Aniversario Parte 2

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Estamos a las afueras de New Jersey, para ser más específicos lleve a Juls a la ciudad de Nueva York a un elegante restaurante Francés. Yo opte por ponerme el vestido negro que me dio Juliana como aniversario combinándolo con unos tacones plateados y poca joyería. Juliana por su lado traía un vestido rojo oscuro y se ve malditamente bien en ella.

-Val, podemos pagar este lugar?-Pregunta Juliana mirando el menú y probablemente cada precio de los platillos.

-Estoy sacando a mi bebé por nuestro aniversario... así que al diablo los precios- le digo provocando una sonrisa en ella por primera vez en todo el día. El mesero se acerca para tomar nuestra orden y opto por hacerlo yo, ya que conozco de estas cosas.

-Vamos a querer la pechuga de codorniz con Shiitake de champiñones para comenzar, después serán los medallones de ternera en salsa de frambuesa y trufa y las vieiras con puré de corazones de alcachofa- termino sintiendome de nuevo con todo el dinero del mundo para pagar esto. Incluso el mesero me felicita por mi elección.

-También será la botella de Lafite- digo cerrando el menú pero Juliana aun lo ve y se acerca a mí.

-Amor ese vino cuesta 550 dólares- aclaro mi garganta y lo pienso dos veces.

-Mejor dos copas de vino tinto de la casa-

Terminamos nuestra comida la cual le fascina a mi esposa porque en cada nuevo bocado hace un sonido como si fuera lo más rico que ha probado. Termino el último plato y lo hago a un lado mirándola en silencio.

-Todavía no estás fuera de peligro-Me dice ella como si pudiera leer mi mente.

-Pero me estoy acercando no?- le pregunto, pero antes de que conteste vuelvo a hablar.

-Quieres bailar?- pregunto de la nada y ella sonríe como si fuera una broma.

-Val, no creo que aquí se pueda bailar- dice ella mirando a su alrededor donde a lo lejos solo hay un señor mayor tocando el piano

-Claro que se puede... vamos- le digo levantándome y tomando su mano para ponerla de pie. Me acerco a ella y pongo una de mis manos en su espalda baja y la otra la entrelazo con mis dedos bailando lento; acercándola a mí lo más posible.

-Nada mal para una vendedora de New Jersey- dice ella provocando una sonrisa en mí.

-Tengo mis momentos- le digo percatándome que algunas personas nos miran así como el pianista que me da su aprobación.

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Terminamos el postre y la última copa extra de vino; limpios mis labios y miro a Juliana igual de feliz que yo.

-Voy a decir algo que probablemente pueda empeorar donde estamos, pero tengo que decirlo- Ella asiente despacio.

-Siento que vivo la vida de alguien más, quiero decir era una persona que tenía todo arreglado, no dudas, no lamentos-

-Y ahora?- pregunta ella

-No sé, No tengo todo arreglado- digo encogiéndome de hombros, alegre de que no estemos discutiendo esta vez

-Yo tampoco-dice ella de repente y la miro de nuevo.

-Pero siempre te vez tan segura-

-No crees que hay mañanas en las que me despierto...y me pienso ¿Qué diablos hago en New Jersey? Mi oficina es un basurero, yo contesto mi propio teléfono y... has visto mi cheque de pago?- dice riendo y provoca la misma risa a mí, vamos quiero decir que a solo recibe un porcentaje muy bajo de sus casos... prácticamente nada.

-Me imagino que tipo de vida tendría si no nos hubiéramos casado. Entonces me doy cuenta que tendría que borrar cosas en mi vida de las que estoy segura. Tú, los niños... buenas cosas- dice con un suspiro mirando hacia un punto muerto como si estuviera imaginándolo todo.

-Tu de que estas segura?- me regresa la pregunta y no tengo siquiera que pensarlo.

-En este momento, estoy segura que no hay otro lugar donde preferiría estar que aquí...contigo-

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La minivan se estaciona fuera de un edificio tipo ingles que parece salido de un libro de Harry potter...encantador, muy bien mantenido y elegante. Subimos las escaleras de la mano pero cuando llegamos al departamento y meto la llave cargo a Juliana para entrar con ella en brazos y pateo la puerta para cerrarla.

La dejo de nuevo en pie para tomar la botella de champaña que compramos antes de venir y tomo dos copas de la cocina botando el corcho.

-Sabes que la champaña me hace hacer locuras-dice Juliana con una sonrisa que me mata.

-Entonces llenare tu copa- le digo literalmente llenando ambas copas y pasándole una.

-Feliz aniversario amor- Le digo chocando despacio su copa para no tirar el líquido.

-No sé cómo lo hiciste, pero lo lograste- dice ella acercándose a mí y besando suavemente mis labios.

-Entonces ya no dormiré en la casa del perro?- pregunto bromeando y ella niega con la cabeza.

-Incluso puede que esta noche tengas suerte-

-Eres tan hermosa- le digo fuera de contexto acariciando su rostro con mi otra mano

-Acabo de decirte que vas a tener suerte- ella sonríe un poco nerviosa por mi mirada pero estoy en otro estado mirándola

-Dios mío, todo este tiempo, nunca deje de amarte.- acaricio su cabello como sé que a ella le encanta.

-Eso es todo lo que quería escuchar- dice acercándose despacio para tomar mi labio inferior en un beso suave.

Nos separamos solo un poco para que ambas pudiéramos botar nuestros zapatos y quitarnos los abrigos, me incline de nuevo para atrapar sus labios. Mi respiración se atascó cuando sentí la punta de su lengua rozar mi labio inferior y automáticamente abrí mi boca para dejar que su lengua entrada.

Envolví mis brazos alrededor de su cintura para tener en algo con que sostenerme y ella hizo lo mismo en mi cuello atrayéndome cada vez más cerca si era posible. Me separe para poder respirar y tome su mano para llevarla al dormitorio; antes de poner cerrar la puerta ella me jalo a la cama y me empujo colocándose arriba y mi corazón dio un vuelco.

Era demasiado atractivo tenerla de esa forma, siendo tan activa y agresiva conmigo en verdad me encendía. Aproveche que su vestido se había subido por la posición en que estábamos y acaricie sus piernas casi solo rozándolas pero podía percibir la piel de gallina en respuesta. Nuestros labios se conectaron de nuevo pero era un beso más caluroso y desesperado, intente girarla un par de veces pero ella siempre volví a ponerme sobre la cama.

Logré sentarme con ella aun encima de mí para poder deshacerme de su vestido y ella también del mío, así logre tener un montón de piel con la cual trabajar pero me vi deslizando mis manos en mi sitio favorito, su trasero, deje mis manos solo ahí creando un tipo de tensión hasta que sentí que ella mordió un punto sensible en mi cuello y mis manos por instinto apretaron la zona que previamente estaba masajeando provocando un gemido de su parte.

Nos deshicimos de la ropa faltante y nuestros labios se encontraron de nuevo. Cada beso era embriagador y la realidad supero por mucho mis expectativas. Cada toque y sonido que su boca y manos emitían me hacían quererla más. En ningún momento dejamos de compartir besos o cualquier muestra de afecto, pero en algún momento tuvimos que desmayarnos y podría decir que sin pensarlo, fue de lejos, la mejor noche de mi vida.

Juliantina Vidas cruzadasWhere stories live. Discover now