DIECISIETE

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Me estaba preparando para la fiesta de aniversario de los Nam, a la que iría como la cita de Tae-hyun. Cuando mi madrastra me había hecho esa visita en mi momento más bajo, ella se derrumbó, mostrando más emoción de la que jamás hubiera creído que fuera capaz de hacer.

El negocio estaba en problemas, dijo, y mi padre se encontraba mal. La fusión era la única forma de salvar el negocio y continuar su legado. Si fallaba, entonces todo fallaba conmigo, y nos quedaríamos sin nada. Ella no creía que su marido sobreviviría a eso.

Ella me rogó, me suplicó, que aceptara su plan. – Finge. Pretende. Lo que sea necesario. Pero no mates a tu padre.

Era una manipulación emocional lo suficientemente fuerte para trabajar, y ahora estaba allí, listo para presentarme ante las familias unidas como el novio de Nam Tae-yun. No importaba que no hubiera visto al hombre desde el fin de semana del mes pasado. Que nunca hubiéramos cruzado una palabra desde entonces. Los arreglos se hicieron a través de nuestras familias, y tenía que asistir a las ocho en punto, listo para dar un beso a la boca de mi amado novio.

Podría vomitar, sinceramente. Elegí mi corbata más fea.

Un fuerte rasguño en mi puerta me llamó la atención. Era frenético, asustado.

Fui a la puerta y me sorprendí y abrumé al ver a Ji Yong allí. Al principio, si no fuera por su olor, no habría reconocido al lobo gris y moreno que tenía delante, goteando sangre, jadeando por respirar.

Volvió a ponerse de pie, y se quedó desnudo delante de mí, cubierto de moretones, allí estaba. Era Ji Yong, pero no el Ji Yong que recordaba, engreído, encantador y lleno de vida. Estaba roto, tanto físicamente, como profundamente en sus ojos. Me suplicaba, en silencio, que lo ayudara.

Olvidé cómo respirar. Olvidé cómo hablar. Tiré de Ji Yong dentro y lo acerqué a mí, manteniéndolo apretado durante más tiempo.

Ji Yong se estremeció contra mí. Se sentía tan pequeño. No sabía exactamente por qué estaba temblando, solo que estaba asustado y me necesitaba y, en lo más profundo de mi alma, como alfa, sabía que yo era el única que podía ayudarlo.

Ji Yong se aferró a mí por un tiempo, y lo dejé. Envolví una manta alrededor de sus hombros para cubrirlo un poco, lo llevé al sofá y lo dejé sentarse, prácticamente en mi regazo, temblando en la seguridad de mis brazos. Esperé a que se calmara, acaricié su suave cabello y besé la parte superior de su cabeza.

- Estás a salvo. – Le susurré. – Está bien.

Ji Yong asintió, aturdido, mirando por las grandes ventanas de mi ático.

- Sé que probablemente te estés preguntando por qué me fui.

Eso era un eufemismo, pero esas palabras fueron obviamente difíciles para que Ji Yong las dijera, así que solo asentí en silencio, y esperé.

Él me miró nerviosamente, así que lo tranquilicé.

- Sea lo que sea, estás a salvo aquí.

- Lo siento. Soo Hhyuk es un ex cliente mío. Un alfa. Se volvió pegajoso, acosando, amenazándome, pero no lo tomé en serio hasta que te amenazó a ti. Se presentó en tu mansión y amenazó con hacer una escena frente a tus padres, y no quería hacerte eso a ti. No pude. Lo entiendes, ¿verdad?

Traté de contener mi ira, pero apreté a Ji Yong más cerca de mí, luchando contra las ganas de ir y encontrar al alfa y asesinarlo al tranquilizarme con el olor de Ji Yong. Lo respiré hasta que estuve seguro de que él no iba a ninguna parte, y luego hablé.

- Lo entiendo. – Admití. – ¿Pero fuiste con él? ¿Te subiste a su auto?

- Estaba amenazando todo, todo lo que sabía que no podías perder.

