La galaxia más brillante

5. Una serpiente orgullosa

Nota de autor: Ni el universo de Harry Potter ni estos personajes me pertenecen. Yo solo he creado una bonita historia sobre esta pareja.

Andrómeda

Cuando se despertó a la mañana siguiente, Andrómeda sentía que no había dormido realmente. No importaba la comodidad de su cama con dosel verde, o que sus compañeras de habitación ya le hubiesen observado como si perteneciese a la mismísima realeza, sus sueños fueron atemorizantes y la despertaron sudorosa y fría.

En ellos aparecía Ted y mientras ambos hablaban agarrados de la mano aparecía Bellatrix al lado de sus padres. Antes de que Andrómeda le gritará a Ted que corriera y se salvará, su padre avanzó y con un hechizo levitante arrastró al muchacho hasta alejarlo de ella; antes de que Andrómeda lo ayudará como tenía pensado, su hermana le agarró de los brazos y la obligaron a ver como torturaban a Ted hasta el momento en que su padre la miro y dijo: — Estoy decepcionado de ti. Esto es lo que debes hacer con la podredumbre antes de que se esparza. ¡Avada kedavra!

Incluso mientras se bañaba con agua caliente podía sentir el frío, el grito que se había atorado en su garganta y lo más terrible era que veía el rostro de Ted, inmóvil y con los ojos abiertos mientras caía muerto a sus pies. Ni siquiera podía explicarse el por qué le importaba tanto lo que le sucediera. Ella sabía que Ted era un simple sangre sucia cuyo destino debía ser la muerte para poder purificar de nuevo la sociedad mágica, pero entonces ¿Por qué se sentía tan asustada de lo que pudiese ocurrirle?

Andrómeda se convenció de que en realidad ella estaba más asustada de lo que sus padres y hermana mayor hicieran con ella al enterarse que había hablado y tratado como un igual a alguien como Ted, así que se recompuso fácilmente y salió del baño para afrontar a sus compañeras de habitación.

En Slytherin había pocos estudiantes nuevos, muchos de ellos de las familias con mayor renombre y poder del mundo mágico. Afortunadamente para Andrómeda, ella tenía el placer de compartir habitación con Alecto Carrow y Annelisse Yaxley, personas que su padre considerarían apropiadas para un futuro cercano: Ambas tenían hermanos con los cuales se podrían dar una propuesta matrimonial con cualquiera de las hermanas Black.

— Es impresionante ¿No? —Mencionó Annelisse mientras descendían por las escaleras de su dormitorio de camino a la sala común— El castillo es bastante grande y he oído que cuando las fiestas como Navidades y Halloween llegan, decoran todo impresionantemente.

Alecto era bastantes tramos más alta que Annelisse y Andrómeda, por lo que la frase de "mirarte desde arriba" no venía con ella en vano. Si Andrómeda se daba cuenta, no era muy bonita: Tenía la piel tan pálida que parecía enfermiza, sus ojos estaban separados el uno del otro y sus dientes frontales eran torcidos. Estaba segura de que para sus padres no sería fácil acomodarle un matrimonio apropiado.

— No es como si alguna de nosotras fuera a quedarse durante el receso escolar —Murmuró mientras notaba a varios niños que esperaban a hermanos mayores o primos dentro de la casa.

Annelisse encogió unos hombros pecosos de una forma que a la madre de Andrómeda le darían escalofríos: — ¿Qué tiene de malo quedarse aquí solo para ver las decoraciones?

— Nuestros padres no permitirían, a menos que fuera algo realmente importante, el que Andrómeda y yo nos quedemos en una escuela bajo la atenta mirada de un fanático a los impuros como Albus Dumbledore.

Andrómeda giró a tiempo para ver a Bellatrix recargada sutilmente en uno de los sofás de la sala común. Su negro cabello estaba recogido en una coleta alta que resaltaba las finas facciones de la familia Black, así como aquellos profundos ojos cafés que se encontraban tenuemente maquillados. Andrómeda no pudo evitar notar que la mayoría de los estudiantes se cuidaban de no pasar delante de ella, por lo que no le costó adivinar que sentían un temor reverencial por su hermana mayor similar al que ella expresaba.