«tres»

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ASTRID

Seis meses han pasado desde que Shea no está. Seis meses de sobrellevar todo yo sola. Seis meses sin mi mejor amigo. Seis largos meses sin mi otra mitad, mi mejor mitad. Eso es lo que Shea Theodore siempre será, él es mi otra mitad.

—Mami. —la vocecita de nuestra hija suena al otro lado de la puerta de mi habitación.

—Pasa cariño. —rápidamente me seco las lágrimas y bloqueo mi teléfono para que ella no vea la razón por la que estoy llorando.

La foto de bloqueo de pantalla es de mi y su padre en el día de la boda de Christopher y Montse. Fue un día muy difícil, tenía muchas emociones encontradas, y ver a Joel con Danna no ayudó... pero ahí estaba Shea, sacándome una sonrisa. El fotógrafo de la boda nos tomó una foto mientras bailábamos, y él se burlaba de lo terrible que lo hacía, al vernos en esa foto nos miramos felices.

—¿Tengo que ir a la escuela? —mi pequeña pregunta con una mueca en su rostro.

—Por supuesto que si. —examino su reacción y presiento que algo está mal. —Ezrha, ¿que pasa? —le acaricio el cabello.

—Extraño a papá. —juega con sus deditos y mi corazón se hace pequeño.

—Yo también lo extraño mucho, amor. —la tomo en mis brazos, cargándola por unos momentos. —y te apuesto que el también nos extraña a nosotros... pero sabes, él nos está cuidando. —le doy una sonrisa. —desde allá arriba. —ambas sonreímos al techo. —ahora vamos señorita. —la pongo en el piso de nuevo. —no hay que llegar tarde al colegio. —la tomo de la mano, caminando hacia el garaje.

Ezrha entra al auto y se acomoda en su asiento mientras que yo entro al lado del conductor.

—Me encanta tu vestuario. —la vuelvo a ver por el espejo retrovisor y me da una sonrisa.

—Gracias. —acomoda su cabello. —papá me compró este hat. —dice en inglés, como todas las palabras que no sabe decir en español.

—Creo que te quería vestir como Selena todo el tiempo. —agrego mientras salgo del garaje.

Como la flor... —ella empieza a cantar desafinadamente y sonrío. —con tanto amor... —la acompaño. —me diste tu, se marchito, me marcho hoy. —cantamos como Shea se la enseñó. —yo se perder... pero ay ay ay como me duele. —me río con ella por unos segundos antes que me de nostalgia.

Conduzco para el colegio en dónde nos encontramos con Montse y sus hijos. Mi pequeña  Ezrha sale corriendo del auto hacia dónde está Aisha. Camino para dónde ellos están y saludo de beso en la mejilla a mi amiga.

—Musa. —ella me da una sonrisa.

—Hola Solnyshko. —

—Mami. —Ezrha regresa a mi. —te amo. —me abraza las piernas, como puedo me agacho hasta su altura y la abrazo fuerte.

—Te amo. —le susurro.

El timbre de la escuela suena y todos los niños entran a sus respectivos salones. Montse me vuelve a ver, dándome una mirada de simpatía y ¡odio que la gente me vea así! Si, entiendo que quedé viuda joven, y seré madre soltera, pero la lástima de la gente me hace sentir peor. Se que ella no lo hace con esa intención, pero mi mente a veces no puede diferenciar.

—¿Como estás? —

—Todo bien. —asiento con mi cabeza. —un día a la vez. —ella me sonríe al escuchar esa frase.

Shea la usaba conmigo. El siempre me decía "Astrid si todo se te hace mucho, tómatelo un día a la vez, y si un día a la vez se te hace mucho, tómatelo un hora a la vez, y si una hora a la vez se te hace mucho, tómatelo un minuto a la vez, y si un minuto a la vez se te hace mucho, tómatelo un segundo a la vez."

Overtime +18 Joel Pimentel - Christopher VélezWhere stories live. Discover now