Cap.30

1.2K 149 22
                                    

Lo primero que sintió Felicia al entrar a la mansión fue una mirada muy intensa, tan intensa que incluso Primo le apretara la mano minuciosamente. Ella solo acomodo su mano en su brazo como respuesta.

El único signo visible que Felicia dio al emisor de la mirada fue un parpadeo lento, desinteresada. Acostumbrada a las miradas y murmullo de las personas, solo se dejo guiar por la sala. En muy poco tiempo los guardianes se dispersaron, el único quedo fue G.

No hace falta decir, casi ninguno en Vongola fue remotamente cubierto por la mascara ¿De que sirve un antifaz si ya tienes rasgos que te caracterizan? Casi, porque el único que pasa desapercibido es Alaude. Con su pelo rubio platino que más de uno tiene y su esmoquin negro.

— Te noto muy relajado, señor Vongola — Dijo Felicia, ni se esforzó en ocultar su sonrisa divertida tras el suspiro de Primo.

— Es una fiesta de disfraces, mi lady — Respondió, asintió agradecido a su mano derecha cuando le entrego un vaso de vino — Y bueno, normalmente soy rodeado de inmediato al entrar. Debo agradecer tu magnifica presencia.

Odio la cortesía y la formalidad en estas fiestas, tienen que alargar tanto una oración para decir 'Gracias' — Pensó Tsuna, Felicia rió entre dientes llevando una copa a sus labios.

A diferencia de la mayoría de los hombres, por alguna razón a las mujeres solo se le deja tener sidra con muy poco alcohol. Aliso su vestido con una mano, miro vagamente a la fiesta, encontró a Odette con bastante facilidad.

Rodeada de hombres jóvenes, juega con su cabello mientras agita sus pestañas y rebota sobre sus pies, estas actuando como una excelente señorita risueña y Tsuna no pudo evitar preguntarse donde aprendió todo esto. Reborn. Como siempre.

— La cumpleañera debe entrar cerca de las nueve o nueve y media — Soltó G, una de sus manos en su bolsillo, parece abstenerse de sacar un cigarro y abandonar la fiesta. Solo esta ahí porque tiene que acompañarlos, o más bien, tiene que vigilar a los gemelos.

— Pensé que la cumpleañera ya estaba presente — Por la mirada, no agrego pero no fue necesario hacerlo dado el tarareo de Primo. La sonrisa agria de sus acompañante le dio otra idea — Creo que si hubiese estado en presente me abría dado cuenta ¿Verdad?

— Ciertamente, mi lady.

— ¡Felicia!

Se dio media vuelta justo para atrapar a Odette, quien se abalanzo para un abrazo. Felicia la sostuvo con problemas, observando todas las mirada que Odett se robo de camino hasta donde están. Todo el salón. E igual que todo Vongola, la mascara de la rubia no hizo su trabajo en ocultar su cara. Los grandes ojos celeste y pestañas rizadas dificultan el trabajo.

— ¡No sabes cuantas personas hay en este lugar! — Exclamo sonriendo, acomodo su cabello mientras que no es soltada del abrazo. Tsuna se dio cuenta que debe estar creando una escena al seguir abrazándola, dos mujeres tan íntimamente juntas en esta época creara unos rumores que ninguno de ellos quiere manejar — Oh, los señores son tan amables conmigo. Se han ofrecido para enseñarme a manejar a caballo o bailar danzas típicas de Italia.

Situaciones que requieren contacto físico cercano, demasiada cercanía. La caldera de la protección surgió con un burbujeo fuerte en la boca de su estómago. A Felicia realmente no le importan unos cuantos rumores más hacia su persona. Pero eso dañaría la imagen de Odett, quien esta buscando activamente un marido.

Se alejo de Odette con una sonrisa fácil y una palmada en la cabeza, un acto cariñoso pero no romántico algo como una hermana.

— No hay nombres esta noche, señorita — Dijo Primo, la resignación se mostró en su tono. Odett rió tímida y retorció su cabello, miro a Primo a través de sus pestañas.

Era yo || Khr.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora