Harry y Mary: Héroes de dos mundos[Terminada]

capítulo 47

Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Las Crónicas del Olimpo pertenecen a Rick Riordan.

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Mary desconfiaba del Ministerio de Magia y estaba del lado de la Orden del Fénix.

Harry desconfiaba de la Orden del Fénix y estaba del lado del Ministerio de Magia.

Esto no tendría que ser así, debería de ser Harry quien estuviera de su lado, Mary ya no importaba, Mary era una mortal y Harry era más que solo un semidiós, Harry estaba íntimamente conectado con su lado divino, lo había dicho en Grimmauld Place: Su mundo era el mundo divino, lo suyo era ser un héroe griego. Lo de Mary era ser una heroína para el mundo mágico.

¿Cómo atraer a Harry al mundo mágico, si era él quien tenía el coraje y el poder que tanto necesitaba para acabar con las criaturas que traería Tom? Dumbledore se quedó pensando en eso toda la tarde, además de que ahora tenía a Umbridge en su colegio, molestando a sus alumnos y claramente ella no sería el único medio de control enviado por Fudge.

Durante la cena, Harry estaba irritado y Mary estaba nerviosa, se escuchaban murmullos sobre como Mary había aparecido con el cadáver de Cedric y lo que la chica filtró sobre su combate contra Tom Ryddle, en el cementerio.

―Mary ―le dijo Parvati a la Potter, quien la miró con ojos esperanzadores ―Arma tu plato y vamos, debo mostrarte un hechizo ―extrañada, la Potter tomó sus alimentos favoritos y luego siguió a Parvati, a ellas le siguieron Hermione, Lou.

Luego de la cena, Harry fue a ver a Madame Pomfrey, quien tenía a una pareja de jóvenes de Hufflepuff y una de Slytherin en el lugar, aquejándose de una herida, tras ver la herida, Harry sacó su varita e invocó su Patronus, un Pavorreal, el cual se comunicó con Snape, y Sprout, pidiéndoles ir a la enfermería, llegando ambos mediante la red Flu.

― ¿En qué podemos ayudarle, señor Potter? ―preguntó la maestra Sprout y al instante, Pomfrey y Harry les enseñaron las heridas en las manos de sus alumnos, mostrándose horrorizados.

― ¿Quién les hizo esto? ―preguntó Snape molesto, viendo las heridas de su alumna de primer año: Clarissa Happy.

―La... la maestra... Umbridge... ―dijo uno de los niños de Hufflepuff.

―La maestra Umbridge, dijo... dijo que la señorita Potter mentía sobre el regreso de Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado y... por... por querer preguntarlo me...

―Nos hizo... hacer planas con... con una pluma especial y... ―continuó el otro niño Hufflepuff.

―Una pluma de Sangre ―gruñó Snape enfadado, mientras que la maestra Sprout se tapaba la boca, horrorizada.

― ¡Retridium! ―exclamaron Pomfrey y Harry, apuntando a las manos de los niños, uno por uno, pero aun quedaban las cicatrices. Entre Snape y Sprout, pronto hicieron una poción y solo con rociar unas pocas gotas encima, las heridas desaparecieron definitivamente.

―90 puntos para Slytherin ―dijo la maestra Sprout mirando a Harry enfadada, aunque ese enfado no iba hacía Harry, sino hacía Dolores. Harry solo asintió y salió de la enfermería, tras atender a otra pareja de niños a quienes Pomfrey aconsejó, dejar de llevarle la contraria a la maestra Umbridge y no hablar de lo que decían Dumbledore y Mary, sobre el regreso de Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.

Harry pronto se apersonó, ante la gárgola de Ravenclaw, sabía que su hermana nunca se callaría la boca, sabía que seguiría hablando y defendiendo el regreso de Tom a pesar de saber que lo tenían contra las cuerdas y si había en toda Hogwarts, alguien a quien su hermana fuera a escuchar, esa era, sin lugar a dudas a Hermione Granger.

―Soy delicado, trátame con cuidado. Rodeado de pelos, en el y en el medio, una abertura húmeda que se abre y se cierra, ¿qué soy? ―preguntó la gárgola.

Harry lo pensó algunos minutos y se rascó la cabeza ―El ojo.

―Bienvenido, mi lord ―dijo el ave, haciendo sonreír a Harry y recordándole que él y Mary eran descendientes de Salazar y Rowena.

― ¡Multicorfors! ―El chico usó un hechizo, para cambiar el color de su capa y de su escudo. Del verde esmeralda, al azul zafiro y de la serpiente, al cuervo.

