Capítulo 9

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Doy otra vuelta y mi cuerpo acaba en la parte fría de la cama. Un escalofrío me recorre y tirito.
Pasan varios minutos más en los que sigo siendo incapaz de dormir. Así que decido levantarme, cojo una rebeca y salgo descalza de casa.

Una de mis partes favoritas de Micktown es que sus calles están completamente pulcras, ni un sólo papel en el suelo.
Por algo fuimos nombrados el pueblo más limpio del mundo cinco años seguidos.
Siempre ha sido así, desde antes de que me fuera.
Así que cuando no podía dormir, me gustaba escaparme y caminar descalza por las calles.
Justo como ahora.

El cielo está lleno de nubes grises que tapan las estrellas y hay un olor a lluvia en el ambiente.
Me detengo unos segundos y aspiro profundamente.
La verdad es que había echado de menos esto. El silencio, este olor, este ambiente.

Arrastro los pies y por momentos siento un poco de frío. Me aferro más a la rebeca y sigo avanzando.
Cuando quiero darme cuenta, estoy frente al lago.
Y entonces un recuerdo llega a mi.

Mis padres me han prohibido ir al cumpleaños de Carlos y como castigo, he decidido escaparme de casa.
No a donde ir y tampoco tengo dinero pero el lago parece un buen lugar para quedarse.
Supongo que a mis ochos años este lugar es lo más cercano a un paraíso que he visto nunca.
—¿Caitlin? —Doy media vuelta para ver a mi amigo Barry.
—Hola Barry. —Le saludo sin mucho ánimo.

Él me sonríe y eso me hace reír pues le faltan un par de dientes aún. A mi me salieron más rápido.
—Mis padres no me dejan ir con Carlos. —Me cruzo de brazos. Él apreta los labios.
—No importa, puedes quedarte aquí conmigo. —Se sienta en la hierba y palmea a su lado.
—¡Vale! Tengo una idea. Siempre que nos enfademos podemos venir aquí y quedarnos juntos ¿Vale? —Él vuelve a sonreír.

Pero entonces su expresión cambia de repente.
—Pero... ¿Cómo sabremos que el otro está aquí? —Yo me encojo de hombros.
—No lo ... —Me dejo caer sobre la hierba.
Su cara se ilumina y se arrastra un poco hasta mi.

—¡Ya ! Cuando estemos aquí pensaremos muy muy fuerte y el otro vendrá corriendo ¿Trato? —Su mano y la mía se estrechan.
—Trato.

Sonrío y mis ojos se llenan de lágrimas.
Había echado de menos el trato que hice con Barry.
Es algo que cumplimos, siempre que estaba mal le buscaba.
Barry era mi refugio en mitad de la tormenta.
Ahora él es la tormenta.

Suspiro y me recuesto en el suelo, la hierba me hace cosquillas en la parte del cuerpo que no llevo cubierta.
Miro hacia el cielo, recuerdo como solía ser mirar las estrellas desde aquí.
Sin contaminación lumínica, era precioso.
Probablemente de las cosas más hermosas que alguna vez he visto.
Y lo echo de menos.

Entonces la realidad cae sobre mi con todo su peso.
Y la realidad es que había echado de menos pasear por estas calles, pisar el suelo descalza sin miedo.
Había echado de menos el lago y la luna reflejada en él.
A mis padres, a Jenna y a Barry.

Mierda.

La realidad es que había echado de menos Micktown.

Este capítulo es de los más importantes aunque no lo parezca. Pero ¿Qué pensáis vosotros?

Sweet Home. Snowbarry Where stories live. Discover now