Autismo | Stevnel [Human Au]

05

—¡¿Una chica?! —chilló Blue, abrazándose a uno de los pilares de forma dramática. —¡¿Se ponía igual con otra chica?!

—Es predecible —habló Yellow en su celular —él es muy popular en ese instituto —movió sus manos —incluso en la terapia que vas. Es guapo, inteligente, atractivo, ¿cómo no enamorarse de él? —bajé la mirada.

—Supongo que era obvio —susurré y Yellow hizo un sonido de afirmación.

—Ni siquiera le declaraste tu amor —susurró Blue. La miré de reojo.

—No había mucho que declararle —habló firme White. —No lo íbamos a permitir —Blue desvió la mirada. —Bueno, no lo íbamos a permitir Yellow y yo —ambas hermanas cruzaron miradas y asintieron.

—Odio que sean así —susurré. —¡Blue es la única que me apoya! —la nombrada desvió la mirada y Yellow suspiró, agarrándose el puente de la nariz.

—No tengo tiempo para tus caprichos. Ve a aprontarte, vas a ir a la terapia —retrocedí.

—¡No quiero! —grité. —¡No me pueden obligar! —White me tomó del brazo con firmeza. Yo temblé y miré su acción con desquicio y le comencé a gritar. Comencé a patalear y a llorar. White me soltó rápidamente y yo la miré angustiada, para luego salir corriendo de ahí.

Corrí y corrí, hasta que me perdí. Empecé a deambular por las calles y parques, incluso cuando empezó a llover y yo a volver a llorar.

Al sentirme empapada y empezar a estornudar, entré a un callejón donde daba a la puerta trasera de un restaurante. Me refugié debajo del techo para la puerta y comencé a dejar salir mis sollozos. La lluvia, mis sollozos, todo. Todo me estresaba. Comencé a gritar desgarradoramente y me levanté, comenzando a golpear todo lo que veía. La pared, un coche, la reja, el contenedor, todo. Me dejé caer en el suelo y abrí mi boca, escupiendo un líquido que entró a mi boca: lodo.

—¡Ugh! ¡Esto es horrible! —chillé y empecé a patalear recostada contra el charco. Solté un quejido y me senté, mirando mis nudillos que estaban sangrando por golpear cosas. —M-Maldita sea —susurré y comencé a llorar más fuerte, quemándome la garganta. —¡Me odio! —chillé. De repente, la lluvia paró —¿uh? —levanté la mirada y cruzamos miradas.