Capitulo 18

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|Capitulo 18|

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—Jodimos. —digo en voz baja. Apretando los labios, buscando algo que hacer o un plan que no sea tan tonto o predecible.

—Lo sé. —suelta un suspiro tembloroso. —No podemos dejarlas así. No podemos... no, no, no. ¡No! No la puedo perder de nuevo. —exclama, perdiendo el control.

—Y no las perderemos. —aseguro. —No lo haremos.

—Voy a... los voy a matar.

—Suerte con eso. No podemos hacer nada ahora, nos tienen débiles y seguro ellos tienen algo más, un az bajo la manga, algo de lo que no somos conscientes. —comento, su labio tiembla levemente. —Concéntrate y piensa Nahira. ¿Qué puede ser?

—Yo... no tengo idea, Lydia. Lo siento, pueden ser tanto mil cosas como puede ser ninguna, hay demasiadas instancias y probabilidades, cada una más probable es improbable que la otra. —responde en un hilo de voz. —No estoy siendo de mucha ayuda, en este momento.

—Probabilidad. —murmuro. —bien. ¿Qué es lo más improbable que podrían hacer? —le pregunto.

Su silencio lo llena todo.

No responde de inmediato, se queda unos segundos meditando y calculando probabilidades e improbabilidades.

—Vender nuestra alma al diablo. —responde. —O sí no, arrojar nuestras almas a un infierno.

— ¿Y lo más probable?

—Podría ser una vida llena de torturas, llevarnos hasta la locura hasta implorar por nuestra muerte. Hasta que no soportamos nada más. —expone. —Algo mucho peor que las primeras opciones.

Cierro los ojos con frustración.

—Supongo que no tenemos nada y seguimos igual que hace un momento. —digo en voz alta, siento su presencia en mi cuerpo segundos después. —Parece que al menos logramos una cosa.

«Actúa como si estuvieses sola, como si yo no existiera» me dice, inmediato me paro y comienzo a mirarme al espejo con una sonrisa, tomo un mechón de mi oscuro cabello, como si lo estuviera peinando.

Enseguida escucho como la puerta de mi habitación es abierta, me giro lentamente a encarar a la persona a quien entro a mi propiedad.

En este caso; personas.

Los dos pares de ojos me evalúan con mucho cuidado. Poniendo suma atención en mí y mis movimientos.

— ¿Puedo ayudarles en algo?

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—Conque aquí sigues viviendo. —murmura ella. Sus labios se posan en la copa de cristal, bebiendo del líquido carmesí.

—Sí, este es mi hogar, siempre lo será. —respondo.

—Lamentamos haber llegado de improviso...

Sus palabras mueren al instante, esperando que yo complemente, sonrío levemente, haciendo una gran actuación, le respondo de inmediato.

—Adalia. —le recuerdo. —Supongo que el hecho de que me conocen desde niños no importa al momento de recordar nombres. —murmuro, Xavier sonríe de lado, su hermana levanta las cejas, con algo de burla.

—Créeme, Adalia, tu nombre y tu sin tan difíciles de olvidar. —musitar con doble intención, apretando los dientes le respondo, mirándola fijamente.

ENGAÑOS Y MENTIRAS ✔Where stories live. Discover now