Ji Yong tenía razón, tenía que admitirlo. – ¿Dónde has estado? – Pregunté, frotando lentamente su cuero cabelludo.

Él hizo una mueca, y me di cuenta de que su cabeza debía estar adolorida. Parecía una mierda. Quería levantarme y cuidar de él, pero estaba acurrucado tan firmemente encima de mí que no podía hacerme.

Aún no.

- En casa. – Admitió. – Me prohibió incluso que me tocara alguien más. Dijo que arruinaría tu vida. Se mantuvo acechándome, mirándome. Y yo no sabía si siquiera querrías verme, después de cómo me fui.

- Oh, Ji Yong. – Lo besé suavemente, con cuidado de su labio partido.

– Te busqué. No tenía idea de cómo encontrarte.

Ji Yong tragó con aire de culpabilidad. – Lo sé. Y yo venía a ti, cuando... él entró a mi apartamento. Se puso violento cuando se dio cuenta de a dónde iba, y trató de follarme, pero no lo dejé, así que él...

Mis manos se apretaron en puños. – ¿Te golpeó?

Él había golpeado a mi compañero. Y yo quería golpear a Soo Hyuk por eso. Sentí una rabia profunda, ardiente y primitiva.

¿Cómo se atrevió a golpear a mi omega? No tenía derecho a acercarse a Ji Yong, a quien definitivamente había marcado como mío, y mucho menos para herirlo, romperle la piel y derramar su sangre.

Ji Yong asintió, sangrando y aterrorizado, y lo levanté suavemente. Lo llevé al baño, y fue lo más íntimo que jamás habíamos tenido, él temblaba ligeramente, pálido y un poco más delgado que la última vez que lo había visto. El último mes había sido duro para los dos. Abrí el agua para calentarla y enjuagué suavemente la sangre, inspeccionando su cuerpo.

Mientras lo limpiaba, la furia ardía en mis venas, luchando con el deseo de proteger a mi omega. Quería más que nada ir a Ji Yong, encontrar a Soo Hyuk allí y destrozar todo su cuerpo.

Cuando toqué sus moretones, él tomó mi mano.

- Sé lo que estás pensando. Pero te digo que no. No esta noche. Empeorará las cosas, y todo lo que quiero, todo lo que necesito ahora, es la protección y la comodidad de mi alfa. Mi compañero.

Lo miré fijamente. Fue dicho ahora, esta cosa que ambos sabíamos. – ¿Como lo descubriste? ¿Quién te lo dijo? – Pregunté.

- Nadie tuvo que decirme. – Me aseguró. – Simplemente puedo sentirlo, puedo sentirlo cada vez, en cada respiración que tomo.

Sentí que él entendía. Como nos entendimos. Me incliné y casi nos besamos, pero Ji Yong se echó hacia atrás, agarrando sus costillas, cerré la ducha y lo envolví suavemente en una toalla.

Sus habilidades de curación se iniciarían pronto, pero eso no hacía que fuera menos agonizante ver a mi omega dolorido de esa manera. Lo llevé de vuelta al sofá y le vendé las costillas con fuerza para que pudieran sanar en su lugar. Ya no estaba temblando, solo estaba sentado en silencio, pensativo, sus ojos caramelo me seguían por la habitación mientras iba a buscarnos una bebida a los dos.

Abrí una botella de whisky para calmar nuestros nervios, pero Ji  Yong negó con la cabeza y levantó la mano, rechazando el vaso. Fue entonces cuando me di cuenta. Ji Yong tenía su mano colocada protectoramente sobre su bajo vientre. Busqué en sus ojos, preguntando sin palabras, y Ji Yong tragó, asintiendo.

- No estoy seguro. – Admitió en voz baja, y ante la preocupación en sus ojos, él no estaba seguro de cómo yo podría tomar la noticia, pero mi corazón se elevó incluso con el pensamiento. – Quiero averiguarlo juntos.

『임대 오메가 』 » OmegaverseWhere stories live. Discover now