«nueve»

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JOEL

Tres meses han pasado desde que volví a ver a Astrid y nuestros hijos se volvieron mejores amigos. Jaiden se ha vuelto el protector de Ezrha, y me da nostalgia saber que en un momento yo tuve la oportunidad de ser el protector de Astrid, y lo dejé pasar. Nada ha pasado entre ella y yo estos meses, desde el principio me dejó en claro que no quería que los niños se dieran cuenta de nuestro pasado. Y estuve de acuerdo con ella hasta un punto, pero ahora que he compartido mas tiempo con ella y nuestros hijos me doy cuenta que grandiosa madre sería ella para Jaiden.

—¿Papá? —mi hijo llama mi atención y por su expresión se que me ha estado llamando por algún tiempo ya, y yo no lo había escuchado.

—Dime. —

—En la puerta hay alguien quien dice ser mi mamá. —

Al oír esas palabras mi cuerpo entra en una especie de shock. ¿Qué carajos hace Danna aquí?

—¿Papá? —mi hijo vuelve a repetir y esta vez hago el esfuerzo de concentrarme en lo que está diciendo.

—Jaiden, ve a tu habitación, no salgas de ahí hasta que yo llegue, ¿entendido? —

—¿Ella es mi mamá? —Jaiden pregunta con los ojos llorosos.

—No mi amor, ve a tu habitación, yo resolveré esto. —le doy una sonrisa mientras camino con el al pasillo que va hacia su habitación.

Tomo una bocanada de aire antes de dirigirme a la puerta principal, donde se que Louise tiene a Danna. Por mi mente pasan todos esos meses en los que tuve que discutir con Danna cuando estaba embarazada, y se que una discusión de ese tamaño se viene ahora. Cuando se fue, sabía que no regresaría, ella no quería ser madre y no estoy seguro de porque ha regresado, aunque tengo mis sospechas.

—¿Le puedes decir a tu criada que me deje pasar? —Danna dice en cuanto entro al vestíbulo de mi casa. —¿qué no sabe quien soy? Yo soy la madre del niño y por ende debes de tratarme con respeto...—

—No eres la madre de nadie. —interrumpí antes que dijera algo mas. —renunciaste a ese derecho cuando nos abandonaste cuando él nació. —me cruzo de brazos. —ni siquiera dejaste una explicación en una nota, aunque no hay una explicación válida para que nos abandonaras... ¿qué haces aquí? —pregunto con tanto odio en mi voz.

—Bájale un poquito a tu tonito. —dice con aires de grandeza. —quiero hablar como dos personas adultas, y tu atacándome no es la manera. —vuelve a ver sus uñas pintadas.

—¿Qué quieres? —repito entre dientes, tratando de controlar mi ira.

—No es obvio, —me vuelve a ver con una sonrisa fingida. —nuestro hijo... —

—Ni se te ocurra acercarte a él. —la interrumpo antes que pueda decir cualquier otra locura.

—Es mi hijo, ni tu ni nadie puede evitar que yo lo vea.. o que me lo lleve. —

—Por favor, se que no lo quieres a él, dime que quieres... ¿dinero? —pregunto en un tono sarcástico, tratando de lastimarla.

—Eres inteligente amor mío. —sonríe de oreja a oreja. —me conoces... —

—Lo único que te interesa es el dinero. —

—Si. —acepta sin vergüenza alguna. —pero también estoy aquí por Aidan...—

—Jaiden. —la corrijo con rabia en mi voz.

—Oh, perdón. —dice en un tono burlón, y me dan ganas de sacarla de nuestras vidas de la misma manera en la que ella se fue cuando Jaiden nació. —sabes, —sigue diciendo mientras mira la casa en donde estamos. —he pensado mucho estos años, y cometí un error al irme y dejar a A-Jaiden contigo. —frunzo el ceño porque no le creo ni una palabra y me lo demuestra con lo que dice después. —hubiera tenido la vida de una reina si me lo hubiera llevado conmigo... te hubiera sacado tanto dinero. —suspira, como si estuviera meditando la vida que hubiera tenido si se hubiera quedado.

Overtime +18 Joel Pimentel - Christopher VélezWhere stories live. Discover now