«Capítulo 17»

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Flashback

A principios de Enero, tres días antes de que Jeonghan se marchara, los copos de nieve que caían del cielo se congelaban al instante a causa de un fuerte viento polar, y él tuvo que agachar la cabeza para protegerse mientras caminaba hacia la peluquería.

El viento agitaba su largo cabello rubio. El chico notaba las agujas de hielo que se le clavaban en las mejillas. No llevaba botas, sino zapatos bajos, y tenía los pies helados. A su espalda, su esposo permanecía sentado en el coche, observándolo con atención. A pesar de que el rubio no se dio la vuelta ni una sola vez, oía el ruido del motor e imaginaba los ojos fijos, formando una línea recta mientras enfocaba.

El hervidero de gente que había atestado la calle comercial durante las Navidades ya había desaparecido. Las tiendas estaban dispuestas en fila, y a un lado de la peluquería había una pajarería; al otro, una tienda que vendían toda clase de artículos electrónicos. Los dos comercios estaban vacíos; nadie quería salir a la calle con aquel mal tiempo.

Cuando Jeonghan empujó la puerta, ésta se abrió bruscamente debido a la fuerza del viento; tuvo que hacer un esfuerzo para retenerla y cerrarla. El aire frío se coló detrás de él en la peluquería. Nuestro protagonista vio que tenía los hombros cubiertos por una fina capa de nieve. Se quitó los guantes y el abrigo, y mientras lo hacía se dio la vuelta. Se despidió de su pareja con la mano y sonrió mostrando sus dientes. Le encantaba que sonriera así.

A las dos tenía hora con una peluquera llamada Lizzy. La mayoría de los sillones estaban ocupados y Jeonghan no sabía dónde sentarse. Era la primera vez que estaba allí, y se sentía incómodo. Ninguna de las peluqueras parecía tener más de treinta años, y la mayoría exhibía unas melenas hermosas teñidas. Al cabo de un momento, se le acercó una joven que no debía de tener más de veinticinco años.

—¿Eres tú mi cliente de las dos? ¿Baño de color y repasar el corte?

Jeonghan asintió.

—Soy Lizzy. ¡Sígueme!

La peluquera echó un vistazo por encima del hombro.

—Qué frío, ¿eh? Casi me muero desde el aparcamiento hasta aquí —comentó—. Nos hacen aparcar en la punta más alejada del aparcamiento. Me da una rabia...

—Sí... Hace mucho frío —convino el chico.

Lizzy lo guió hasta un sillón celeste de vinilo cerca de la esquina; el suelo estaba revestido con baldosas blancas. "Un lugar para gente libre", pensó Jeonghan. "Para personas sin compromiso que querían llamar la atención con cortes exagerados y colores estridentes, no para personas casadas".

Jeonghan se revolvió inquieto en el sillón mientras Lizzy le ponía una bata. Sacudió los pies, intentando calentar los dedos medio helados.

—¿Vives por aquí cerca?

—No, vivo en Gangnam —contestó Jeonghan.

—Pues eso queda bastante lejos. ¿Te ha hablado de nosotras algún cliente?

Jeonghan había pasado por delante de la peluquería dos semanas antes, cuando su pareja lo había llevado a hacer la compra, pero no le dio esa explicación, sino que se limitó a sacudir la cabeza.

—Entonces supongo que tengo suerte de haber contestado al teléfono —sonrió Lizzy—. ¿Qué color quieres?

Jeonghan detestaba mirarse al espejo, pero no le quedaba otra opción. Tenía que hacerlo.

En el espejo que tenía delante había una foto pegada de un chico que él supuso que debía de ser el novio de Lizzy. Él tenía piercings. Entrelazó los dedos por debajo de la bata.

My Haven ➳ JeongcheolWhere stories live. Discover now