052|Final|

10K 755 272
                                    


Nos encontrábamos en una pequeña comisaria de Daegu, no muy lejos de nuestro campamento. La señorita Lee hablaba al final del pasillo con uno de los policías; parecía apresurada, y no me extraña, a Jungkook podría caerle una gorda. Menos mal que aún no es mayor de edad.

Yo me mantenía con los brazos cruzados, sentada en una silla de plástico, con mi cabeza apoyada en la pared, mirando a la nada. Tengo ganas de dormir, al parecer y después de todo, las energías se me agotan bastante rápido, sobre todo tratándose de mi estado moral. Lo cierto es que parecía que mi cuerpo estaba creando una fina barrera protectora a todo aquello que me derrumbase, como si me estuviera volviendo inmune a las malas noticias.

En otros momentos la confesión de Jungkook me hubiese tirado al suelo, pero me encontraba bastante indiferente; estaba más preocupada por él que por otra cosa. Lo de que Jungkook y mi antiguo agresor fuesen hermanos me ha resultado algo familiar, como si de algún modo u otro lo supiese desde hace tiempo.

Miro hacia delante, encontrándome con el cuerpo de Jungkook estirado detrás de una de las pocas celdas que había ahí. Puedo apostar todo lo que tengo porque él ahora mismo está durmiendo la mona.

-Jae -me llama la señorita Lee.

Miro hacia arriba corriendo, despertando de mi ensoñación. Me sonríe con calidez y me tiende uno de los cafés que llevaba en su mano. Lo acepto y musito un "Gracias" mientras le dedico una pequeña sonrisa.

-¿Sabes que pasará? -pregunto sin esconder mi preocupación.

-Se va a librar de esta, pero su padre tendrá que pagar los desperfectos del chico. Así que no se librará de que vengan aquí -sostiene, y puedo asegurar que se controla por no reír cuando lo ve detrás de las rejas, espatarrado en el suelo.

Y seguro que hará gracia, pero había dicho algo interesante: Nuestros padres iban a venir.

-Así que nuestros padres vendrán.

Asiente. Enarca una de sus perfectas cejas en mi dirección mientras le da un sorbo a su humeante café.

-Sí, yo de ti iría pensando en que les dirás sobre Jungkook y tú.

Le miro atónita.

-¿Junkook y yo? ¿Cómo sabes...

-Los profesores tenemos ojos en todas partes, y bueno, he sido de las que he visto vuestros cariñitos -dice riéndose al final, cuando mi cara se queda lívida.

Llevo mis manos a la cara, muerta de la vergüenza.

-Yo... Por favor, no digas nada de momento -le pido, más bien suplicándole, su silencio.

Posa su mano sobre mi hombro, y me mira con sus cálidos ojos, dándome la suficiente confianza como para saber que el secreto está a salvo con ella.

Sin embargo ella tiene razón, no podremos seguir guardando esto mucho tiempo más. Uno porque seguro que se acaban enterando por otras personas, hay demasiada gente que lo sabe. Y dos, será sano para todos.

En frente de nosotras, vemos como Jungkook empieza a moverse.

-Oh mira, Jungkook ya...

Pero entonces él empieza a soltar quejidos de dolor y en seguida tanto yo como la profesora Lee nos ponemos alerta. Me levanto de un salto y voy hacia las rejas, mirando con preocupación a Jungkook, quien se apoyaba contra la pared y se agarraba del costado... De donde comenzaba a manar sangre y traspasar la camiseta color blanca.

-¿Jungkook? ¡Mierda! -grite cuando se levantó la camiseta para mirar el gran corte profundo que tenía en el lateral.

Ahora sí que sí las lágrimas se acumularon en mis ojos y el miedo se instala en mi estómago. Sacudo las barras con impotencia.

Wicked»  j.jungkook (Saga Bad Guys #1)Where stories live. Discover now