XXXIII

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Una vez sentada en el coche y emprendido el viaje, respiré hondo intentando pensar qué iba a decirle a Luis, pero no era capaz de enlazar las frases correctamente. Por ello, decidí distraerme leyendo aquel cuadernito.

L. C

Cuaderno 4

La vuelta a casa siempre es desgarradora y alentadora a partes iguales. Todos los descubrimientos hechos vienen conmigo, no obstante muchos se quedan por descubrir. Tengo ganas de ver a mi familia de nuevo, sobre todo a Mariola.

El señor Sant me pidió que acudiera a su casa, creo que está interesado en participar en mi próxima expedición, por ello deberé retrasar un poco más la vuelta a mi hoga.

¡Maldita mi suerte! Me he topado con miles de mujeres a lo largo de mi vida, y para mi desgracia he tenido que prendarme de una de la peor calaña.

Los días continúan pasando y no hay manera, esa jovencita es un estorbo. Ella se cree que no me doy cuenta, pero es una pésima actriz, finge, finge ante los comentarios de los caballeros para llamar su atención, se ríe de sus bromas fuera de lugar y acepta desprecios hacia su género solo para lograr... para lograr ¿casarse con un "caballero"?

No creo poder seguir compartiendo techo con ella, es tal el deseo que me invade que no podré resistir la tentación de acercarme a ella. Cada día me sorprende con algo nuevo, a pesar de sus múltiples defectos también es un manojo de virtudes. ¡Por Dios si hoy casi me rebana el cuello con una espada!

Debo ser el peor hermano del mundo... la pobre Mariola feliz de que volvamos a estar juntos y yo mintiéndole a la cara, ocultándole que nuestros padres se han marchado para intentar romper un enlace que ella odiará.

Mariola se ha enterado de su compromiso con el señor Ranom, y nada más y nada menos que el día de nuestro cumpleaños... Cuando la he visto ahí, tirada en medio del bosque y sin poder dejar de llorar, no he podido evitar jurarle que la sacaré de aquí cueste lo que cueste. Pienso cumplir mi palabra.

Al parecer, no soy tan inteligente cómo pensé, mañana es la boda de Mariola y no puedo evitarla, por mucho que lo intentamos. Siento un fuerte dolor en mi interior solo de pensar en lo que mi mitad está padeciendo. Ella ha dejado de ser ella, parece un alma en pena, un fantasma sin rumbo.

Debido a los últimos acontecimientos nos hemos visto obligados a una despedida forzosa y veloz... cuando volveré a verla es un misterio. Quizás los dos estemos destinados a ser infelices... porque Mariola lo es y yo también. Intenté quedarme en casa y cancelar la expedición, pero las órdenes son órdenes. 'Los Cigar deben continuar con sus vidas sin levantar sospechas de ningún tipo', y la verdad cancelar una expedición sin motivo aparente no entra en pasar desapercibidos.

Creí que con esta expedición a África conseguiría olvidarme de mi dama, conseguiría distraer mi mente y llenar este vacío que se va adueñando poco a poco de mí, pero no, como era de esperar las buenas noticias no llegan. ¡Ella se une a la expedición! Su tío ya me lo había dicho, pero la esperanza de que se echara a tras todavía perduraba.

La travesía está siendo más incómoda de lo que esperaba, y no por compartir camarote, el conde Valton, es un buen amigo, pero... su acercamiento a Camille me está volviendo loco. Ya no sé si pensar que lo hace a propósito para molestarme o si realmente se siente atraído por ella. No puedo soportarlo.

Las semanas han pasado y con el tiempo también los acontecimientos. Por unos días creí que no volvería a pisar tierra. La señorita Sant y yo caímos por la borda y tras unos días a la deriva divisamos tierra. ¡Menudo susto me dio! Pasé varios días sin separarme de su lado, hablándole, intentando hacerle rabiar para que despertara... y por fin lo hizo, quise correr y abrazarla, pero sabía que sería rechazado, por ello, no lo intenté. Las semanas en la aldea fueron una bendición y una maldición. Camille se mostró tal y como era, natural, servicial, inteligente, por no hablar de lo reveladoras que eran las ropas que las tretu le dejaron... El conjunto hizo que mi corazón dejara de pertenecerme definitivamente. Más no todo era de color de rosa, las disputas estaban a la orden del día, aunque la verdad, me encantaba discutir con ella, y si eso era lo único que iba a lograr hacer con ella, lo haría toda la vida.

