Prólogo

64.2K 5.3K 7.2K
                                    

El sudor humedecía la tela de la bata blanca, el algodón adhiriéndose a su piel. El apretón de su mano se redujo, su mirada nublándose, aquel último esfuerzo culminó en un suspiro de alivio, como dejando escapar su alma.

Las luces blancas lastimaban su vista escasa, a pesar de el ruido excesivo él escuchaba tan poco, susurros alejados que le provocaban ansiedad.

La caricia en su coronilla le dio unos cuantos segundos más de conciencia, manteniéndolo fuerte a pesar del el dolor en cada músculo.

Los instrumentos de metal golpeaban la mesa de aluminio, parecía una espera eterna, pero al escucharlo, al escucharlo siento su corazón acelerarse. Contuvo la respiración, sus células cargándose de la energía que aquel llanto simple le proporcionaba.

Sus manos picaban, la mirada azul se paseaba por la espalda de cada hombre en bata azul. Hasta ver a uno sostener algo en sus brazos, su corazón se detuvo.

El llanto estalló imponente en la habitación, su instinto de protección se activo inmediatamente, provocándole sensaciones nuevas y difíciles de controlar. Necesitaba tranquilizarlo, necesitaba tenerlo en sus brazos para que dejara de llorar.

—Felicidades, Louis, es un niño. —su cuerpo volvió a debilitarse pero esta vez tembló. El doctor se acercó, llevando con cuidado al cachorro hasta su pecho, envuelto en la pequeña cobija amarilla. Louis no supo cómo reaccionar, sus manos torpes y temblorosas lo hicieron sentir muy inútil.

El pequeño ser humano detuvo su llanto en cuanto los brazos de su madre le envolvieron y el aroma a manzana y caramelo se coló por su nariz.

Sus ojos se encharcaron en lágrimas, la criatura más dulce que nunca habían visto sus ojos se encontraba entre sus brazos, pura y hermosa. Pequeña e indefensa y el sabía que haría cualquier cosa por mantenerlo a salvo siempre.

No podía creer que aquel ser tan bonito habia salido de su cuerpo, era simplemente una maravilla, un completo milagro de la naturaleza.

—Hola amor. —saludo Louis, sonriendo, dejando que las lágrimas escaparan de sus ojos. Todo el maldito dolor, cada día soportando náuseas, cambios de humor, el cansancio, cada pequeña cosa valía la maldita pena. Cada cosa desagradable se había borrado por completo en el momento exacto en que miro a su cachorro entre sus brazos primerizos.

—Hola, bebé. —volvió a saludar, tomando con mucho cuidado la pequeña mano empuñada. —Yo soy tu mamá, cariño.

Guío su mirada azulada hasta observar a su madre, sonriéndole orgullosa. Su mano suave volvió a acariciar su coronilla, alzando su fleco castaño. Se acercó para plantar un beso en su frente.

—Lo hiciste muy bien, cariño.

—Gracias, mamá. —devolvió su mirada al cachorro. —¿No es el cachorro mas hermoso que hayas visto? —su dedo índice rozo la nariz abotonada y rosada. —Eres  tan bonito. —elogio.

—¿Ya has elegido un nombre? —pregunto una de las enfermeras, acomodando el cubre bocas en su rostro.

Louis la observó unos segundos para después plantar la vista de vuelta en su hijo.

—Su nombre es Daniel. ¿Te gusta bebé? —agito sus pequeñas manos, removiendose torpe. Louis sonrió amplio.

—Es un nombre hermoso. —le dijo la enfermera.

—Muchas gracias, a todos, en verdad.

—No agradezcas, Louis. Es nuestro trabajo. —el doctor sonrió. —Hablado de trabajo, debemos llevar al bebé para verificar que este sano. —Louis trago saliva, preocupado, no quería apartarse de su bebé ni un segundo.

