Like that + Kth ✔️

Veinte: Me has decepcionado, madre.

Me coloqué una gorra en la cabeza. No podía pretender que nada sucedía cuando en sí tenía una herida allí, que apesar de no notarse, se sentía bastante sensible. Me había echado mucho maquillaje en mi rostro para desaparecer el golpe que me había dado Taehyung y un poco de tinte en mis labios. Simplemente porque hoy era el día en que el plan empezaba.

Ya lista bajé las escaleras donde encontré a mi madre algo desorbitada. Taehyung había hecho el desayuno con la excusa que era para sorprender a mi madre y empezar su plan de coquetearle, sin embargo sabía que era su forma de pedir disculpas por todo lo que me había hecho la noche anterior. Por suerte él se había marchado a su habitación cuando dejamos la ducha hacía unas horas, pues realmente no quería dormir con él. Tal vez no quería estar ni cerca de él y él lo aceptó al ver mis intenciones de querer estar sola. Al menos eso debía hacer luego de todo.

Mi madre, apesar de verse cansada, tenía una sonrisa hacia él que me provocaba más que asco. Taehyung acariciaba su rostro suavemente, bastante empeñado en su plan, que cuando me vio simplemente fingió prudencia al apartar las manos y luego decir que me había despertado muy temprano con bastante sarcasmo. No era así, me había levantado relativamente tarde gracias a mi dolor en la parte trasera de mi cabeza, pero él era sarcástico por pura pretención.

No dije nada y solo me senté en el comedor. En silencio mi madre me pasó un plato para que me sirviera el desayuno. Lo hice así y no quise mirar para nada a Taehyung, también como parte del plan.

-¿Por qué el gorro, Inna?

-Mi cabello es un desastre, madre. -Dije ante su pregunta de forma seca. No tenía ganas de abrir la boca esa mañana. Mi madre era consciente que odiaba las trenzas, así que ni esas podrían ayudar a mi cabello en ese entonces, así que aunque esta solo fuera una escusa tonta, parecía creíble. Mi madre, por su parte, no dijo nada. Tal vez otra madre hubiera dicho que me ayudaba a peinar mi cabello, pero ella se mantuvo en silencio. Mejor, así sería más fácil para el plan y para irme sin decir nada a ella.

Me levanté luego de apenas tocar la comida y agradecí a duras penas. Taehyung no dijo nada conforme a mi partida, pues normalmente él me retenía para llevarme a la escuela. Ni siquiera mi madre dijo algo por eso y podía deducirlo con solo echar un vistazo hacia atrás, hacia ellos sentados en el comedor. Podía ver cómo Taehyung acariciaba la piel de mi madre bajo la pijama. Quizá ella ya estaba tan húmeda que me causó repulsión.

Ellos dos me daban tanto asco.

Así que solo azoté la puerta cuando me marché. Recordé que ni siquiera tenía un móvil ya, así que estuve mirando a la nada cuando me encontré en el paradero esperando por el autobús.

Mis ojos por un momento se habían desviado, por un instante, hacia donde sucedió lo de Jungkook y no encontré nada. Ni un rasto de llantas ni de sangre. Taehyung realmente se había encargado de todo. Ni siquiera sabía que es lo que él había hecho con la motocicleta. Solo esperaba que eso no fuera un obstáculo hasta que pudiera tener el dinero en mis manos. Una vez que lo tuviese, me valdría ya todo.

Subí al autobús, después de un buen tiempo y agradecí que al menos los que estaban ahí no fueran los amigos idiotas de Jung Hoseok. Me dediqué a mirar por la ventana hasta que llegué a ver la escuela. Suspiré. Sería un día larguísimo y solo rogaba que cuando estuviese en el salón no llorase por pensar en Jungkook y la imagen de él muerto.

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Regresé a casa un poco más tarde de lo estimado y esperaba que Taehyung ya hubiese logrado meterse bajo las bragas de mi madre o algo muy cerca. Él tenía que tenerla en la palma de su mano, así que cuando giré la llave con cuidado, solo debía estar pendiente de alguna imagen perturbadora, tal como Taehyung menhabak dicho. No obstante oa sala estaba silenciosa y no había nadie. Al menos fue así por unos segundos hasta que escuché la risa de mi madre con bastante gozo venir a la distancia. Seguí el sonido. Venía del lugar que era sagrado para todos y ahora lo ensuciaba con su adulterio.