¡Ya he tenido suficiente!

Capítulo catorce

Mientras la seguridad
se encuentra detrás
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Ron no vio qué animal lo había atacado hasta que volaron sobre él en la espalda de Buck. Estaba mareado, se sentía adolorido y extraño, pero pudo concentrarse lo suficiente para verlo bien. Ladraba y gruñía mientras corría debajo de ellos, su pelaje oscuro casi se mezclaba con la noche.

«Debe ser un grim», pensó Ron. Su cabeza se sentía extraña, como la vez que los gemelos habían jugado a los "sanadores" y le habían dado una dosis doble de poción de pimienta.

Era un perro grande con pelaje oscuro y dientes que ardían como fuego. Eso es lo que Percy dijo que era un grim. Ron se preguntó si moriría en veinticuatro horas, como lo había hecho su tío Billius. El pensamiento no lo asustó tanto como debería. Se sentía demasiado cansado para tener miedo. Buck lo estaba llevando a un lugar seguro y lo único que realmente podía hacer era apoyarse en las plumas mientras Harry lo llamaba por su nombre, tratando de hacerle preguntas. El dolor se disparó desde el antebrazo de Ron cuando Buck golpeó una bolsa de viento. Se desmayó y Harry gritó cuando Ron casi se cae del hipogrifo. Se aferró a Ron y Buck mientras la criatura los llevaba a un lugar seguro.

Se sintió como si solo hubiera pasado un segundo cuando Ron abrió los ojos, aunque su cuerpo se apresuró a informarle que había estado fuera por un tiempo. Se sentía pesado, como si una piedra lo estuviera presionando contra un colchón. También le dolían la cabeza y el estómago.

—¿Ron? —ese fue un susurro asustado.

Ron gimió.

—¿Ron?

Abrió los ojos cuando alguien le sacudió el hombro.

Harry estaba allí y parecía asustado.

—¿Ron? —se ahogó.

—¿Qué pasa? —preguntó Ron débilmente.

—Te mordieron —dijo Harry, con los ojos muy abiertos.

Ron sintió dolor en su brazo derecho al recordar. El grim, había sido atacado por un grim.

—¿Estás bien? —Ron le preguntó a su amigo mientras luchaba por sentarse— ¿Dónde estoy?

—En el pub de Fletch —susurró Harry.

Ron asintió, finalmente se enderezó.

—¿Estás bien? —repitió. Harry lucía como si algo andase mal con él; estaba tan pálido.

—Sí —dijo Harry, pero no parecía que le estuviera diciendo la verdad a Ron.

—¿Qué pasó? —preguntó Ron. Su brazo le dolía lo suficiente como para darle ganas de llorar, pero los niños no lloraban. Nunca. Especialmente frente a un amigo que se veía tan pálido e incómodo.

—Fletch dijo que debería dejarlo explicar —dijo Harry, sin mirarlo a los ojos.

Ron estaba a punto de hacer más preguntas cuando una sensación aguda, como un puñetazo en el estómago, lo golpeó. Se llevó las manos al estómago, sintiéndose mal.

—¿Qué pasa? —preguntó Harry.

—Necesito el baño ayúdame —gruñó Ron, tratando de levantarse.

Harry puso a Ron de nuevo sobre sus pies e hizo que Ron pasara un brazo alrededor de su hombro.

El dúo bajó con cuidado las escaleras. Era muy tranquilo, no se alquilaba ninguna de las salas del bar en ese momento y no había clientes a esa hora del día.