—Esta bien, cariño. —hablo su madre, acariciando su hombro. Louis miro a su bebé una última vez y estiró un poco sus brazos, permitiendo que el doctor volviese a tomar a su bebé para llevarlo a revisión.

—Eres un omega muy fuerte Louis. —el doctor le sonrió y pronto salió de la habitación.

[...]

Louis camino a la cocina, el cachorro dormido entre sus brazos, el olor del té de limón aromatizaba la casa y era agradable escuchar el sonido de la lluvia golpear las ventanas, tranquilizante.

—Hola, amor. ¿Quieres un poco de té? —Louis arrastró con cuidado una de la sillas y se sentó con precaución.

—No, muchas gracias. —respondió Louis educado.

—Deberías vestirte cariño, vendrán visitas. —Louis respiró profundamente. No tenía demasiadas ganas de ver gente, la noche anterior no había dormido casi nada, pues despertaba cada quince minutos preocupado, verificando que Daniel aún siguiera respirando.

Había sido así todo el mes desde la salida del hospital. Noches en vela, cansancio extremo, dolor en el cuerpo y preocupación.

—¿Quien esta vez mamá? —pregunto intentando no sonar fastidiado.

—Oh, mi amiga Abigail.

—Adivinare, su hijo Zack vendrá con ella. —Jay apretó los labios, posiblemente avergonzada, posiblemente burlona. Una pizca de ambas era un poco más factible. Aunque Louis más que sonreír giro los ojos.

—Zack es un muy buen alfa, Louis. Es abogado y muy, muy apuesto. —Louis se colocó serio.

—No necesito un alfa, mamá. Estoy bien. —le contesto ya harto de la misma conversación.

—Un cachorro no es nada fácil de mantener, Louis, te has dado cuenta ya y siempre es mejor que el bebé de desarrolle en un ambiente familiar normal. —Louis alzó las cejas.

—¿Esto no es normal? —Jay suspiro.

—Sabes a lo que me refiero, Lou. Tan solo quiero ayudarte a conseguir pareja. No será fácil quiero decir, eres un omega de 19 años, con un hijo y sin mordida eso no se ve bien. —Louis se miro ofendido y pronto su ceño se frunció.

—Lamento no ser un omega que sigue la cultura convencional de la familia perfecta, mamá. No necesito un alfa, puedo criar a mi hijo por mi propia mano. Mi examen para la universidad es en dos meses, podré hacerlo. Por Daniel y por mi.

—Louis, piénsalo mejor.

—No necesito pensar nada mamá. Lo decidí. Mucho antes de tener a Daniel. Y mi decisión continua intacta. Sé que podré.

Jay hizo una mueca, finalmente asintió. Volvió a apretar los labios, busco una taza en la alacena y tomo la toalla roja, levantando la tetera humeante.

—Solo espero que puedas encontrar un alfa dispuesto a soportar tu independencia. Quiero lo mejor para ti, hijo. Y aunque tú no quieras un alfa, tú omega lo necesitará en algún momento.

Louis mordisqueó su labio, incómodo con la idea. Era verdad, pero aprovecharía todo el tiempo que tuviese antes de eso.

No necesitaba un alfa, no en ese momento, tendría muchos mas años para pensar en eso. Por ahora solo se concentrará en su bebé y en su carrera, eso era lo único importante.

...

Hola hermosassss. Con la novedad de que no pude resistirme a subir esta fic que me mata de amor cada vez que pienso en ella. Y que me emociona muchísimo escribir, espero que la reciban con el mismo amor con el que yo la estoy escribiendo y pueda ser de su agrado.

Subí el prólogo porque pues no paraban de pedir el link y quien soy yo para negarlo?
Así que espero mañana poder subir el primer capítulo y pues agreguen está bella fic a su biblioteca porque les juro que no se van a arrepentir de tenerla. Osi osi.

Espero que tengan una hermosa noche.

All the fucking Love.

Teacher AlphaWhere stories live. Discover now