Para nuestra desgracia y la de los tretu, el paraíso venía con un pequeño inconveniente, el señor Ducheir, cómo un hombre así podía llamarse caballero a sí mismo es algo que jamás entenderé. Me sentí impotente al comprender lo que le hacía a las mujeres de la aldea e intenté detenerlo, pero tenía muy buena líneas de ataque. La más importante de ellas, si le molestaba iría a por Camille. Desde ese instante apenas podía cerrar los ojos, estaba alerta constantemente. Mi único deseo era volver a la civilización y poner a Camille a salvo. Por ello, a pesar de sus gritos e insultos no me aleje ni un centímetro de su lado, lo que hizo que su odio hacia mi creciera... o eso creía yo, hasta que la noche antes de llegar al puerto ¡Me beso! Me siento como una dama al revelar esto, pero ella fue capaz de hacer lo que yo no había tenido el valor de hacer, besarla. No obstante, pareció arrepentirse pronto, demasiado pronto.

Los milagros se acumulan, primero sobrevivíamos a la tormenta, después encontrábamos tierra, los tretu nos llevaban al puerto y qué casualidad, allí estaba atracada nuestra expedición. Una sensación agridulce me invade, es la primera noche que pasamos bajo un techo tras nuestra aventura y yo extraño a Camille, extraño sus gritos, sus insultos, su sonrisa, su respiración por las noches... lo extraño todo de ella...

Hoy debería ser el día más feliz de mi vida y sin embargo me siento un desgraciado. Me he comprometido, me he comprometido con la mujer que amo... pero ella me detesta, odia nuestro enlace, y yo me siento una basura.

No he sido capaz de volver a hablar con ella, quizás si hablara con ella... pero no, me enfadó tanto que me comparara con el ruin del señor Ducheir... aunque la verdad mis insultos tampoco fueron leves... ¿qué va a ser de nosotros?

Acabamos de embarcar de regreso a casa. Celebramos una discreta boda y ... quizás no debí beber tanto, pero estaba nervioso, muy nervioso. Sabía lo que tenía que hacer, pero no sabía cómo. Pensé que sería más fácil, mis amigos siempre se pavoneaban, enumeraban sus conquistas y pregonaban su placer, pero cuando Camille me suplicó que parara no pude, no podía parar y saber que le hice daño... soy un monstruo.

Nuestra relación parece haber mejorado un poco, o por lo menos de puertas para fuera. Llegamos a casa y mis padres quedaron encantados con ella. Cuando Camille no está yo no puedo evitar hablar todo el tiempo de ella, contarles lo inteligente que es, lo bien que se le dan las plantas... Pero ella parece continuar reacia a mi compañía, y yo cada día la necesito más.

De verdad que no sé qué hago mal, pasamos una semana sin apenas pelear, riendo y trabajando juntos ¡Hasta nos besamos! Creí que por fin había roto las barreras, pensé que había conseguido entrar, pero no. Yo estaba emocionado, había sido un día maravilloso, mi relación con Camille había dado un salto enorme, Laura se había enterado de que estaba embarazada y mis padres me habían escrito prediciendo buenas noticias... pero al llegar al cuarto Camille volvía a ser un tempano de hielo y yo un estúpido que se ha quedado sin armas para seguir luchando.

Cada día comprendo menos las cosas que suceden, intento comunicarme con mi mujer, pero es como hablarle a una pared. Camille ya no comparte habitación conmigo, ni siquiera finge que le agrado delante de la gente. Su desplante es tal, que hasta mi padre me ha preguntado hoy qué le he hecho. Y eso mismo me pregunto yo ¿Qué he hecho? ¿Qué puedo haber hecho para que me trate de esta forma?

Hoy ya no he podido aguantar más, ¡Me ha acusado de ser impotente delante de Dunk! Menos mal que mi amigo se lo ha tomado con humor... Parece que después de nuestra conversación todo ha quedado solucionado.

¿Qué demonios intenta el señor Remilgren? Comprendo que Camille es preciosa y no lo culpo por sentirse atraído por ella, pero de ahí a sus miradas y gestos. Hoy mismo los he encontrado muy cercanos en el jardín... yo... yo ya no sé qué puedo hacer ¿Y si Camille está enamorada de él? ¿La dejo ser feliz? ¡No!, no podría soportarlo.

Lo que las apariencias esconden (3° Libro  Saga VERDADES OCULTAS)Where stories live. Discover now