Capítulo cuatro

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Weasley
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De regreso a la Madriguera, la cocina de los Weasley estaba llena de energía y movimiento. Ya era de madrugada cuando los Weasley pudieron informar al Ministerio y contactar a las personas que se necesitaban para poder iniciar la búsqueda de Ron. Sin embargo ahora las cosas estaban en pleno apogeo, a pesar de que solo eran las ocho de la mañana.

—Bill, ¿qué tienes? —indagó Arthur a su hijo mayor mientras entraba por la puerta.

A pesar de que Bill, que había alcanzado la mayoría de edad durante su sexto año, apenas comenzaba su último año en el Hogwarts, y Charlie quién recién comenzaba su quinto año, Arthur los sacó de la escuela durante el fin de semana para que puedan ayudar en la búsqueda de Ron. Si algo le había enseñado la guerra a Arthur, era a no subestimar a los magos jóvenes, y él sabía que sus dos hijos mayores serían de gran ayuda, a pesar de que aún no eran magos completamente calificados. Bill, por ejemplo, tenía varios contactos útiles que consiguió durante su pasantía en el banco Gringotts; él había pasado las últimas dos horas llamándolos.

—Un cierto grupo de duendes en Gringotts ha estado codiciando ese anillo que heredé del tío Bilius durante años, así que lo ofrecí como recompensa para cualquiera que nos traiga a Ron sano y salvo. Dos de ellos me dijeron que comenzarían a rastrearlo inmediatamente. Las noticias se propagan rápidamente alrededor de Gringotts, por lo que habrá mas duendes tratando de adelantarse a los otros en la "competencia".

—Muy bien, Bill —felicitó el Sr. Weasley apretando el hombro de su hijo en señal de agradecimiento. Estaba lleno de orgullo por como su hijo mayor se había ofrecido voluntariamente a renunciar a su posesión más preciada sin siquiera pestañar.

El propio Bill no pensó dos veces sobre entregar el anillo, estaba demasiado preocupado por Ron. Bill nunca lo admitiría a nadie más que a sí mismo, pero él era mucho más protector con Ron que con sus otros hermanos menores. Después de todo, el niño había sido traumatizado de por vida con arañas, casi murió por hacer un Juramento Inquebrantable, y también tuvo un agujero en la lengua, todo por culpa de las travesuras de los gemelos.

Su madre siempre estaba tan ocupada, que a menudo él se tenía que encargar de cuidar a Ron cuando ella estaba ocupada o distraída. La idea de que Ron corriera solo por el frío y sin sus uñas, lo ponía más molesto de lo que podía expresar con palabras.

Bill fue sacado de sus incontables pensamientos de preocupación cuando su hermano Charlie sacó la cabeza del fuego de la chimenea.

—Acabo de hablar con mi amigo de la Reserva de Criaturas Mágicas de la que me ofrecí para trabajar el verano pasado, me dijo que tiene un par de lechuzas de seguimiento que ha estado entrenando y estuvo de acuerdo en enviarlos a buscar a Ron. También me dijo que su novia tiene un criatura que puede ayudar. Él no me dijo que era, así que creo que es uno de sus cruces ilegales, pero me prometió que es inofensivo.

—¡Excelente! —se alegró el Sr. Weasley levantando sus cejas— ¿tienes más contactos?

Charlie sacudió la cabeza con pesar mientras hacía una mueca.

—Él era la última persona que pensé en contactar.

—Está bien —tranquilizó el Sr. Weasley dándole unas palmadas en la espalda— Ojo-loco quiere algunos recuerdos de la familia. ¿Crees que podrías darle algunos? Quiere ver como Ron actuaba cuando Molly y yo no estábamos, eso le dará una idea de como piensa él.

Charlie asintió obedientemente y subió donde Ojo-loco lo esperaba.

Arthur había sorprendido a sus compañeros del Ministerio de no solo haber contado con la ayuda de Dumbledore con el caso de su hijo, sino que también había logrado que Ojo-loco saliera de su retiro para ayudar en la búsqueda. El Sr. Weasley puede no haber sido un miembro oficial dentro de la Orden del Fénix en la primera guerra; ya que él tenía que ser mucho más, dado el hecho de que tenía una horda de niños indefensos en casa con su esposa, pero sin embargo, siempre encontraba formas de ayudar en incógnito, lo que le hizo ganar muchos aliados útiles.

¡Ya he tenido suficiente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora