«cinco»

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MONTSE


—Mami, ¿Donde están los malvaviscos con chocolate? —pregunta Aisha desde la piscina con Ezrha a su lado.

Elevo una de mis cejas y miro primero a mi hija y luego a mi sobrina. Christopher camina dentro de la casa y espero no vaya por las dichosas cositas bañadas de chocolate.

—Cuando salgan y pasen veinte minutos, podrán comer. —

Escucho los pasos detrás de mí y sin mirar hablo. —Christopher Vélez, si estás con esas cosas te juro que ni tú podrás comer una. —amenazo y mi hijo carcajea a mi lado.

Los pasos de mi esposo vuelven dentro de la casa y sale luego de unos minutos, seguro ya se comió por lo menos unas dos.

—Parece como si papá no comiera nunca, si sale y traga todo de seguro la gente piensa que lo matas de hambre. —comenta Catriel. Río con ganas por qué siempre su padre me hace pasar vergüenzas. Desde que tengo recuerdos con su padre, río o reniego.

—Traidor. —susurra mi esposo al pasar por su lado.

Mi hijo sonríe un poco y levanta su mirada, los lentes negros que lleva marcan más sus rasgos pálidos y finos, su sonrisa hace que se parezca más a su padre: es la misma sonrisa que tiene Aisha. Los rasgos del señor Vélez están totalmente marcados en mis dos hijos. Aunque Catriel se parezca un poco más a mi, tiene un carácter un tanto especial, no es muy reilon cómo quisiera, es más serio.

Christopher está delante de la piscina y las dos niñas ríen mientras él las tapa.

—Si no te levantas de ahí ahora mismo hoy no pediré pizza, hasta que termine el mes ustedes tres comerán solo vegetales hervidos. —Chris se levanta de delante de las niñas y los Tres están con sus bocas totalmente embarradas de chocolate y sus mejillas llenas a tal punto de parecer ardillas con nueces en sus mejillas.

Ni mi esposo ni las dos niñas mueven sus bocas, miro a mi hijo y veo que los mira de forma acusadora.

—¿Esta noche podemos comer ensalada de fruta con jugo de naranja? En vez de pizza. — propone. Miro delante y los tres lo fulminan con la mirada. Adoro aliarme con mi hijo.

—Claro mi amor, eres el único que me hace caso. —hablo.

Los gruñidos se hacen presentes por que saben que yo sí cumplo los castigos que pongo. Así que por no hacer caso van a sufrir. Teniendo en cuenta que mi hija y su prima adoran el queso extra en la pizza y Christopher no es precisamente un hombre pequeño -y come todo lo que encuentra a su paso - estoy segura que intentará pedir una pizza. Ocultaré los teléfonos hasta media noche.

Mi esposo vuelve a sentarse a mi lado en la misma tumbona que yo, me abraza por la cintura mientras se apega por completo.

—¿Enserio no habrá pizza? —hace un puchero y lo fulminó con la mirada. Se resigna y cambia de tema —¿cómo crees que estén Ash y Joel? —me pregunta. Me encojo de hombros y vuelvo la mirada hacia mi libro de Jane Austen "Orgullo y Prejuicio" pongo el separador y cierro el libro.

—Sinceramente e maldecido tanto a ese hombre que estoy segura que tuvo las orejas rojas por mi ira hacia él. Sé que es el amor de su vida, pero hay veces que pienso que fue su primer amor. No su amor verdadero. —Chris se queda callado por un lapso de tiempo.

—Sabemos que ella sufrió mucho, en verdad hasta yo lo ví. Le hablé sobre que debía sobrellevar las cosas, pero el único que podría ayudarla como se debe en este momento sería Shea, pero no está. Si ella decide volver con él, allá ella, sabe que te tendrá a ti y a mí, además de esas dos niñas y Triel, no estará sola. —

La seguridad con la que me habla me deja un poco más relajada, pero eso no quita el hecho de que no quiero a Joel Pimentel jodiendo la felicidad de mi amiga. La dejó mal, y salió con esa perra interesada.

Siempre he querido lo mejor para mí amiga así que a él no lo quiero cerca de ella.

Pero si ella quiere volver, estaré aquí para ella. Aunque primero la putee y le de una madriza, voy a estar.

—Iré ha hacer unos emparedados de queso y jamón, ayúdame a hacer jugo de lima. —Chris y yo entramos a casa mientras veo que no hay nadie, desde que tenemos empleados y llegamos a los domingos, la casa se siente extraña. Más sola.

Chris pela la cáscara de la lima y lo mete al agua para luego licuarlo, yo hago los emparedados y veo por la ventana que Catriel se ha unido a las dos niñas a la piscina. Los brazos de mi esposo me aprisionan contra la mesa de granito. Muerde ligeramente mi cuello y siento como mi traje de baño se humedece entre mis muslos.

—Este traje te queda de puta madre. —gruñe mientras se restriega contra mi centro de placer. Santa cachucha.

—Tenemos unos minutos. —hablo mientras me doy media vuelta.

Él sonríe tan radiante como siempre y dejó que me tome encima de la mesa, ni siquiera nos molestamos en quitarnos todo, recorro mi traje a un costado y él saca su masculinidad para luego meterla en mi sin cuidado.

Nuestro arrebato es rápido y fuerte, quisiera decirle que me folle en el mismo piso de nuestra cocina, pero me detengo por qué tengo tres niños a unos metros de nosotros y normalmente Aisha no soporta estar sin vernos por mucho tiempo. A menos que sea para estar en el colegio.

Nos arreglamos entre jugueteos y besos apasionados. Nunca me canso de este hombre.

Salimos con dos charolas mientras les digo a mis hijos que salgan a comer un momento.

Nuestra tarde se pasa en reír y jugar, aparte de que se les lea un poco, como cada tarde.

Ya en la noche todos nos vamos al sofá, Ash me manda un corto mensaje de "Llegó en poco" y dejó que Aisha y su prima elijan la película mientras que con Catriel hacemos la ensalada de frutas, Chris exprime las naranjas y luego los pongo en vasos con la ensalada.

Escucho cómo la puerta se abre y los chillidos de las dos niñas se escuchan como alarmas.

Salimos con los vasos y veo a mi amiga con su hija en su regazo y con mi hija sentada a su lado.

Su mirada me deja algo intranquila, pero no parece a punto de entrar en colapso. Eso es buena señal, ya hablaré mañana con ella, seguro necesita procesar la información primero.

Vemos El Rey León en silencio. Y cuando termina le pido a mi amiga que se quede, al fin y al cabo, tiene una habitación aquí.

Aisha y Ezrha se van al cuarto de mi hija, mi amiga al suyo, Catriel al suyo y al final, me voy con Chris al nuestro.

—No está en colapso, seguro no le fue tan mal. O quizá no le fue nada mal. —hablo mientras me cambio por un camisón de algodón rosado.

—Mañana seguro te cuenta. —me informa mi esposo.

Me acurruco a su lado y caigo primero en mi sueño, pero esta vez, en vez de un sueño. Me toca una pesadilla.




......

Disculpen nuestra tardanza 🙈 esperamos que les guste el capítulo ♥️🖤

Overtime +18 Joel Pimentel - Christopher VélezOnde histórias criam vida. Descubra agora