14

207 31 18
                                    

Capítulo 14:

Salvar a Isabella Lanbert era su intención. La primera vez salió todo mal por culpa de un imprevisto que no tuvo en cuenta, pero, en esa ocasión, nada fallaría. Ahora sí que sabía todos los entresijos de los terrenos del terrateniente y aunque éste había doblado la seguridad, no podría detenerla en esa ocasión. Sería rápida, casi fugaz y certera. Para cuando los soldados del terrateniente se percataran de lo que estaba ocurriendo, sería demasiado tarde.

Durante todo aquel maravilloso mes en el que vivió con Inuyasha, él intentó convencerla para que no volviera a salir como el caballero del crepúsculo. Ella intentó explicarle inútilmente que tenía una misión para con las mujeres que cumplir, pero él se mostraba tozudo e inflexible. Si hubiera sido otro hombre se hubiera enfurecido, pero siendo Inuyasha no podía menos que sentirse conmovida. Él no pensaba que ella no fuera capaz. Al contrario, estaba preocupado por su seguridad. Había recibido un disparo, un disparo de mano del mismo conde Inuyasha y temía que otro hombre pudiera alcanzarla también.

- Estaré bien. –intentó convencerle.

- ¡No!

Inuyasha se estaba mostrando tajante con ese asunto. Tuvo que explicarle absolutamente todo sobre el caballero del crepúsculo. Cuándo comenzó, por qué, los medios que usaba, cómo conseguía los materiales y la información y lo más importante, dónde aprendió a luchar de esa forma. Tuvo que dejarle bien claro que siempre había escapado de él por los pelos. Su orgullo masculino estaba herido, pero en verdad se lo puso difícil. Le dijo que él era más fuerte y más diestro y era cierto… Pero ella jugó sucio.

- Hasta ahora nunca…

- ¡Ajá!- se volvió hacia ella- ¡Hasta ahora!- recalcó cada palabra- Podrían volver a alcanzarte. Ahora que sabes que no eres indestructible…

- ¡Claro que no soy indestructible!- le discutió- Siempre he sabido que corría un riesgo, pero merece la pena para ayudar a esas mujeres. Ellas no son como las mujeres del pueblo… No se dejan ayudar…

- ¡Pues si no quieren que las ayudes que les den!- exclamó colérico- Tú no tienes por qué arriesgar tu vida para…

- Sí que tengo que hacerlo.

Dejó el libro que sostenía sobre el escritorio de Inuyasha y caminó hacia él sin apartar su mirada de la del hombre. El conde parecía a punto de perder el control en cualquier momento y, cuando eso ocurriera, nada ni nadie podría hacerlo entrar en razón.

- Nadie me ayudó a mí cuando lo necesité. No sabes lo mucho que me hubiera gustado…

- Si lo hubiera sabido…

- Pero no lo sabías.

- No… - musitó él- No quise verlo.

Inuyasha se apartó de ella con la mirada perdida y se sentó en la silla frente a su escritorio con la cabeza en otra parte. Irremediablemente, había tenido que hablarle sobre Naraku y su vida junto a él. Tuvo que hablarle sobre las palizas que le daba, sobre sus sermones acerca de lo débil e inútil que era, sobre su supuesta intención de reeducarla para que fuera "perfecta". La maltrató tanto física como psicológicamente e Inuyasha al escuchar todo su relato no dudó en expresar su profundo deseo de volver a matarlo con sus propias manos.

Ella suspiró preocupada al verlo tan abstraído y se acercó a él. Al ver que no reaccionaba levantó su brazo, se sentó en su regazo e hizo que la rodeara. Él tardó en reaccionar, pero, cuando al fin lo hizo, la estrechó fuertemente entre sus brazos.

ɛʟ ƈǟɮǟʟʟɛʀօ ɖɛʟ ƈʀɛքúֆƈʊʟօ |•INUYASHA•|Where stories live. Discover now