dejaba en esa situación?

Me acerqué para auxiliarla con los libros, mientras ella tanteando en el suelo logra dar con sus anteojos, no fue hasta que se los puso que hizo notar mi presencia.

— ¿Estás bien, preciosa? —Le pregunté con un volumen moderado, algo en el ambiente me decía que no estaba bien hablar en voz alta.

Ella parpadea un momento analizando lo ocurrido, ante mi perspectiva me resultaba una chica sencilla, pero apoyada de una figura de bailarina, de aspecto discreto, no era impactante, no era novedosa, y sin embargo, me seguía pareciendo linda a su propia forma, una forma que no llego a entender en esos segundos, quizás aquello de que a veces menos es más podía verse reflejado en su persona.

—Estoy bien. —Me responde, su voz tampoco logra calarme hasta lo más profundo de mi, era sosegada, tranquila y neutral. Pero en combinación de su aspecto le quedaba como anillo al dedo— Gracias. —Dice después tomando los libros que extiendo a su dirección.

—Sin problema, parecen ser demasiados para ti sola ¿no te parece? —Le planteo después. Ella en silencio le echa una mirada a los libros que seguían regados, para mí la solución era evidente, ser un buen chico en ocasiones no estaba de más— Ven, yo te ayudo con el resto. —Me ofrezco con una sonrisa tomando los libros que quedan.

—Eh, sí, gracias, este...

—Fred. —Completo por ella.

—Fred. —Repite ajustando sus lentes, comienzo a tomar su tono como algo agradable— ¿Estudiante nuevo? —Pregunta después.

—No tan nuevo. ¿tú eres nueva? —Le dije, siguiéndole el camino.

Ella me asiente y después agrega. —Yo soy Lily.

—Lily... —También repito degustándolo, otra sencillez, perfecto para ella— ¿Y dígame señorita Lily, que hace usted tan sola con semejante pila de libros?

—Leer, venía a devolverlos.

Mis ojos se abren con horror.

— ¿Te... te has leído todo esto tu sola? —Articulé.

—Esta semana. —Me afirma.

Cielos... ¿Qué cosa horrible habrá hecho para terminar castigada leyendo semejantes ejemplares de aburrimiento?

— ¿También estas aquí por los libros para la investigación de la maestra Lucy? —La escucho decir devolviéndome a la realidad.

—Eh, no, no realmente, sólo pasaba de casualidad.

—¡Ah, señorita Lily! —Escuchamos que decían con un tono apaciguado pero claro para tener nuestra atención, el llamado vino de una mujer que estaba en un escritorio con otra pila de libros y hojas, a la final nos terminamos acercando a esa dirección por iniciativa de Lily— ¿lograste encontrarlos?

—Sí, fue justo como pensaba, está todo en el tomo 5 y 7 de la segunda edición... —Respondió, dejando sus libros en la mesa y acercándose a los que yo tenía, sacando los que supongo eran los que había mencionado. —Me los llevaré.

—Entiendo, ya los anoto a tu ficha ¿te gustó la colección? —Pregunta la señora, mirando libro por libro.

Lily asiente risueña.

— ¿Cree usted que pueda conseguirme la siguiente colección?

—Debe llegar la próxima semana, apenas estén aquí los reservaré para ti.

—Muchas gracias.

— ¿Usted necesita llevarse algo también, joven? —Me soltó la señora.

Otra vez vuelvo a la realidad, estaba mucho más atento de Lily.

—Eh, no, yo... sólo la ayudaba con los libros. —Me explico.

—Gracias otra vez, Fred. —Me dice ella con esa naturalidad.

—Siempre a tus servicios, señorita Lily. —Afirmé coqueto.

Ni un sonrojo, ni una negación o misterio, Lily no me daba nada, y eso a su vez era algo que me hacía querer regresar a ella, un rompecabezas incompleto que quiero resolver, quizás eso sea lo que me tenía otra vez en la biblioteca buscándola, tomando un libro al azar como excusa y poniéndome a explorar.

Y la encontré ahí en una mesa concentrada en lo que parecía ser una investigación que Freddy probablemente debía estar haciendo también, los estudios y la escuela no eran mis prioridades, aparte resultan muy estresantes e innecesarias a mi gusto, pero ver la forma tan habitual en que Lily se tomaba todo era...

Interesante.

Me parecía admirable como era capaz de leerse semejantes biblias, y que además de eso pareciera gustarle, como tenía esa tierna manía de ajustar sus lentes cada dos minutos cuando cambiaba de página, y se zabullía por completo en el mundo que aparentemente esas hojas le proporcionaban.

Hasta en los estudios ellas están a un paso más allá,otra razón para amarlas.

「Razones para Amarlas」; FHSWhere stories live. Discover now