― ¿Harry? ―preguntó Hermione confundida, sentada en la sala común, con un libro en las manos ― ¿Qué haces en Ravenclaw?

―Soy descendiente de Salazar y Rowena, ¿recuerdas? ―dijo él, con una sonrisa, ella asintió, colocó una seña en su libro. ―Puedo ir de Slytherin a Ravenclaw y no pueden decirme nada. Tengo un 25% del colegio y Mary el otro 25%. Dumbledore un 25% por ser el director y McGonagall el otro 25% por ser la subdirectora.

―Harry, ¿Qué podemos hacer con Umbridge?

―Estudien en la biblioteca ―dijo Harry ―No podemos hacer nada más ―la chica bajó la cabeza ―Esto es solo el comienzo ―Hermione apretó los puños, para luego ser abrazada por Harry y ella devolver el abrazo.

A la mañana siguiente, todos se sintieron en un Deja Vu, ese año tenían casi 2 horas de todas las clases y el primer cuarto de hora, era usado en hablar de la importancia de los TIMOs y siempre era lo mismo: «Este examen influirá en sus vidas, según las notas que obtengan en estos exámenes, dependerá de aquellos trabajos a los cuales puedan aspirar» Harry sabía que necesitaba como mínimo un Supera las Expectativas en Pociones y un Supera las Expectativas en Encantamientos, esos eran los únicos requerimientos, para poder ir a «La Gran Academia de Medicina Mágica del Reino Unido» En Irlanda (más específicamente en el mundo mágico del condado de Dublín). Snape y Flitwick supieron cómo ponerlos de los nervios y un gran número de trabajos.

―Piensen que no aprobarán los TIMOS ―comenzó McGonagall, poniéndolos de los nervios ―Sin una buena dosis de aplicación, practica y estudio. No veo a ningún estudiante de esta clase que no sea capaz de aprobar el TIMO, si estudia a conciencia. Sí, tu también Longbottom. Eres perfectamente capaz, como todos los demás, solo debes de trabajar en tu falta de confianza. Los hechizos Desvanecedores son los más difíciles, en cuanto a la magia, pero son posibles. Repitan despues de mí: Evanesco.

―Evanesco ―dijeron todos a coro.

Pero no por saber que bastaría con apuntar al objeto, dejar fluir su magia, usar la fuerza de voluntad para que desapareciera y luego pronunciar la palabra, lo tuvieron más fácil. Lou y Harry, se miraron incrédulos, ante lo difícil que era; y eso que la varita de Harry, constaba como una de las más poderosas del planeta entero (siempre y cuando su teoría fuera correcta y su madre fuera la creadora de la varita), pues poseía en teoría tres núcleos.

Minerva con el Evanesco, Flitwick con el Accio, Snape les hacía realizar cada día la Poción Herbicida, (parecía querer que la realizaran hasta cuando estuvieran dormidos), Harry estaba en Estudios Muggles por su amistad y cariño mutuo que tenía con la maestra Burbage y estaba presentándose a la materia y preparándose para el Timo, con un libro sobre las costumbres Muggles del siglo XIX.

Mientras que Harry estaba relativamente bien (excepto por lo atareado de las tareas y clases sobre TIMO), Mary había tenido que asistir por casi dos semanas a ver a Umbridge en las tardes y usaba una pluma de sangre, para luego escribir en un pergamino, una y otra vez «No debo decir mentiras», referente al asunto de la resurrección de Tom Ryddle. La chica iba cada tarde a ver a su hermano a la enfermería, pero luego de la segunda semana, no había dicho nada, solo la curaba y la miraba casi decepcionado, cosa que solo lastimaba el corazón de la joven, quien buscaba consuelo en las palabras de Hermione, Lou y Luna, cosa que encontró más pronto que tarde. Luego, las chicas se unieron a Harry, mientras que Lou, con una sonrisa pervertida antinatural de ella, las nombraba a las cuatro como "Harén de Harry Potter", cuando el chico casi salta de su silla, todas comenzaron a reírse y el semidiós comprendió que era debido a los ánimos tan bajos de su hermana, así que lo dejó estar.

Tras una semana, llegó una carta para Mary:

«Nos vemos en el nuevo restaurante de Hogsmeade (Casa de Lord Byron) a las 16:40, del día viernes (que vengan tus amigas y tu hermano) ATTE.: Sirius y Lupin»

Debía de ser importante, si Sirius iba directamente a ellos, en lugar de invitarlos, debía de avisarles y rápido.